El asunto de Meaghan

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Nancy se encuentra reposando sobre la mesa de la cocina y mirando hacia el exterior cuando Nick ingresa en el lugar, pasa de ella con una sonrisa y se deja caer a su lado, sonriéndole.

-No pareces tener un buen día- señala y ella asiente ligeramente

-Estoy un poco... ¿cansada?, de todo este rollo de Meaghan, las chicas, los Sherwood- enumera como una incontable lista y suspira nuevamente

-Pues te casaste con uno de ellos Nan, no puedes pedirle peras al olmo- señala y enseguida se arrepiente de su excesiva honestidad. A veces le gustaría mantener la boca cerrada por más tiempo, en ocasiones le gustaría simplemente entenderse con las personas por las miradas, las expresiones en los rostros

-No, entiendo esa parte- admite ella sin culparlo en absoluto- Pero en ocasiones quiero salir, ver el mundo, conocer más sobre lo que nos rodea sin tener un maldito dilema para todo. ¿Sabes? En ocasiones veo a mujeres en la calle que pasean con sus esposos de la mano y sin ninguna preocupación y me pregunto cómo sería ser así todo el tiempo: libre de ataduras, libre de preocupaciones

-Creía que tú y Hunter se entendían lo suficientemente bien

-De hecho sí, pero ahora que llegaron las chicas y que Meaghan está aquí solo...-sube los hombros y suelta un bufido

-¿Y por qué no salimos entonces?- Nick arrastra la silla hacia atrás y le extiende la mano- Vamos, desayunemos algo diferente hoy

-¿Como qué?

-No lo sé, algo diferente, no importa qué- insiste con la mano extendida hasta que ella sonríe, la toma y los dos se marchan juntos al centro de la ciudad

Mientras tanto, en la casa de Quinn, el equipo Sherwood y las chicas se enfrentan a un par de jodidos problemas que les dejarán la cabeza dando vueltas por el estrés.

-Si no se lo decimos juntos, se lo diré solo- señala James y Leslie sube una ceja, desafiante

-Jamás te importó- se defiende pero él se lanza a atacarla antes de que Peter lo detenga

-¡Me lo ocultaste!- exclama- ¿Cómo infiernos querías que lo ayudara si me lo ocultaste todo este tiempo?

-Y por eso mismo no tienes que meter la cuchara ahora- insiste- Yo lo crié, le di todo y seguiré dándole lo que necesite sin tenerte a ti en medio

-Va a llevar mi apellido Leslie, y recibirá toda mi ayuda te guste o no- señala el rubio- Por las buenas o las malas

-¿Me estás amenazando?

-Te estoy dando un ultimátum antes de que me obligues a denunciarte- sentencia y la otra se muerde el labio hasta hacerlo sangrar

-Lo haremos, se lo diremos- asegura en contra de su voluntad y luego continúa- Pero sueña si crees que lo llevaré a su asquerosa mansión para que le metas en la cabeza lo que se te antoje, olvídalo

-Será en algún lugar público entonces- replica él- Porque tampoco se lo diremos donde a ti se te venga en gana

-Y no quiero a tu patética novia cerca tampoco, salvo que quieras hacerle un trasplante de cabello luego

-Ex novia- señala Matt y al ver las miradas asesinas de los otros da un paso atrás- No he dicho nada

-Bien, que así sea- sentencia Leslie y el otro asiente sin dejar de asfixiarla con la mirada

El resto comienza a movilizarse en la habitación y entonces un nuevo tema, una nueva problemática toma el centro de la situación y lleva el timón de la conversación a partir de entonces.

Infiltradas 2: Pagando el precioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora