Capitulo 2

173K 6.6K 1.2K
                                    

- ¡Te tocó con el más mujeriego de todos!- me gritó Soph.

-Si, pero él no intentará nada conmigo.

-¿Segura? ¿Y como por qué ese no intentaría nada contigo? ¡Le gustan todas!- afirmó.
Eso era verdad, no había chica que él no fuera capaz de ignorar. Le gustaban rubias, castañas, con el pelo rojizo, hasta incluso lo vi con una chica que llevaba el pelo de color verde. Eso si, nunca lo había visto con una chica más de una vez, eran como algo del momento, "descartables" según él. Salvo por una chica...

-uno: es amigo de mi hermano, códigos. Dos: el chico tiene novia. Y tres, nunca estaría con alguien como él.

-si, y aún no puedo creer que sigan juntos, ¡esos dos no se quieren!

Valeri, la chica más insoportable de todo el mundo, es alta, de ojos negros y pelo rubio, teñido, obvio.
Es incluso más bruja que la novia de mi padre.
Pero, él la quiere y son novios.

¿Eso te pone triste?

Te ignoraré esta vez.

-Amiga, no sé en qué anda pensando tu cabecita, pero hoy va un chico súper sexy a tu casa, así que hay que comprar ropa interior de encaje.

-No pienso comprarme nada-dije segura.

A demás, ¿para qué quería yo que ese tipo me viera linda? Es inútil negar que es un chico, dentro de todo, apuesto, pero de todas formas, no hay persona que deteste más en la vida que a él. Es todo lo que odio de la gente. Es como si todas esas características odiosas se juntaran en una misma persona, eso es Ian.

Sin darle mucha importancia a los comentarios de Sophi, seguí caminando hasta llegar a mi casillero, tomé mis libros, los coloqué en la mochila y otra vez, sin mirar ni prestar atención a nada ni nadie, caminé hacia la puerta, donde me esperaba mi hermano ya dentro del auto.

••••••♡••••••

Entré a mi habitación y lo ordené un poco. No habían muchas cosas fuera de lugar ya que yo acostumbraba a ordenar todo la noche anterior para llegar a mi cuarto y tenerlo todo como a mi  me gusta. Lo único que admito no puedo hacer es la cama, simplemente es algo que no me sale. Sé que no es necesario estar recibido de físico cuantico para armar una cama, pero yo en mis 16 años no he logrado armarla sin terminar tirada sobre ella leyendo un libro o simplemente durmiendo. Por esa razón, decidí hacer la cama siempre antes de acostarme, pero , esta vez tendría que ser diferente, puesto que el odioso vendría hoy y no ando con ganas de escuchar sus comentarios idiotas. Por esto me armé de valor y con todas las fuerzas del mundo me dispuse a armarla.

Veinte minutos después, me dirigí al baño.

Al salir, opte por ponerme unos jeans claros, un sueter suelto de abrigo rosa con rayas color cremita y azules, y por ultimo unas vans color bordó.
Mi cabello lo dejé suelto a un costado y listo. Estaba lista para esperar al idiota.

Miré mi relój... 19:10.Tenía tiempo, así que decidí acostarme en la cama con los audífonos puestos y me dispuse a escuchar una de mis canciones favoritas, Cheerleader.

El tiempo pasaba y el chico no llegaba. La verdad es que no sé por qué me sorprendía, ya que no tenía fama de llegar temprano a los lugares.
¿Qué esperabas?¿Puntualidad?

Ya eran las 22 y nada. Ahí comprendí que no iba a llegar.
Me puse mi pijama y me dirijí a la cocina para buscar algo de comer. Tomé una manzana y un vaso de leche, no tenía mucha hambre a decir verdad .
Luego subí, me acosté y al poco tiempo me quedé dormida.

5:30 AM

Número desconocido

Lo siento, pero no podré ir a terminar el trabajo

Ese debe ser Ian.
Idiota, ¿en serio me estaba diciendo esto a las cinco de la madrugada? Era obvio que ya no iba a poder venir, estuve toda la noche esperándolo, ¿para qué? Si nunca se molestó siquiera en avisar antes.

Para número desconocido

Y claro que no, ya pasaron más de 9 horas y estaba dormida

Apoyé el celular con fuerza contra la cama y al instante volvió a prenderse la pantalla.

De número desconocido

Ya qué
Chau enana

Dejé el celular en mi mesa de noche y me volví a dormir mientras por mi mente aparecían diversos insultos con los cuales podría definirlo perfectamente.

•••••♡•••••

-Agustina!- gritó Lucas desde el otro lado de la puerta.

Me moví incómoda en la cama y como en un intento de dejar de escuchar su molesta voz coloqué mi almohada por encima de mi cabeza. Espero que esto no se le haga costumbre porque de lo contrario tendré que recurrir a la violencia.

-¿ Y ahora qué quieres?-pregunté molesta, al ver que no iba a detenerse.

-¡El instituto!- insistió.

¿El instituto?...El instituto.

Me levanté rápidamente y fui al baño casi corriendo.
Cuando terminé me dirijí a la cocina y tomé una manzana, al mismo tiempo que me iba colocando la remera.

-¡Voy, voy!-grité desde la cocina, mientras iba dando zancadas hasta que por fin llegué al auto, pero como no todo puede salirme medianamente bien, me caí justo cuando iba a entrar. Me levanté rápidamente y subí al auto.

Esto es todo culpa de Ian, si hubiese llegado cuando dijo no estaría con este sueño. Llegaba a las 20 y se iba justo para que yo pudiera tener mis tan deseadas ocho horas de sueño.

Bajé rápidamente del auto y me dirigí corriendo al baño, me miré en el espejo y si, estaba horrible.
Saqué un poco de maquillaje de mi cartera, un poco de corrector de ojeras, máscara de pestañas y listo.

Salí del baño con una sonrisa muy rara, parecía loca, pero no me importó, yo me sentía linda.

-¿De qué te ríes, Cibrian?-preguntó Ian a mis espaldas.

Di un pequeño salto y lo miré. Genial, no aparecía cuando tenía que aparecer pero si cuando nadie lo necesitaba.

-¿Te asusté?-preguntó con una sonrisa falsa- Lo siento.

-Púdrete-le dije y seguí caminando. O eso intenté, ya que el orangután me tomó del bazo haciendo que lo mirara.

-Hoy si tenemos que hacer el trabajo- dijo despreocupado, como si con solo esa frase yo ya olvidaría el hecho de que me dejó plantada.

-Hoy soy yo la que no tiene ganas.

-Agustina- gruñó apretando su agarre.

-Me estás lastimando-dije.

Su cara se desfiguró y me soltó rápidamente.

-Yo... lo siento-dijo y se fue.

En mi cabeza solo estaba la idea de que Ian se había disculpado. Nunca había escuchado salir esas palabras de su boca, y menos si se trataba de mi.

Mi Princesa... Todo Fue Una ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora