Capítulo 4 Secretos

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Adrien estaba entre nervioso y emocionado, sabía que el amor de su vida estaba mas cerca de lo que el se podría imaginar. Solo acercando las prodigios podría saber quien es la elegida.

Un sonido molesto e incomodo despertó del sueño a nuestro amigo. Se guardó los pendientes en el bolsillo y entró en las clases. Normalmente el es un chico atento e inteligente, pero el tema le ocupaba tanto la mente que no prestaba la atención suficiente en clases que su profesora le replicó, así que despertó el interés en Marinette.

Al finalizar la clase Marinette entró en el baño con Alya.

-¿Que crees que le puede pasar a Adrien? Nunca lo e visto así...- Dijo preocupada.

-¿Puede que haya vuelto a pelear con el padre? No es de extrañar, es mas frío que un tempano.- Dijo en tono burlón.

-No, creo que es algo mas grave que eso, ojalá pudiera ayudarlo.-

-Pues ya sabes, habla con el, ten ya el maldito valor de hablarle, no te va a comer.- Dijo mientras salía del baño.

En ese momento salió Tikki volando asustada, solo daba vueltas y no se entendía lo que decía. Marinette la agarró como pudo la calmó.

-¿Que pasa Tikki?, cálmate y habla claro.- Dijo mientras sostenía a esta.

-LOS PRODIGIOS, ESTÁN CERCA. LOS E SENTIDO Y CREO QUE LOS TIENE ADRIEN.-

Al oírlo, Marinette se quedó petrificada y soltó a su amiga cayendola al suelo. Ella no podía ni darles los buenos días a Adrien, ¿Cómo iba a ser capaz de preguntarle si quiera de dónde los ha sacado?.

-Si le pregunto, sabrá que soy Ladybug.- dijo nerviosa.

-Pues piensa rápido, si estas demasiado tiempo sin tus prodigios. Los perderás para siempre y buscarán a otra elegida y no quiero que pase eso. No quiero separarme de tu lado.- Dijo entristecida.

-No te preocupes Tikki, saldremos de esta, buscaré una solución.- Dijo con valentía. Al escuchar unos ruidos de pasos, Tikki se escondió dentro de la chaqueta de esta y salieron del baño. Era hora de actuar y de pensar en la manera de recuperarlos.

Sin embargo, Adrien aun estaba confuso, a pesar de las conclusiones que había llegado gracias a Nino, no quería creer que era Marinette. Realmente no la veía salvando el mundo, tenía otra expectativa de la persona que era Ladybug.

Con el dolor de cabeza que llevaba, no tenía ganas de soportar a nadie, sobre todo a Chlóe. Siempre revoloteando alrededor de ella, como una molesta mosca.

-ADRIEEEEEN, estabas muy pensativo. Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿Verdad?.- Decía mientras se apoyaba en su hombro y agarrándole del brazo.

-Chlóe, no es el mejor momento en serio. Necesito irme a casa.- La apartó y fue a su limusina.

Tal fue la reacción de este que ni la molesta de Chlóe se quiso meter. Al llegar a casa, tiró la mochila a la cama, se sentó frente al escritorio y sacó los pendientes. Estos se volvieron otra vez azabache, no había presencia alguna de ella.

-Plagg, no se que hacer... Quiero buscarla, pero eso implica saber su identidad. Si se su secreto, me odiará, lo e intentando tantas veces que ya me rendí pero, lo tengo tan cerca que me da hasta miedo.- Dijo apretando los pendientes en su mano.

-Ya te lo e dicho, saca tu instinto animal.- Dijo comiendo su camembert.

Adrien se levantó sorprendido, tenía una idea.

-¿Y si vuelvo al lugar en el que los perdió, pero iré de Chat Noir? Dejo los pendientes en el mismo sitio, ella los encuentra y yo no sabré su identidad. Salimos todos ganando ¿no? Y podré verla de nuevo.-

-¿Eso es lo que quieres?.- Dijo levantando una ceja el kwami.

-No, pero es lo que ella quiere y lo haré por my lady.- Dijo extrañándola.

Al caer la noche, se transformó en Chat Noir y salió por la ventana. Volvió al callejón y posó los pendientes en el suelo. Se quedó en una esquina a esperar que apareciera su amada. Pasaban las horas y no llegaba. Al ver eso, los volvió a recoger y regresó a su casa entristecido, aunque eso no le hizo rendirse.

Pasaron dos semanas y ella no aparecía, no entendía por que no iba. ¿Le habría pasado algo? Preocupado dio una vuelta por París. Durante su búsqueda, vio a una chica de pelo oscuro y corto sentada en un banco llorando. Era Marinette, al reconocerla, fue en su ayuda.

-No son horas para estar una damisela por las calles, son peligrosas, se de lo que hablo.- Dijo en tono galán.

-Lo sé pero no quiero estar en casa en este momento.- Dijo entre lágrimas.

-¿Puedo saber de tu despecho?- Dijo preocupado.

-Nada... simplemente perdí algo muy valioso y no lo encuentro. Es muy importante para mí.- Dijo secándose las lágrimas.

-Pues yo e perdido a una amiga, si yo te ayudo, me ayudarías.- Dijo extendidole su mano.

-Si *Sniif* gracias, espero poder ayudarte. Creo que saldremos ganando.- Dijo medio alegre.

Estos dieron una vuelta por París, buscando. Aunque sol hablaban de ellos mismos, de sus gustos sus aficiones, sin contar mas allá de sus identidades secretas.

-Y bueno, ¿Hay alguien que te guste?- Dijo el gato curioso.

-Bueno, te contaré algo por encima, no vaya a ser tú.- Dijo entre carcajada.

-Ja ja, muy graciosa.- Dijo mientras llegaba a casa de esta.

-Hay un chico en mi clase que me gusta, pero no se fija en mi, sabe que existo y tal pero el tiene una vida mucho mas interesante que la mía.- Dijo mirando al suelo colorada.

-¿No será ese chico tan guapo llamado Adrien?.- Dijo guiñándole un ojo.

Esta se paró en seco y se puso colorada, al mismo tiempo, se acercó a Chat Noir y le daba pequeños golpes.

-¿Cómo lo sabes?- Dijo avergonzada.

-¿Instinto animal?- Respondió burlándose.

Siguió golpeándolo hasta reírse los dos. Al llegar a la casa de Marinette, Chat Noir la agarró de la cintura, cogió su bastón y los estiró hasta la ventana de su cuarto. Esta se bajó y se apoyo en lo ventana hablando con el gato revoltoso.

-Gracias, me has ayudado mucho, siempre me ayudas. Eres mas simpático de lo que creía. Contigo me siento yo misma y mas relajada.- Dijo con una sonrisa.

-Cuando quieras algo, ahí estaré, yo también me lo e pasado bien contigo. Me gustaría conocerte mejor.- Dijo mirándola a los ojos azules de esta.

Sus respiraciones se aceleraron y sus pulsaciones iba a mil por hora. No entendían bien la situación pero se dejaron llevar, tanto que acabaron besándose. Tal beso apasionante que se metieron en la habitación y continuaron hasta el amanecer.


L.r.c

El gato que se enamoró de la mariquita.//Miraculous Ladybug et Chatnoir//.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora