III: Arrival.

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Marisol.

¡Genial, hay un maldito apocalipsis zombie! Nótese mi alegría total.

Estoy en camino a la casa del bosque, la cuál me hizo mi padre con sus amigos cuando yo era pequeña. Llegué, e intento entrar a hurtadillas. En menos de 10 segundos sentí el agarre en mi nuca y como me cargaban sin esfuerzo alguno.

Ahí estaba al parecer uno de seguridad, increíble.

Alto, moreno. Con mucha musculatura y uniforme de soldado más que nada.

-¿Quién eres niña? -preguntó con cara de pocos amigos, a la vez que apretaba el agarre de su arma y finalmente me bajo.

Lo miré indignada, mientras colocaba una mano en mi cadera, tratando de recuperar el aliento. Correr desde Princetown y llegar aquí me había costado un maldito pulmón.

Casi literalmente.

-Que mala memoria tienes, Ray gorila -dije con una sonrisa sarcástica, era el guardia que me cuido desde pequeña. Mi guardaespaldas personal.
Quise soltar un gemido de sorpresa cuando me enredo en sus brazos, pero me sacó por completo el aire.

-No puede ser -la sorpresa en su voz era notoria, y cómo si yo fuera de trapos alzó mi pequeño cuerpo a comparación del suyo. Si... definitivamente no extrañaba esto-. Mira como has crecido. La última vez que te ví tenías 11 años -sonrió nostálgico, contagiandome su sonrisa. Era verdad, Raymond me condujo a Princetown y no nos hemos visto en 9 años.

-Si. Veo que todo sigue igual aquí -analicé la entrada del lugar, tan solo estaba levemente deteriorada, luego volví mi vista a Raymond -. Bueno, casi todo -lo miré alzando una ceja, mi tono bromista lo captó al instante, el frunció el ceño fingiendo indignación.

Ray me codeó ligeramente.
Ambos reímos levemente.

-Venga, la voy a llevar a su habitación, majestad -dijo en tono firme, lo miré advirtiéndole con la mirada. Odiaba que me tratara así. Yo dejé de ser majestad desde hace mucho tiempo.

Caminamos por varias cabañas y entré a una en específico ya que Ray me dijo que era ésta dónde me quedaría. Cuando entré me encontré a cuatro chicas que reconocería principalmente por sus cabellos.

Digamos que lo visual no es tan mi fuerte.
Abrí mis ojos de par en par, a la vez que mis piernas casi flaquean.

Son ellas. Mis compañeras y amigas de infancia, junto con mi prima; Merida.

-¿Quién eres tú? -me preguntó Punzie, en un tono amenazante. Mientras la platinada y la pelirroja estaban en shock, yo sonreí de lado.

-¿Es en serio, chicas? -bufé mirándolas incrédula, me crucé de brazos y chasqueé mi lengua-. ¿No recuerdan a la chica que las ayudaba a hacer pasteles, waffles y les decía su futuro? -pregunté colocando mi mano izquierda en mi cadera, mientras alzaba ambas cejas. Rapunzel y Anna fruncieron el ceño confundidas, yo relajé mis cejas y las curve hacia abajo fingiendo decepción.

-¡Tessie! -las voces de Elsa y Merida salieron en un tono chillón al unísono y corrieron a abrazarme, corrección; asfixiarme en el piso.

Si... creo que esto si lo extrañé.

Pensé con una sonrisa cansada.




-Editado 27.07.2020-

¡Ey! ¿Qué tal? Espero estén bien y les doy miles de gracias porque estén aquí leyendo esta historia.
Debo aclarar que está fue mi primera historia y la escribí cuando tenía alrededor de 11 años, sooo... imagínense.
Con el tiempo la he estado editando porque sinceramente no tenía mucho sentido, repito, historia escrita por niña con revolución de hormonas y alta cantidad de cromosomas.
En fin, con el 'nuevo' trama espero queden satisfech@s. Agradezco una vez más por tenerl@s aquí, besos.

#LT

Apocalypse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora