Capítulo 9

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Y a tropezones lo seguí.

Como es obvio no sabía que tenía en mente, hasta que llegamos al estacionamiento de la escuela.

-¿Tienes licencia? –Pregunté y él tomo mi bolso para guardarlo en el portaequipaje.

-Claro que sí. La tengo desde los 16 años. –Me respondió y luego cerró todo y abrió la puerta del acompañante e hizo que me sentará.

Suspiré resignada mientras me recostaba sobre el respaldo del asiento.

Él a los segundos volvió y luego encendió el auto para ir a quien sabe dónde.

-¿A dónde iremos? –Le pregunté pero él no quito la mirada del camino

-A un lugar. –Dijo. –Leila luego te dará la tarea.

-Somos menores. –Aclaré. –No podemos estar afuera del instituto.

-Ya cumplí mis 18. Es bueno haber nacido antes. –Respondió y luego suspiró. –Ya no me preguntes nada más.

-Pero.

-Pero nada.

Inflé mis mejillas mientras me cruzaba de brazos y me quedaba en silencio.

A lo poco me quede dormida, y el de ojos ámbar tuvo que despertarme.

-Tienes un mal hábito. Solo deberías dormirte en tu cama. –Dijo y luego se bajó, para ir hacía la puerta del acompañante.

Hice una mueca y abrí la puerta, para bajarme.

-Deberías haber dejado que te ayudara, ¡soy tu novio! –Rezongó y luego hizo un pequeño berrinche. – ¿Tomas mi brazo? –Dijo mientras ofrecía el mismo.

-No. –Respondí mientras empezaba a caminar, pero al mirarlo de reojo y ver que hacía un mohín había hecho que soltará una pequeña risa.

Y a los segundos el pelirrojo me alcanzó y tomó mi mano mientras empezábamos a caminar por la pequeña feria.

Era una suerte el no tener uniformes.

Luego de haber vagado por una media hora, ambos decidimos ir hacía un puesto de comida, él dijo que iría a pedir algo y que lo esperara sentada a un lado.

Así lo hice hasta unos minutos, en el que el volvió con un par de latas de gaseosas y dos sándwiches.

-Te podría haber ayudado a pagar. –Le dije mientras desenvolvía el sándwich del nylon.

-Te he secuestrado yo, al menos deja que pague por lo que te invito. –Sonrió al decir eso y luego le di una pequeña mordida al sándwich de jamón y queso. –Aparte, tu bolso esta en el maletero. –Dijo con algo de comida en la boca, y yo hice una leve mueca de asco para luego desviar la mirada a otro lado.

Pero a este punto él tenía razón, mi cartera estaba dentro de mi bolso y solo tenía a mano mi móvil.

Suspiré y luego de dejar la mitad de mi sándwich, tome la lata de gaseosa y cuando me la mire para abrirla esta ya estaba abierta.

-Gracias... -Murmure, y luego le di un sorbo.

De todos modos luego de una breve charla terminamos de comer. Y algo que me ponía nerviosa era el que debíamos hacer ahora.

Para mí, todo esto es nuevo y como dije antes, no sé qué hacer o sentir.

-Debes estar relajada. –Dijo llamando mi atención. –Eso debes hacer. Relajarte, dejar ir todo.

Flower boy next door.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora