Cuatro

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A Harley siempre le ha sido difícil seguir las conversaciones entre un gran número de personas.

Después de todo, con una familia tan numerosa como la suya era más que un gran pequeño problema.

Tener que aprender la rapidez, fuerza y forma de cada uno de ellos posean al expresarse no es una tarea fácil.

― ¿Princesa? ―la aludida casi se desmaya al comprender lo que el tatuado había dicho.

Sonrió discretamente y colocó su mirada en él.

Sabía de sobre que ni aunque se encontrará en medio de una novela juvenil sería capaz de oír su voz su voz de la noche a la mañana, eso no sería para nada realista.

Su audición no volverá porque un chico lindo apareció en su vida.

Por otro lado lo veía y no lo creía.

Nik Owen en todo su esplendor.

Claramente se veía mucho mejor de día que de noche.

Ella sabía de sobra que su mejor amiga Mara estaba desnudándolo con la mirada.

Algo que la muchacha en cuestión intentaba evitar a toda costa.

―Hola, ―fue lo que se limitó a contestarle.

"¿En serio le dije eso? ¿Por qué sólo le dije eso? Realmente he ganado el premio a la torpeza más grande." Se reprochaba una y otra vez, en silencio.

―Que coincidencia encontrarnos aquí, ―comentó con una sonrisa divertida. Sus ojos por otro lado estaban fijos en su presa. ― ¿Por cuánto tiempo se quedarán? ―preguntó observándolos con sumo recelo.

Su acento flaqueó por un segundo pero disimulo bastante bien.

Harley, por otro lado, intentaba no verse demasiado interesada o feliz de verlo por aquí.

―Un par de meses, ¿y tú? ―Se atrevió a preguntarle.

En ese momento se dio cuenta que Mara ya había conseguido dejarlos solos sin hacer ningún movimiento brusco que alertará a su amiga.

―Indefinidamente, ―reveló pensativo. ―Mi jefe es quién decide el tiempo y el lugar en dónde me quedo, ―respondió encogiéndose de hombros.

― ¿Y en qué te trabajas? ―cuestionó Harley colocándolo en aprieto.

Nik estuvo a punto de golpearla.

―Soy miembro de una Organización Secreta de Asesinos, ― respondió con una sonrisa.

Ella inevitablemente se mantuvo en un inmenso silencio por un par de segundos y en el momento que ella desvió su mirada empezó a reír.

Dominik la siguió.

Aunque la verdad no estaba muy alejada de esa respuesta.

― ¡Dios! ¡Como disfrutó hacer esa broma! ―exclamó aún riéndose.

―Casi me matas del susto, ―murmuró la muchacha riendo con él y dándole suaves palmadas en los hombros.

Luego de un par de locos minutos ambos terminaron sonriéndose mutuamente.

Estuvieron a punto de decir algo, cuando de pronto...

― ¡Oye Gigoló! ―gritó de la nada alguien causando la atención de Nik quién volteó casi inmediatamente al escuchar esa voz.

Harley por su parte lo imitó, encontrándose con un chico de cabello platinado y profundos ojos azules.

― Creí que no volvería a saber de ti. ―Fue lo que él murmuro con cierta acidez en su voz. ―No es nada grato volver a verte, ―comentó cambiando por completo todas sus facciones.

―Podría decir lo mismo de ti, pero en fin, ¿olvidas que cómo tu maravilloso y sin igual agente debo de asegurarme que llegues sano y salvo a la pelea con Goliath? ―preguntó entre risas.

¿Pelea?, se preguntó Harley extrañada. "¿Quién demonios era Goliath?"

Nik rodó los ojos.

― ¿Eres luchador o algo? ―cuestionó la morena intentando comprender lo que ocurría a su alrededor.

―Afirmativo, señorita, ―respondió el chico de cabello tinturado, por completo divertido mientras le guiñaba el ojo. ―Soy Cosmo Allen, el mejor amigo de este tipejo, es un verdadero gusto, ―agregó mientras tomaba su mano entre la suya y depositaba un beso en ella.

―Princesa, perdón pero creo que tendré que retirarme inmediatamente, ¿te parece si nos vemos más tarde? Averiguaré tu habitación.

La joven aún sin poder creérselo.

Asintió con la cabeza animada, robándole una falsa sonrisa al tatuado.

―Si nos disculpas, ―indicó Nik acercándose hacia el muchacho de cabello platinado mientras le daba un suave golpe en la cabeza.

Y así fue como ambos desaparecieron de su rango de vista.

* * *

― ¡Tenemos muy poco tiempo niña! ―gritó su mejor amiga tirándola prácticamente al suelo de su habitación.

Harley rodó los ojos y maldijo el momento en la cual Nik Owen la había invitado a salir.

"¿Será que aún no se da cuenta que soy sorda?", se decía a sí misma una y otra vez. "O quizá, ya lo sabe, y no quiere sacar el tema a relucir."

―Elige cualquier cosa a excepción de tus vestidos, ―solicitó mirando a Mara seriamente.

Conociéndola como lo hacía era probable que eligiera un atuendo increíblemente incómodo y revelador, súper corto y lleno de escote, lo cual no iba para nada con su personalidad.

Además estaba el hecho de que no sabía si Nik planeaba quedarse en el hotel o salir a algún lugar.

―Si no te vas a poner uno de mis vestidos, te pondrás uno de los tuyos, tu padre te compró decenas de ellos en sus numerosas aventuras en París, ¿o me equivoco? ―preguntó alzando una ceja.

Ella tenía razón.

Harley poseía mucha ropa, tal vez más de la necesaria para subsistir.

―Elige algo tú, hoy no tengo mucha paciencia, ―indicó arrepintiéndose al instante ya que no pasó ni un solo minuto, antes de que observará como su mejor amiga se tiraba encima de su armario.

La habitación no era el penthouse del hotel, pero aun así era sorprendente su capacidad para albergar a las personas.

Después de todo, era lo suficientemente grande  como para que su grupo de amigos pasará el rato dentro de él.

A pesar de cada uno poseía su propia  habitación.

― ¿Qué te parece este? ―preguntó la señorita Mara Strauss modulando unos notorios gritos con mucha emoción. ―Es bastante elegante pero simple, no importa dónde te lleve, te verás fantástica en él y personalmente creo que es nuestra mejor opción, ―agregó intentando convencerme.

Harley vio el vestido y se quedó sin aliento.

Realmente había olvidado por completo que lo tenía, era algo corto, de un rosado pálido casi inexistente.

―Me lo probaré pero no prometo usarlo, ―comentó mientras suponía que Mara daba gritos de victoria por la forma en como saltaba y bailaba.

Le fue imposible no reír.

Al cabo de unos minutos vio su reflejo y supo que había conseguido el atuendo perfecto.

* * *

¿Qué les está pareciendo la historia?

¿Tienen alguna teoría?

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raysa

No soy un GigolóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora