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P.O.V Punzie

Nos habíamos separado, ahora sólo estoy con Marisol, ¡mierda!, me alegro que ella esté bien, pero no sé cómo ni en qué circunstancias se encuentran los demás. ¿Cómo estará Flynn? ¿Elsa? ¿Anna?, ¿Mérida?, ¿Kate?, ¿Hicc?, ¿Daniel?, ¿Luz?, ¿George?, ¿Jack? ¿Kristoff? ¿Ryan?

Marisol venía en silencio, supongo qué aún en shock, por haberse encontrado con Pitch y sus hermanos. Ella tiene una mochila, en cambio, yo no. Creo que su mochila tiene lo básico; comida, agua, algo de ropa, botiquín, armas y municiones.

Iba a romper el silencio, pero ella se me adelantó.

—¡Mira, Una cabaña! —dijo en voz baja, con notoria esperanza—. Vamos, seguro podemos cambiarnos y dormir ahí está noche.

Ella comenzó a correr sigilosamente, yo me me límite a seguirle de igual manera.

Miramos qué no hubiera alguno de los zombies, o cómo escuché qué les decían caminantes. Raro, ¿no?

Marisol dio un par de golpes en la puerta de ésta, y posó su oído en la delgada pared de madera, escuché un par de gruñidos, y decidió ir a la puerta y abrirla de una patada. Eran alrededor de cinco u ocho podridos.
Tess sacó un cuchillo de no sé dónde, y se lo enterró entre las cejas a uno de los caminantes, salpicando la sangre de estos en su cara y brazos. Yo saqué mi preciada lanza de metal y la fui usando para decapitar a un par de caminantes, la sangre de ellos salpicando en mi cara, pecho y brazos.

Esto es asqueroso.

Al terminar con todos, Marisol se encargó de sacar los cadáveres y dejarlos fuera de la cabaña.

—Fue agotador, ¿no crees, Tess? —pregunté con gracia—. No me veía ensuciando con la sangre de los caminantes hace un par de meses—
dije para luego frotar mis manos entre mis brazos para conciliar calor.

Ella río un poco silenciosamente, con su forma peculiar de reírse, enseñando sus encías rojizas y toda su bien alineada sonrisa, pero luego, su cara cambió a una confusa.

—¿Caminantes? ¿Así los llaman?        —preguntó extrañada—. No había escuchado otro termino para ellos, además de zombies, infectados o raros, pero... ¿Caminantes? ¿De dónde escuchaste eso?

—Escuché a un par de personas gritar ese nombre, cuándo la boda estaba siendo atacada —dije pensativa, para luego mirar a Tess—. Mmh... ¿Tess?
La llamé.

—Dime, Punzie —dijo dándome atención, mientras se recostaba en la puerta, para evitar qué algún caminante del exterior entrará—.

—¿Crees qué los demás estén bien? —pregunté con esperanza—. Espero que si, sinceramente no soportaría perder a alguien, ya no más.
Luché para que mis ojos no se llenarán de lágrimas.

—Supongo que lo están, todos son fuertes. Además, hay que tener esperanza, no por nada es lo último que se pierde —dijo pensativa, mientras se abrazaba sus rodillas contra su pecho—. Pero, ahora debemos enfocarnos en sobrevivir y luego encontrarlos, ¿de acuerdo?

—Sí —musité—.
Tess me sonrió de forma cálida, y se fue levantando. Tomó la lanza qué yo tenía, la cuál estaba en el piso, y trabó la puerta para que los caminantes no entrarán.

—Punzie —me llamó, yo la miré, dándole mi atención—. Quédate aquí, ¿sí? Iré a ver si hay agua en las  tuberías del baño, para ver si podemos ducharnos.

Yo me límite a asentir, aunque no quería quedarme sola, pero lo haré. Tess antes de irse, abrió la mochila y sacó un machete y me lo entregó.

—En caso de qué algún caminante venga, Úsalo. Recuerda siempre en la cabeza, sino, no mueren —dijo, para después ir a las demás habitaciones de la cabaña—.

Solté un gruñido de frustración.

¡Joder, chicos! ¡¿Dónde mierda están?!

Apocalypse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora