Cuando estuvimos en la vereda de las casas, él soltó mi muñeca y se giró para mirarme.
-Ya llegamos, my lady. –Dijo haciendo una leve reverencia, aun así, no quité mi cara de póker. -¡OI! Al menos sonríe.
Por un momento me quede en silencio y luego dije. –Gracias, por acompañarme. –Levemente hice una pequeña reverencia y luego me hice a un lado para caminar hacia mi casa, negando a que dijera alguna cosa más.
Cuando entre a la casa, deje la mochila en algún sofá y rápidamente fui a la habitación de mi hermano.
-Ya es tarde, tienes que levantarte. –Le dije mientras abría las cortinas color verde. –Tienes que ir a comprar algunas cosas.
Él ni siquiera se inmuto, o más bien me ignoró.
-¡Anda ya! –Chillé lanzándole un zapato y mi hermano lanzó una grosería. Bufé saliendo de su habitación y camine hacía la mía.
Cuando entré lo primero que hice fue abrir la puerta que daba hacía la habitación del vecino, pero solo es para que entrará algo de aire.
Rápidamente me saque la falda del instituto, quedando en calzas cortas, mi mirada se posó en el gato blanco que tenía una mancha negra en el ojo como si fuera un parche que entro a mi habitación, inmediatamente camine hacía el para tomarlo en brazos.
-¡Hippo! –Exclamé y acaricié un poco el lomo del animal, el cual reacciono ronroneando ante la caricia.
A los minutos lo deje nuevamente en el suelo para sacarme mi blusa y quedar en brasier. Suspiré tocando las marcas de quemadura que tenía desde hombro hasta el codo.
-Al menos ten en cuenta que al lado tienes un vecino hombre. –Volteé hacía donde venía la voz y me encontré al pelirrojo sin camiseta asomado por el balcón. Inmediatamente enrojecí. -¿Qué te sucedió...? –Preguntó mientras se quedaba mirando mi brazo derecho y como pude tome lo primero que estaba sobre mi cama. Aunque él inmediatamente no dijo nada más.
-Oye... ¿Qué debo comprar? –Preguntó mi hermano mientras entraba a mi habitación. Dirigí la mirada hacía Ethan, y este estaba mirando a Dylan con los ojos entrecerrado. –Está mal espiar a las chicas. –Dijo.
-Está mal entrar a una habitación sin tocar. –Contraatacó el pelirrojo.
El de cabellos negros se encogió de hombros, ignorándolo.
-N-nota, mesa, ahí. –Balbuceé y rápidamente me puse y abotone mi blusa.
-Bien... -Dijo, y luego se dio la vuelta para irse, aunque añadió. –Entrena bien a tu perro, está atormentando a mi hermana.
Desvié la mirada hacía el suelo por unos segundos y luego miré al pelirrojo.
-¿Te dan miedo los perros grandes? –Preguntó con tono de curiosidad, mientras me miraba ladeando su cabeza.
-Lo siento. Solo es que desde pequeña me ataco uno.
-AAaaaaaah, con que lo digas todo mejor. –Dijo con entusiasmo. –Deberías superar tu miedo, pero es cuestión tuya. En todo caso, no te disculpes.
-. . . Está bien. –Asentí y por unos segundos ambos nos quedamos en silencio.
-¡Oh! Por cierto, el tupper. –Dijo y luego desapareció.
Suspiré y termine de arreglarme la ropa. Miré hacía mi cama e Hippo estaba acostado ahí, así que aproveche y acomodé algunas cosas que estaban desordenadas.
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Flower boy next door.
FanfictionAhí estaba yo, observándole como siempre. Cada mañana viendo cómo se levanta y corre las cortinas. Debía admitirlo, su cabello rojizo era demasiado lindo sobre todo de esa manera desordenada, se veía... sexy.