T2/C3 pt. 1

16 2 0
                                    

P.O.V Elsa.

Kate y yo no parábamos de trotar descalzas lejos de la gran iglesia dónde me había entregado por completo a una sola persona, y ahora no sé siquiera si está vivo o ya convertido en una de esas cosas.
El vestido era más que estorboso para correr, aunque se me facilito ya que con las ramas del bosque se fue rasgando haciendo más fácil mi movilidad.
Los tacones los había roto y me había quedado con solo el aérea del tacón, lo usaba para enterrarlo y extraerlo de las cabezas de zombies.

A Kate le pareció un acto bastante genuino, ella en vez de usar los tacones uso una pata de madera de una banca de la iglesia, al arrancarla de su lugar quedó afilada. Siendo ideal para matar podridos.

Dejamos de trotar cuando llegamos a una mini carretera, me senté en lo que quedaba de acera en esta, y examiné mis pies ahora llenos de cortaduras y pústulas por tanto tiempo corriendo descalza en el bosque.
Juro que si en el pasado me hubieran dicho que habría un fin del mundo, jamás olvidaría empacar zapatillas deportivas para cualquier situación. Lección aprendida, mundo.

-Joder -se quejó Kate, mientras se tomaba la cabeza entre las manos y se jalaba los cabellos-. Mi cabeza me está matando, siento martilleos dentro de ella.
Su voz salió con un deje adolorido.

-Es por la agitación, siempre me pasaba en los discursos al reino. Cuando me tocaba darlos y tenía toda la atención, el doctor me decía que era por la agitación -le informé, recordando-. Claro, en ese entonces los no había una enfermedad que te matará instantáneamente y luego volvieras para comerte a tu propia especie.

Kate se esforzó por no reír, debido a que seguíamos expuestas a los zombies.

-Lo sé, en ese entonces podía usar mi vibrador sin ningún pudor alguno en mi casa, cada tercer día -ahora la nostalgia inundaba su voz-. No sé si sepas a lo que me refiera.

Solté una pequeña risa a la vez que negué levemente.

-Dios, nunca hablé tan explícitamente con alguien que no fuera Anna o las chicas -solté, volteando a ver los alrededores en busca de zombies-. Yo sólo lo usaba los fines de semana.

Kate me miró sorprendida. De seguro porque no pensaba que una ex-princesa cómo yo estaba en pose de hacer eso.

-Vaya, una ex-princesa que no era tan princesa -comentó con burla, haciéndome sonreír-.

-Jack dijo eso con su actitud jocosa, de seguro por eso nos casamos hoy -recordé y al instante me sentí mal por pensar cómo estaría, diablos. Sólo espero que esté bien, y... bueno, vivo.

P.O.V Merida.

-¡Jack, mueve el culo de una puñetera vez! -exclamé mientras disparaba con mi arco a los zombies que venían detrás-. Debemos ir al sur, recuérdalo.

Jack estaba caminando como si fuera una plaza donde puedes hacer lo que quieras. El idiota casi recibe mordidas en su cuello, gracias a mi sigue vivo.

-Con tus gritos sólo atraerás más zombies, Meri...-lo interrumpí

-Si te sigues retrasando y caminando como modelo en la playa, ahí si atraerás más zombies. Iluso -bufé y comencé a caminar con dirección al sur.
Estábamos en una carretera, Jack y yo logramos escapar de la iglesia al momento de ambos estar en la mesa de tragos. Había una salida de emergencia justo cuando vimos como varios zombies comenzaban a devorar gente.

Caminaba sigilosamente, tratando de no hacer ruido con las ramas y hojas secas que alcanzaban mis pies sobre el suelo. Jack era todo lo contrario a mí, pisaba duramente y parecía que en cualquier momento se pondría a disparar a todas direcciones para llamar la atención de los podridos.
Lo fulminé de nuevo y él me ignoro.

Maldito imbécil.

Escuché una gran cantidad de sonidos, gire mi rostro rápidamente por detrás de nosotros y era una gigantesca horda de zombies, genial.
Empuje a Jack hacia el bosque de un costado, y acorralé mi cuerpo contra el de él. Jack iba a protestar pero tape su boca con mi mano.

-Si hablas o pataleas, moriremos -gruñí en voz baja, mientras quitaba la mano de su boca.
Jack refunfuñando asintió y se mantuvo alerta y quieto.

Al fin retoma su cordura en lugar de tener una casi lucha libre contra el suelo.

Observé por el rabillo del ojo la horda y no estaban solos, alguien los guiaba.
Ese alguien era una persona, por los pasos firmes que se miraba que hacía además de sus movimientos ágiles. Sea quien sea lo que está haciendo nos está dando ventajas, pero está arriesgando su pellejo. Lo cuál es raro por hacer en el apocalipsis, ¿no creen?

Apocalypse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora