Y de repente me desperté, como si una pesadilla llegará a su fin, estaba totalmente perdido, y apenas era capaz de abrir los ojos, hasta que lo logre.
-¿Donde estoy!- pregunte muy acelerado, pero no recibí respuesta.
-Espera... ¿Qué coño?- grite sorprendido al ver que me encontraba solo con la ropa interior. En ese momento deje de hablar, pues ya me había dado cuenta de que estaba solo en esa habitación. Y empezó a darme una vuelta por la habitación, era una habitación pequeña, con apenas una cama individual un armario y una puerta. Estaba totalmente desordenada, una lámpara por el suelo, mis vaqueros y mi camisa también y unas bragas encima de la cama. Recogí mi pantalón, mi camisa y me vestí, comprobé que llevará la cartera, y si estaba, pero le faltaban los 80$ que llevaba, gracias a dios solo faltaba eso... Me termine de vestir y salí, no sin antes coger las bragas, pues era la única prueba que podía sacar de la ladrona.
Cuando salí de aquella habitación, directamente a la calle, nada me parecía familiar. Estaba en la punta contraria del campus, una zona que para mi desconocida, pero según se contaba por los pasillos, la zona donde se pasaba de todo.No sabia que hacer, así que hice lo primero que se me ocurrió, así que empecé a buscar a Amy para que me diera alguna explicación, comencé preguntadole a un par de chicos que estaban allí.
-Oye ¿Os suena una tal Amy?- le pregunté a aquellos chavales.
-Ni idea- respondieron al unísono.
Y de igual manera respondierón todas las personas a las que le pregunte, parecía que Amy no existiera, y que todo fue una imaginación mía, o yo que se que.
Estaba totalmente perdido ¿Qué había pasado aquella noche? ¿Quién era esa tal Amy? Y sobre todo ¿Por qué me había levantado en ropa interior, con una mano atada, y en la otra punta del campus?La cabeza me iba a explotar, hasta que me di con un chico que no respondió de la misma manera.
-Disculpa ¿Sabés quién es Amy?- le pregunté.
-No ¿Por?- me respondió aque chaval.
-Nada... estoy buscándola.- añadí.
-Pero, la estarás buscando por algo ¿No?- me volvió a preguntar aquel chaval.
-Nada, una cosa que paso anoche.- respondí restandole importancia.
-Ah... creo que ya se que te ha pasado. Amy era pelirroja, algo más baja que tu y estaba tremenda.-me pregunto de nuevo.
-¡Sí, es esa!- respondí algo ilusionado.
-Bueno, pues yo la conocí como Vanessa.- alegó aquel chico.
-¿Cómo que Vanessa?- le pregunté algo incrédulo.
-Adivino, se acercó a ti, te pregunto de donde eras, y sospechosamente sus primos eran de allí, te solto la chapa y después te ofreció una bebida.- dijo fingiendo que era un adivino.
-Pues si...-respondí algo avergonzado.
-Tranquilo tio, esa chica es una profesional, droga a sus víctimas y después les roba, y a la mañana siguiente te despiertas perdido en algún lugar al que te haya llevado tu cuerpo y sin saber que hacer, pero a mi yo no me la cuelan.- dijo algo cabreado.
-Gracias tio.- le dije.
-Mucha suerte buscando tu dinero.- me respondió.Todo empezaba a cobrar algo de sentido, pero... Aquel chaval no dijo nada de levantarse semidesnudo y en una habitación cutre. Eso seguía sin tener ninguna explicación ¿Lo de la habitación había sido aquella misteriosa pelirroja?¿O otra persona que se aprovechó de mi estado? La única respuesta posible estaba detrás de las bragas que había cogido de encima de la cama. Seguía pensando e intentando recordar todo lo que había vivido aquella noche, pero era incapaz, de vez en cuando me venían a la mente una especie de flashback donde salí de la fiesta acompañado por alguien, pero todo era muy oscuro, y no me servía de nada.
Decidí volver a la habitación, donde podía tranquilizarme y volver a mi vida habitual, sin drogas, ni misterios y sin todas las teorías locas que se me pasaban por la mente. Desde el pasillo se notaba un silencio inusual, lo cual me hizo deducir que no había nadie en la habitación, y en efecto, estaba vacía, entre, me senté en mi cama y comencé a observa las bragas que acababa de sacar del bolsillo. Eran rojas, de una talla no muy grande, y algo atrevidas, la dueña de esas bragas al menos debía tener un buen cuerpo, que por lo menos me consolaba algo...
Esta a allí observando aquella prenda, pensando en su posible dueña, e imaginando todo lo que podía, hasta que escuche a Jess abriendo la puerta.
-Hola chi... un momento... David ¿Qué hacés con mis bragas?