En marcha

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Harp Rodney

(1991-2016)

Hermano, amigo, brillante oficial de la ley.
Siempre te recordaremos.

Quinn repasa una vez más la breve inscripción en la placa mientras lucha con las lágrimas emergiendo de su mirada y maldice por décima vez al maldito de Liam desde que llegó al cementerio una hora atrás.

Sabe que tienen una misión que concretar a partir del día siguiente. Sabe que esta misión los llevará un paso más cerca del sujeto que ha arrebatado vidas como si se tratase de quitarle alfileres a una prenda, pero ahora mismo no tiene tiempo para pensar en eso.

Harp estaba atado a un poste y rodeado de lo que parecían ser explosivos cuando ella llegó a la antigua oficina de su padre, lugar donde Liam lo tenía secuestrado. Dado que aún le quedaban veinte minutos para la detonación de las bombas, Quinn suspiró de alivio y aumentó un poco más la velocidad de sus piernas para llegar hasta él, hasta que un alambre casi invisible la hizo tropezar y caer.

El alambre estaba conectado a una especie de circuito, que accionaba una palanca que soltaba un montón de navajas filosas, todas apuntando a un solo objetivo...

Harp falleció casi al instante y no hubo nada que Quinn pudiese hacer, excepto observar cómo las dos llamas en sus ojos esmeralda se apagaban de a poco. Cómo otra vida de otro gran hombre se desvanecía frente a ella.

A la mañana siguiente Gigi fue a verla a su casa, donde había pasado encerrada sin tener contacto con absolutamente más nadie desde el incidente. Gigi le dijo que no tenía la culpa de lo que había pasado, que el psicótico de Liam simplemente quería jugar con ellos y saldría ganando de una forma u otra. Luego le dijo que se marcharía lejos de Ferrel, a un lugar donde pudiese reconstruir su vida o parte de ella, y que volvería siempre a visitar la tumba de su hermano que había sido el mejor hermano de todos, y un gran policía.

Gigi tenía razón en todo, exceptuando en el hecho de que Quinn no tenía culpa. Sí la había tenido. Se había precipitado tanto a los acontecimientos que ni siquiera había barajado la posibilidad de que Liam hubiese colocado algún tipo de trampilla extra para salirse con la suya. Y todo eso había recaído sobre sus hombros, una vez más, como con Adam.

-Tienes que dejar de torturarte- una voz a su lado la saca de un tirón de sus pensamientos dolorosos y al girar se encuentra con Meaghan que la observa a unos metros de distancia

-Este no es lugar para una chica embarazada- observa la otra volviendo la vista al mármol- Deberías volver a la mansión, yo iré en un rato

-Shawn habló conmigo y Matt en parte lo apoyó- comenta- Has estado distante últimamente y no en el mejor de los sentidos.

-No pueden esperar que simplemente lo supere y ya, Meg- remarca- Yo lo...

-Ni lo pienses- la detiene y su voz suena considerablemente firme- Tú no lo asesinaste, Liam lo hizo. Liam nos ha llevado adonde estamos y ahora tenemos la oportunidad de detenerlo.

-Si es que tenemos suerte lo cual últimamente está jugando demasiado en nuestra contra- su mirada cae y entonces suelta un suspiro- No me malentiendas Meg, quiero lo mismo que todos ustedes. Solo estoy cansada de dejarlo todo y nunca llegar a ello.

-Pues si no sigues intentándolo nunca lo sabrás- le estrecha el hombro y entonces se aleja- Te espero en el coche

Nancy sube al coche de Leslie y la otra enciende el motor, observando a su amiga con atención antes de ponerse en marcha hacia el laboratorio. Hoy es el gran día, el día en que se enterará de quién es el padre de su hijo, a través de la muestra de sangre que le ha sido tomada y que se ha llevado a comparar con las de Nick y Hunter.

Infiltradas 2: Pagando el precioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora