Capítulo 13: Pregunta de Bruno

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03:39 p.m. Lunes 10 de Mayo. 1993.

— ...pero antes sí que tenía vértigo. Siempre fui muy revoltoso pero no me gustaba subirme a los árboles ni nada así cuando era chiquito. Pero cuando vimos el de la plaza, Bruno se subió y yo lo veía muy divertido ahí arriba, entonces también subí. Ahí ya tenía como ocho años. — Relataba Eneas entusiasmado. Antes le costaba mucho hablar con Mónica, pero ahora lo que le costaba era callarse. Se iba de un tema al otro. Le encantaba hablar porque sí y sobre cualquier cosa. Y eso que esta apenas era la tercera sesión.

 — ¿Y cómo lograste subirte? — Cuestionó ella atenta en el relato. O eso creía el castaño. En lo que estaba verdaderamente atenta era en ese nuevo nombre que su paciente acaba de pronunciar por primera vez en su consultorio. Evidentemente, no estaba en los planes del muchacho.

— Bruno me ayudó, porque yo solo no me animaba. — Concluyó sonriendo, pero enseguida se puso serio. —Ehm...

— ¿Y a qué más te ayudó Bruno? — Preguntó ella. 

— A... cosas... Pero no recuerdo. — Titubeó dándose cuenta de que había metido la pata.

— ¿Qué es lo último que hicieron juntos?

— Jugar a verdad o reto, en la plaza.

— ¿Hace mucho tiempo?

— El martes pasado. — Confesó finalmente. Total, ya lo había dicho. De todas formas, sabía que Mónica no le preguntaría nada incómodo. Y aparte aún no había dicho ni pensaba de ninguna manera decir nada sobre sus sentimientos hacia él.

— ¿Y qué sentís por Bruno? — Okay, esto sí que era incómodo. 

— ¿Qué? — Cuestionó abriendo sus ojos muy grandes mientras sus mejillas tomaban el color de los tomates. Esperaba que le preguntara quién era Bruno o cuánto hacía que se conocían, pero no directamente qué era lo que sentía por él. — Él... es mi mejor amigo. O el único.

— ¿Y te gusta que sea tu mejor amigo?

— Sí... — Respondió dudando.

— ¿No querés responderme esto? Ya sabés qué hacer si no querés hacerlo.

— Hm... No. Prefiero que cambiemos de tema.

— Perfecto. — Dijo con una sonrisa. — ¿Querés contarme algo más sobre tu prima Zoe?

***

Dio otro sorbo a su taza de té y volvió la vista a sus zapatos. Se lo veía muy concentrado en el cuero negro. Quién sabe en qué estaba pensando en realidad. Este hombre es bastante misterioso. Poco a poco estamos conociendo un poco más de él, pero aunque sus ojos sean tan claros, no son para nada transparentes, y miles de fantasmas se ocultan tras ellos.

— Pa. — Oyó la voz de su hijo y alzó la vista, encontrándose con los iris grisáceos del menor. El chico se sentó a su lado.

— ¿Qué pasa campeón? — Preguntó Lisandro con una sonrisa. Tenía una muy bonita relación con su hijo, y eso le encantaba.

— ¿Podés contarme qué pasó exactamente con mamá? — Cuestionó sin titubear, demostrando cuánto había pensado en esa pregunta.

— Lo... del... — Permaneció unos segundos titubeando. Las palabras de su hijo lo sorprendieron realmente. Hacía muchísimo tiempo que no hablaban de la pelirroja. Sus ideas se enredaron como hilo sin carretel. — ¿Lo del juicio? 

— No. Lo de antes del juicio. Desde que la conociste, hasta que se separaron. Por favor. —  Pidió con ansias notables en sus ojos.

— Bueno. — Tragó saliva. — Es que... Tampoco es una historia muy romántica ni muy bonita que digamos. — Dijo sonriendo de lado y volviendo a beber de la porcelana que tenía en manos. En realidad estaba haciendo tiempo mientras organizaba las palabras en su cabeza.

Eso está mal [Gay] [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora