Capítulo 20: "Venganza"

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No podía ser así... No podíamos terminar así... Esta historia... Se suponía que iba a acaba bien, ¿verdad? Entonces... ¿Por qué se fue? ¿¡Por qué el destino lo alejó de mi lado!?

-Bueno... Y ahora me ocuparé de ti...

Antes de dejarle hacer otro movimiento ya cogí la daga de bronce y me puse por detrás de ella amenazándole por el cuello.

-¿Qué crees que estás haciendo? Sabes muy bien que yo no me doblego ante las amenazas.

-Si... Lo sé... Pero tu bien sabes...-le rasgué el cuello con el cuchillo. El dolor fue tal que soltó la pistola que tenía firmemente agarrada- que yo no dejo nada a medias.

Cuándo tuve la oportunidad la estampé contra un árbol y seguía manteniendo la daga en su cuello, pero esta vez por la parte de delante.

-No le irás a hacer daño a tu abuelita... ¿Verdad? Vas a tener compasión...

-No esperes de mí lo que tú no le otorgaste a él...

Dije con una voz gélida. Entonces le clavé la daga en el pecho y la retorcí de tal forma que le provocase un dolor aún más intenso. Después la dejé tirada en el suelo desangrándose y agonizando de dolor.

- Me da igual si vives o si mueres, pero si te vuelvo a encontrar viva, no esperes volver a ver la luz del día.

Entonces recogí tanto su arma como la mía y las llevé en la cesta ya vacía. Entonces llevé a Lobo en la espalda hasta llegar al pueblo. No me digné siquiera a mirar atrás, ya no me importaba que le pasase a esa vieja, sólo me importaba salvar a Lobo.

Cuándo llegamos, lo recorrí todo en busca de ayuda, pero nadie nos echaba una mano.

-Oye... ¿Esa no es la puta del burdel?

-Si... Y lleva un hombre a sus espaldas. Seguro que lo lleva a casa para que no sepa que se acostó con una niñata.

-Seguro.

En todo el pueblo decían cosas de ese tipo. Cómo los odio. Nadie se dignaba a venderme ni medicinas, ni vendas. Volvimos al bosque, allí le saqué la bala con la daga y paré el sangrado con un trozo de tela de mi vestido. No podía hacer más, no tenía los materiales para hacerlo.

-Lobo... Por favor... No te mueras... Yo... Yo... -estaba a punto de llorar. No podía evitar mis sentimientos. Si, era alguien estúpido, demasiado crédulo e ingenuo, infantil y tsundere. Pero lo quería con todo mi corazón...- Te quiero...

Pasaron un par de días y Lobo no despertaba. La herida se iba cerrando poco a poco pero, si no despertaba, no habría valido para nada.

En medio de la noche noté cómo alguien me acariciaba suavemente el pelo.

-¡Lobo!

No quería hacerme ilusiones, en esos días que lo cuidé, todo esas sensaciones no eran más que sueños. Pensaba que está vez era igual hasta que...

-Hola, Roseatte.

Me la vuelta esperanzada de encontrarlo allí... No podía ser... Estaba ahí... Despierto y sano... No pude contener mis lágrimas al verlo con su sonrisa.

-Lobo... ¡Lobo!

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Notas de la autora: ¿Content@s? Lobo despertó. El próximo será el último capítulo. Espero que os guste porque, ese será el fin de este cuento.

Gracias por leer y... Hasta el próximo capítulo...

Caperucita Roja Y El Lobo... ¿Feroz?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora