Mi Princesa... Todo Fue Una Apuesta

Capitulo 8

Se acercó a mí tan rápido como pudo, pero yo salí corriendo hasta llegar al estacionamiento. Justo cuando  estaba por llegar a la parada me alcanzó.

-Agus, Agus, mírame.

No le hice caso y continué con mis ojos clavados en la vereda gris.

-Agus.

Lo miré y no pude evitar soltar unas cuantas lágrimas. ¿En qué momento permití que esto ocurriese?

-No llores-suplicó acercándose más a mí.

-Aléjate.

Se acercó más.

-Agus-susurró.

-¿Qué? ¿Qué mierda quieres? ¿Quieres estar conmigo solo para usarme? ¿Qué es lo que quieres?- me acerqué más a él- ¿Quieres jugár conmigo? Eso te gusta, ¿no? Hacer eso con todas.

No pude evitar soltar unas cuantas lagrimas cuando las palabras salían con odio de mi boca. No eran por tristeza ni desilusión, eran por odio, por enojo e importancia. Estaba enojada con él, si, pero también conmigo misma por haberme permitido bajar esa barrera que yo misma había construido al rededor de mi corazón.

Me miró con asombro.

-¿Y ahora qué? ¿Nunca te habían enfrentado las putas con las que te acuestas? Lamento comunicarte que yo no soy una de ellas y nunca me acostaría con un tipo tan asqueroso como vos.

Mis palabras parecieron causar el efecto deseado, odio.

-¿Eso es lo que crees de mi? ¿Crees que me acuesto con las chicas por diverción? ¿Crees que si tuviera a alguien que me amara lo seguiría haciendo? ¿Crees que dejaría a esa persona por unas noches? ¿Eso crees?-preguntó molesto- No tengo a nadie que me ame de verdad, mi madre, solo ella lo hace, pero es un amor que, quiera o no, va a sentir. Núnca nadie me amó de otra manera y por elección propia. Nunca una mujer me miró a los ojos y me dijo "te amo".

Me acerqué a él y cuando iba a darle un abrazo se apartó.

-No quiero tu lastima Cibrian-dijo seco.

Y así se fué.