Diez

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Las cosas con Nik desde el incidente con Marcel han estado muy incómodas.

Referente al clan Lowell, claro está.

Coexistían.

Conversaban.

Y de vez en cuando se ignoraban.

Pero todo se sentían completamente diferentes.

Hay algo muy poderoso en las verdades escondidas o quizás en un par de mentiras muy mal omitidas.

De igual forma con la despedida de Marion Lowell todos fueron capaces de respirar un poco más tranquilos, sin embargo aquello no quitaba los silencios incómodos que duraban cada vez más tiempo.

Por las tardes Nik desaparecía y regresaba justo a tiempo para la cena sin decir nada.

Apenas miraba a la castaña y se sumía en sus pensamientos de forma casi aterradora.

― Me tengo que ir de aquí, ― aseguró el tatuado de pronto, sorprendiéndola por completo. 

Harley a pesar del golpeteo que sintió su corazón, agradeció profundamente el hecho de que él la tomará en cuenta y le permitiera leerle sus labios.

― ¿A dónde irás? ―preguntó entre curiosa y triste.

―Lejos de aquí, ―pronunció pensativo. ―Realmente necesito alejarme de todo esto. Conseguir un poco de tranquilidad... Son estas fechas, nunca han sido mis favoritas del año, ―indicó en un audible murmullo.

La castaña reflexionó acerca de la época del año en el que se encontraban y al cabo de varios silencioso minutos estuvo por completo segura de que no se celebraría ningún tipo de festividad a corto plazo.

¿Qué escondía Dominik Owen ahora?

―Iré contigo, ―le ofreció.

Pero él no reaccionaba.

Y aquello en cierta medida le asustaba un poco. 

― Debo de advertirte que no volveré pronto, ―aseguró tomándola con la guardia baja.

―Más te vale que sea una buena experiencia entonces, ―murmuró cogiéndole suavemente la palma de su inmaculada mano, una de las pocas partes de su cuerpo que no estaban tatuadas después de todo.

―Solo no hagas ruido, ―pidió tomando su chaqueta del asiento.

Acto se levanto y salió por la puerta sin darle una segunda mirada.

Ella no se lo pensó dos veces y lo siguió.

Creyendo ingenuamente que eventualmente podría entenderlo de alguna manera.

• • •

― ¿Hacia dónde nos dirigimos exactamente? ―preguntó la morena, al notar que pasaron por tercera vez la quinta avenida.

Hacia ningún sitio y a la vez a todos lados, ―respondió con una sorpresiva sonrisa mientras que entrelazaba su mano con la suya. ― ¿Aún no lo entiendes Harley? Este viaje hará que nuestra realidad nunca nos encuentre, ―reveló en un tono alegre y juguetón.

La muchacha por su lado entrecerró los ojos.

― ¿Has tomado o fumado algo? ―cuestionó mirándolo seriamente.

No daba señales de estar intoxicado pero no le constaba nada revisar.

Princesa, hablo en serio, pero supongo que tendré que demostrarlo, ―agregó acercándose poco a poco.

No soy un GigolóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora