La mañana siguiente fue como siempre, aunque nuestra conversación se basaba en las impresiones que nos había dado la novia de Ben, generalmente buenas. Tambien fuimos a las clases, que fueron aburridas, como siempre, pero cuando salimos, me quedé solo, pues Ben había quedado con Amanda y a Carmelo le había llamado el profesor. Mientras volvía a mi habitacion, una voz algo conocida me sorprendió.
-¡Eh, tu!- soltó una voz imponente. Me gire, y lo vi, Ryan, la persona que menos quería ver en aquel momento.
-Eh... ¿Yo?- pregunte haciéndome el sorprendido.
-¡No te hagas el imbecil! ¡Deja en paz a mi chica!- dijo poniendo cada vez mas énfasis en cada palabra. Me gire y dije con autoridad.
-¿Tu chica? Ella no es tuya, ella no tiene dueño.- Ante estas palabras, Ryan, se quedó pensando unos segundos.
-Qué dejes en paz a Sophie.- dijo con el mismo tono de antes.
-Y que vas a hacer ¿eh?- dije desafiandole. El se acercó y mirándome a los ojos desde menos de un palmo de distancia dijo.
-Cómo te vuelva a ver cerca de Sophie... Vas a acabar muy mal.- se giro y con las mismas que había venido, se fue.Aún no era consciente de lo que acababa de pasar, me había armado de valor, y le había plantado cara a Ryan, y todo por ella... Había conseguido en una semana y media, que dejará de lado mi cobardía, cosa que llevaba intentando por años, desde que estaba en el instituto y algunos chicos se metían con Ana, yo intentaba defenderla pero... era incapaz, me temblaban las piernas, y no podía cerrar el puño. Después, se me paso otra cosa por la cabeza ¿Por qué Ryan no había hecho que me expulsaran? Según lo que me dijo mi entrenador, podría haberme echado de la universidad si hubiese querido... supongo que todo el mundo tiene un mínimo de paciencia, aunque Ryan no parecía que tuviese mucha.
Volví a la habitación, y seguí pensando en todo aquello, pero Ben y Jess no tardarón mucho en darse cuenta.
-Hey tio ¿Qué te pasa?-dijo Ben algo preocupado.
-Es verdad, no has hablado en toda la tarde...-dijo Jess.
-No pasa nada...- respondí no muy convencido.
-Tio, tienes que aprender a mentir mejor.- alegó Carmelo algo más serio de lo habitual.
-Qué no pasa nada.- añadí a la desesperada.
-Dilo, en nosotros puedes confiar.- dijo muy comprensiva jess.
-Vale, os lo contaré.- y les conté todo lo sucedido.
-Será cabron...- dijo Ben por lo bajo.
-Dios, como me lo encuentre...-añadió Carmelo.
-Chicos, no tenéis que intentar salvarme, son mis problemas, ya me las apaño...- dije intentando tranquilizar el ambiente.
-No te hagas el héroe... Nosotros estamos aquí para ayudarte... Por eso somos tus amigos.- alegó Jess de manera muy profunda. Y en ese momento apareció Amanda.
-¡Buenas chicos! Un momento¿Qué pasa?- dijo sorprendida al ver el ambiente.
-¿Se lo puedo contar?- me pregunto Ben.
-Claro, ya es una más del grupo.- respondí, y a Ben se le escapó una sonrisa. Ben le contó la historia a Amanda a lo que ella reaccionó.
-Qué cabron... Este chaval esta mal de la cabeza, hace un par de años intento ligar conmigo, pero me di cuenta rápidamente de que era otro subnormal más...- alegó Amanda.
-Cómo vuelva a acercarse a ti...- dijo Ben algo acelerado.
-Tranqui, le deje claro que no le salia a cuenta acercarse a mi.- dijo muy segura de sí misma Amanda.
-Más le vale no acercarse a nadie del grupo porque si no...- dijo Carmelo algo irritado. En ese momento recibí una llamada de Skype, Ana y Antonio de nuevo.
-Bueno chicos, me voy a hablar con mis amigos de España.
-Hasta ahora- dijeron todos al unísono, pero Jess me cogio y me dijo en voz baja.
-No intentes ganar esta guerra tu solo.
-Tranquila...- le respondí y me fui a coger la llamada.
-¡Buenas!- dijo Ana con su tono habitual.
-Lo siento.-les respondí.
-¿Por qué?- pregunto Antonio.
-Porque la última vez estuve muy borde, no os trate como os merecíais- dije algo compungido.
-Tranquilo, nosotros solo queríamos saber que te había pasado.- dijo Ana.
-Ya lo sé. Y eso es lo que voy a hacer ahora.- Y les empece a contar la historia, entera, la fiesta, después del partido, y el choque que había tenido lugar aquella misma mañana.
-Dios... Ahora comprendo que estuvieses borde...- dijo Ana de manera muy comprensiva.
-Y ¿ Qué opináis?- pregunte.
-Sigue. Si de verdad te hace sentir lo que nos estás diciendo, no puedes dejarla escapar.- respondio Antonio muy reflexivo.
-Es verdad, ella ha conseguido que hagas cosas... que jamás te hubieras planteado.-alegó Ana.
-Gracias chicos por apoyarme tanto.- les dije de corazón.
-Gracias a ti por contárnoslo todo.- dijo Antonio y acabamos la llamada.Después de aquello me fui a dormir, no sin antes reflexionar, normalmente en ese momento estaría acojonado, incapaz de moverme, pero ella era diferente, y que me prohibieran estar con ella, solo me daba más ganas de verla, lo único que me importaba, era que llegará el sábado.