Capítulo 17

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-¿Nana?

-Sí... Nana.

-Que nombre.

-Es un peluche, no tienes por qué decir eso.

-Si tú lo dices...

-Sí, lo digo yo. Volvamos por favor. –Pedí y luego suspiré mientras que los dos salíamos de mi habitación.

Algo que realmente detestaba es que vinieran a registrar o ver mi habitación; será un niño, pero detesto que hagan eso.

Las dos horas que aquel niño estuvo en mi casa se pasaron muy rápido, y agradecía eso.

-Realmente no necesitas ayuda, estás mejor que la semana pasada. –Comenté mientras revisaba su cuaderno y luego le mostraba esté. –Solo repasa la formula, y has los mismos ejercicios.

Solamente lo observé asentir mientras tomaba su libreta. –Entonces... gracias. Avisaré como me ha ido en estos exámenes.

-No hay problema, recuerda descansar primero ante todo. –Dije, ayudándolo a guardar sus cosas.

Poco después le acompañe hacia la puerta, abrí está y cuando miré al frente, me encontré con el pelirrojo.

-¿Qué haces aquí?

-Pues... sabes, había... olvidado... que hoy es mi día libre y... quería pasarlo contigo.

-Han pasado dos horas. –Arqué una ceja, y me cruce de brazos.

Suspiré, realmente Dylan estaba empezando a divagar, y yo solo me estoy riendo en silencio, y claro que la charla podría haber durado, pero el que Ángel aclarara su garganta, hizo que él se callara rápidamente.

-Y tu pequeño, ¿quién eres? –Preguntó el de cabellos rojizos al de cabellos castaños mientras se inclinaba levemente hacia este.

-Ángel. –Respondió automáticamente, frunciendo leve el ceño.

-Vaya, vaya. Espero que no estés intentando nada con mi novia.

-¡Claro que no! –Alzó la voz, apenas enrojeciendo.

-Algo me dice que has hecho algo que no debías. –Comentó ahogando una risa el de ojos ámbar. Por ese momento el menor se quedó en silencio.

-Fui... a su habitación... -Murmuró, encogiéndose en su lugar.

-¡Tú! ¡Pequeño entrometido! –Soltó un resoplido exagerado, mientras le daba un "leve" golpe en la cabeza al niño.

-¡Ay! ¡No seas bruto! –Se quejó, sobando en lugar del impacto.

-Ya paren los dos.

-Pero.

-Pero nada. Ángel, tu madre está afuera esperándote, adiós.

Él solamente se despidió murmurando un "adiós" junto con un pequeño movimiento de cabeza.

A lo pronto que aquel niño se fuera Dylan se arrojó a mí, estrujándome entre sus brazos.

-¿Puedo quedarme a dormir?

-¿Realmente necesitas preguntar?

-Bueno, ya sé que sí. –Empezó a reír y luego los dos entramos nuevamente a la sala de estar, aunque solo fue por unos segundos que me soltó, nuevamente me abrazó, escondiendo su rostro en el hueco de mi cuello. – ¿Estás sola verdad?-Preguntó, en un murmuro.

-Mhmh...sí. –Respondí encogiéndome un poco en mi lugar al sentir su aliento contra mi piel. –Lo estoy. –Confirme y sin perder el tiempo él me tomó en brazos yendo rumbo hacia mi habitación.

Flower boy next door.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora