Primer partido del Mundial de Clubes para River que al clasificar por ser campeón de América, comienza el torneo a partir de las semifinales, al igual que el Barcelona, campeón europeo.
Claro está que el equipo de Napoleón llegaba como favorito al encuentro, pero teniendo en cuenta que para equipos argentinos, los equipos pre-final de una competencia de éstas características nunca fueron fáciles. Y ésta, obviamente, no iba a ser la excepción.
Bajo un marco excepcional de hinchas cantando, en un grito que cruzaba el Atlántico y llegaba desde Japón hasta el corazón de cada hincha riverplatense en la Argentina, el libertador más importante de la historia pisaba fuerte en tierras asiáticas, buscando hacerse con el demonio del mundo.
El partido fue una continuación de lo que venía siendo River durante el último semestre del 2015: un "ni", que por momentos era más "no" que "sí", y por momentos al revés.
Lo que si que no fue (gol), fueron los tres peligrosísimos tiros al arco del conjunto japonés, los cuales despejó el actual ídolo de River, Marcelo "Trapito" Barovero. Tres atajadas de enorme calibre: una saliendo a achicar en un 1 vs 1 contra el delantero, otra que fue un terrible bombazo que se colaba por arriba, pero que despejó con la punta de los dedos. Y la última y más increíble, cuando sacó una media vuelta bárbara que iba al lado del palo, estirándose en un milisegundo para poder evitar la caída de su arco.
En el segundo tiempo, River mejoró y me acuerdo perfectamente que, aunque estaba dormido y al mismo tiempo con ataques de hipertensión por el partido, casi me tiro por la ventana cuando Mora se erró un gol increíble, con todas las letras.
Pero cuando Mora no hace una, siempre está Alá: con una fórmula parecida a la de su primer gol con la banda roja, Lucas consiguió el primer tanto del partido por medio de un centro de Tabaré Viudez que cayó al área en busca de la cabeza de Maidana, el cual chocó directamente con el arquero produciendo un rebote que fue capitalizado desde las alturas por Alario, que solo tenía que empujarla al fondo de la red. El pibe de Tostados (Santa Fe), pasó en tres meses de estár en Colón (con respeto a la gente de Colón y al club), a meter un gol en un Mundial de Clubes jugando para River, y convirtiendo también otro gol en la mismísima final de América.
Con la conquista de la joven figura de River, la armada napoleónica estaba lista para hacerle frente al todopoderoso Imperio catalán, cuyo poderío ofensivo se centralizaba en el tridente Messi - Suárez - Neymar, y que contaba con el mejor jugador del mundo en cada posición, y con el más grande de todos los tiempos, para así conformar un equipo prácticamente invencible.
Pero soñar es gratis, y todos nos ilusionamos con ganarle al Barcelona y arrebatarle el trono, para proclamarnos como el mejor equipo del mundo.
Además, cabe destacar que para la final el número de gente riverplatense iba a duplicarse prácticamente ya que todos los que sacaron la entrada sólo para la final, iban junto a los que ya habían estado en el primer encuentro.
Ahora River estaba a un paso de conquistar el mundo, con la satisfacción de jugar contra el Barcelona.
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¡Gracias TOTALES!
RandomRiver cumplió un ciclo que empezó allá por 2014, cuando el equipo de Ramón Díaz consiguió el torneo local de aquel año, y que terminó en Japón, jugándonos el dominio del mundo contra el mejor equipo de la historia. En este tiempo el conjunto de Núñ...