Capítulo 11

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Inmediatamente el pelirrojo se levantó al escuchar la voz de mi padre, aunque claro para no dejar que algo como esto se diera a sacar a la luz, rápidamente me ayudo a levantarme.

Suspiré y sacudí mis ropas y camine arrastrando mi bolso por el suelo.

-¿Cuándo vendrá Ronal? –Preguntó mi madre y mi piel se erizo.

-C-creo que la semana entrante, dudo que pase aquí el fin de semana. –Respondí.

-Solo para estar seguras quédate en nuestra casa, o en la de Leila.

-Leila está ocupada este fin de semana. –Dije.

-O, en mi casa puedes quedarte. –Sugirió el de cabellos rojizos, y mi padre lo amenazó con la mirada.

-Está bien, estaré bien aquí. No sucederá nada.

-Marian, cariño. Estoy preocupada por ti. –Habló mi madre mientras me miraba con ojos de cordero degollado. –Oh, por cierto. ¿Por qué estás tan roja?

-Por nada. –Respondí en un hilito de voz y luego deje todo en el suelo para echarme en el sofá.

-¿Y tú, querido yerno?

-Igual, por nada. No pasó nada, de nada. –Oí que respondió y luego lo escuche caminar hacía la sala.

-Bueno, ya que estamos cerca de la hora del almuerzo, iré a comprar algunas cosas, volveré luego. –Anunció mi madre, y los tres respondimos /o más bien ellos dos respondieron/ con un 'Esta bien'

-Papá puedes descansar si quieres. –Le sugerí mientras me acomodaba en el sillón.

-Iré afuera, ustedes seguramente deben charlar sobre lo que hablaron en el coche. –Dijo. –Iré a descansar un poco, o no sé. Adiós.

Y luego de eso, solamente se retiró y todo quedo en absoluto silencio.

-¿Estás enojada? –Escuché preguntar al pelirrojo.

-Claro que... no... no sé, no creó.

-Puedes reclamarme.

-Ese es el problema, ahora no puedo reclamarte.

-¿Por qué no? Y sobre lo de la otra vez cuando Leila vino, ahora sabes que no te veo de esa manera. No es que sea trigo limpio, pero no quiero que te dejes llevar por malos comentarios.

-Fui intimidada hasta ahora, ¿crees que por simples comentarios me dejaré llevar?

-No lo sé, siempre inventan cada cosa.

-¿Cómo qué? ¿Qué eres el hijo rico de un conglomerado?

-Eso si lo soy.

-Oh... bien, ahora dirán que soy caza fortunas.

Él solamente soltó una pequeña risa. –Como sea, sobre eso... mi padre es el dueño del hospital, por eso.

-¿En el que estuve? –Pregunté y el de ojos ámbar asintió.

-Técnicamente es tu hospital en donde te haces los análisis y ahí tienes todo, por eso se me ha hecho fácil llenar tus papeles.

Ok. Esto es suficiente, no necesito saber más.

-Entiendo... entiendo. –Asentí repetidamente y él hizo lo mismo que antes, posar su dedo índice en mi frente.

-Una sola vez es suficiente. –Sonrió.

Por un momento otra vez permanecimos en silencio, hasta que pude preguntar.

-¿Es cierto lo que sucedió con la novia de tu amigo?

Flower boy next door.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora