Capítulo 10

670 67 5
                                    


Capítulo 10- "El laberinto que se inundó"



-¿Aún estás leyendo el libro de Hades que te compraste en la librería?

Esa pregunta pronunciada por una voz terriblemente conocida se coló en la silenciosa aula, levanté mi mirada encontrándome con los avellanados ojos de Evan-. ¿Qué estás haciendo aquí tan temprano?

-Me apetecía venir un poco más temprano hoy, ¿y tú?

-Cuando no hay nadie, esta aula es un buen sitio para leer –respondí-. Pequeña, acogedora y cálida, además de que no se me ocurre mejor lugar que este para leer mitología, ¿no crees? –pregunté y seguí sus movimientos, se estaba acercando a su silla, para sentarse a mi lado y empezar a sacar sus cosas.

-Supongo que tienes razón, ¿te quedan muchos mitos?

-Sólo unos pocos ya –respondí y situé el marca páginas en la hoja dónde había finalizado mi lectura.

-Debo añadir que estoy un poco decepcionado –comentó el chico con una sonrisa socarrona en sus labios.

-¿Y eso por qué? –Pregunté con confusión.

-¿Después de dos semanas y aún no lo has terminado? –Volvió a preguntar él con la misma sonrisa-. Yo el mío lo terminé hace ya una semana.

-El tuyo hablaba sobre girasoles mientras que el mío habla sobre como dirigir el reino de los muertos, ¿adivina cual es más complejo, genio? –Pregunté de igual modo.

-Anda, cállate –demandó intentando sonar serio pero una gran carcajada salió de sus labios-. ¿De qué crees que hablaremos hoy?

-Pues no lo sé, creo que sólo nos queda hablar sobre Dionisio a los que a dioses se refiere ya que el lunes hablamos de Hermes.

-¿Y luego qué? Aún quedan algunas clases para terminar el curso.

-Sí, pero también queda mucho mitología que no hemos trabajado, no hemos tocado ningún semidiós o héroe, así que supongo que esto será lo que haremos estos días.

-Puede ser muy interesante –dijo él para luego bajar su mirada hacia mis tres bolígrafos perfectamente ordenados según su color: azul, negro y rojo-. Vaya, realmente se te ha enganchado esta manía.

-Parece que sí –respondí mirándole con confusión, pues el tono de voz que había utilizado había sonado triste.

-Será mejor para ti que no sea así –dijo y con su mano cogió los tres bolígrafos y los desordenó dejándolos esparcidos por la mesa. La confusión abarcaba todos los rincones de mi cara-. Créeme cuando te digo que es lo mejor para ti Ariadna.

-Hola chicos –la voz de Ian Parker provocó que mi atención cambiara de dirección. No lo había visto llegar. Desde que Evan había vuelto a aparecer en mi vida hacia dos semanas, había notado como Ian empezó a distanciarse de mí y ese hecho no era de mi agrado, le echaba en falta, a él, a sus conversaciones y a los debates que causaba cuando no estábamos de acuerdo en algo. Le echaba en falta y de algún modo era decepcionante ver cómo todo parecía tener un orden para él.

-Hola profesor –respondió Evan con una enorme sonrisa pintada en los labios, acomodándose en la silla.

-Ian –saludé yo con la intención de llamar su atención.

-¿De qué hablabais? –Cuestionó el profesor a la vez que se acercaba a su escritorio para depositar sus cosas.

-De lo que haríamos en su clase hoy –respondió Evan.

Mi Propio Olimpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora