Paloma me contó toda su historia aquella noche, en su despacho. No sé por qué no me la había contado antes. Supongo que estaba muy ocupado con mis propios problemas como para preocuparme de otra persona. Y encima, esa persona era mi novia. Menudo desastre.
Recuerdo que cuando la llevé a casa, mi padre me amenazó.
-Cuidado con esa chica, que igual quiere tu dinero y tu fama como futbolista.
Y mi madre, contra todo pronóstico, la defendió.
-Adrián, por favor, no seas paranoico. Además, Paloma no tiene pinta de necesitar dinero ajeno.
Mi madre sí se había dado cuenta. Ahora, cuando lo pienso, recuerdo su ropa, sus zapatos de tacón, la moto. No, desde luego que no iba detrás de mí por el dinero. Ella ya tenía el suyo.
Se había hecho muy tarde, o muy pronto. Paloma ofreció llevarme a casa. Yo quería estar a su lado y acepté. Me subí en su moto, y sólamente abrazándola durante el viaje, me volví a excitar.
Aquella mujer era increíble. Cuando llegamos a casa, me despedí con un beso y le prometí que la llamaría. Pero no lo hice. Ella tenía novio y yo había sido una venganza. Pensé mil veces en marcar su número, pero no me atreví. No me atreví, en parte, por haber sido tan egoísta. Ella había renunciado a su sueño, las artes, por llevar la empresa familiar. Y yo, que estaba en la misma situación, no quería saber nada y me obsesionaba con el fútbol.
Ese día, después de estar una noche con el amor de mi vida, decidí cambiar mi destino. Cuando entré en casa, mis padres ya estaban desayunando.
-¿De dónde vienes? -preguntó mi madre, preocupada.
-He estado por ahí.
-Pues no son horas de venir, hijo. Mientras vivas en esta casa, tendrás que respetar nuestras normas -dijo mi padre.
-Tienes razón, papá. No volverá a suceder. Hoy mismo busco piso, y quiero aceptar tu oferta de aprender contigo en la agencia.
-¿Adrián? ¿Estás bien? ¿Estás seguro?
-Sí, me ducho, me cambio y voy contigo a la oficina, ¿vale papá?
-Claro, hijo mío. No puedes hacerme más feliz.
Mientras estaba en la ducha, mi madre entró con toallas limpias. Se sentó y me preguntó.
-Hijo, ¿dónde has estado esta noche? ¿Cómo has vuelto tan cambiado?
-Mamá, no quieras saberlo.
-Claro que quiero saberlo. Has hecho a tu padre muy feliz. ¿Qué o quién te ha hecho cambiar de idea?
-Paloma. Esta noche he estado con Paloma.
-¿Paloma? ¿La morena de ojos negros y pelo rizado?
-Esa misma.
-Creía que no sabías nada de ella.
-Nos hemos encontrado por casualidad.
-¿Volverás a verla?
-No creo, ella tiene novio, y yo..., yo no puedo soportarlo.
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Almas unidas, vidas separadas
RomancePaloma y Adrián se enamoraron con diecisiete años. Han pasado diez años, sus vidas fueron cada una por un lado, pero sus almas siguen unidas, llámandose de nuevo para volver a encontrarse. Una historia a través de pequeños momentos de encuentros, de...