Después de hablar con ese cazador impertinente, seguía mi camino. Todo fue con tranquilidad hasta que me encontré un hermoso claro con unas preciosas flores. No sé muy bien por qué, pero me dirijí hacia ese claro a recolectar flores. Allí pasé un buen rato de paz y tranquilidad hasta que... Cuándo quise regresar... No podía... No sabía volver...
-Pareces pérdida pequeña- dijo un chico, de más o menos de mi edad, que estaba apoyado en un árbol.
Tenía una sonrisa burlona en su rostro... Qué fastidio... Otro hombre arrogante... Esta vez no se lo permitiré, ¡él tiene mi edad! ¡No tiene derecho a hacerlo!
-Mi nombre no es pequeña, así que te agradecería que no me llamases así. Ahora, si me disculpas, tengo cosas que hacer- me dispuse para salir de ahí hasta que sus palabras me frenaron en seco
-Por ahí no es el sendero...- comentó el chico con un poco de impertinencia en sus palabras. En verdad me está enfadando- Si necesitas mí ayuda dímelo y, si me lo ruegas, tal vez te ayude y te deje vivir.
-¡Quién te crees que eres! ¡No te tengo miedo!
En el instante que pronuncié la última palabra, me encontraba contra un árbol; acorralada por ese chico... ¿Cuándo...? ¿Cuándo lo hizo?
-¿Y qué me dices ahora? ¿Tienes miedo?- su tono seguía siendo enfadoso pero, había otra característica... ¿Intimidante? No... No era intimidante sino... Hipnótica...-¿Qué pasa? ¿Tienes tanto miedo que no puedes hablar?- no podía hablar... Las palabras simplemente no salían- En verdad, pequeña ¿te asusté?
-Roseatte...- él me miró estrañado mientras le decía esas palabras mirando fijamente a sus ojos dorados con mis ojos verdes- Ya te lo he dicho... Mi nombre... No es pequeña... Sino Roseatte...- fueron las únicas palabras que logré pronunciar
Se quedó sorprendido ante mis palabras. Después de un par de segundos en silencio, él se echó a reír. ¿Qué era tan gracioso? Simplemente me molestó que me volviese a llamar de esa forma... Pero tan cerca de él, me di cuenta de los arañazos de su cuerpo y de los diferentes tatuajes que poseía... Quedé anonadada ante semejante personaje.
-¡Jajajaja! ¡Eres una persona interesante!-decía mientras se llevaba la mano a la barriga. Debió reírse demasiado- ¡¿Eso fue lo qué te molestó?! ¡¿Tú nombre?!- comentaba mientras volvía a reír. Aún seguía sin comprender que le hacía tanta gracia... Pero... Todavía quería preguntarle algo...
-¿Cuál es él tuyo?- me miró extrañado. Creo que no sabe a que me refiero-Tu nombre... Tu sabes él mío, pero yo no sé el tuyo...
-¿Mi nombre? Yo no tengo un nombre...-contestó a mi pregunta. ¿Cómo que no tenía nombre?-Pero...-continuó diciendo- Si me quieres llamar por un nombre... Tal vez podría ser...- de repente se quitó su capucha haciendo visibles unas orejas de cánido y, cuándo se quitó la chaqueta que le llegaba hasta casi las rodillas, pude notar una cola... Él era...- LOBO...
CONTINUARÁ...
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Notas de la autora: Aquí os dejo el tercer capítulo, lo dije en el primer capítulo pero lo vuelvo a decir: soy pésima con las descripciones de personajes. Imaginaos al lobo y Caperucita a vuestro gusto. Mientras conserve las descripciones que dicto está bien que desatéis vuestra imaginación.
Gracias por leer y... Hasta el próximo capítulo...
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Caperucita Roja Y El Lobo... ¿Feroz?
Fanfic¡ATENCIÓN!: Esta historia es un relato alternativo del cuento popular "Caperucita Roja y El Lobo". Va a ser relatada desde el punto de vista de Caperucita, pero con un transfondo más fantasioso que el cuento original. Gracias por su atención. =====...