Tiempo (nombre, masculino)
1.Dimensión física que representa la sucesión de estados por los que pasa la materia.
2.Período determinado durante el que se realiza una acción o se desarrolla un acontecimiento.
El tiempo es algo que apreciamos de forma muy subjetiva. Por ejemplo, mientras una persona está en clase de filosofía, puede mirar un reloj una, dos o cien veces, que se le hará la enseñanza eterna. Eso me sucedía a mi hacía unas semanas. Por otro lado, otra persona (o esa misma) puede estar saliendo con amigos, con su pareja, o pasando un buen rato de fiesta en algún lado; y entonces nunca le parecerá que el tiempo es suficiente. Le parecerá que el tiempo pasa a la velocidad de la luz. Sin embargo, el tiempo siempre transcurre del mismo modo, para todas las personas y para todas las situaciones. Sin embargo, desde que había dejado de estudiar y había comenzado a pasarme los días ayudando en casa en lo que podía y, sobretodo, me había dedicado a descansar por orden del médico y por cansacio propio, el tiempo se me pasaba más rápido que nunca. Me limitaba a ayudar en tareas domésticas a mis padres, sobretodo a mi padre. Él no mostraba síntomas de encontrarse muy enfermo, pero sabía que lo estaba y sabía que intentaba parecer normal.
Las horas se hacían días y los días semanas; contaba el tiempo según las revisiones médicas que tenía y según cuándo salían los capítulos de las series que me gustaban. Luke venía de vez en cuando y me acompañaba viendo series y películas o simplemente pasando el rato conmigo. También venía de vez en cuando acompañado por Calum o Michael, aunque frecuentaban más las visitas de Grace y Ashton. Mi casa parecía un lugar público, en el que me visitaba gente cada dos por tres (aunque lo agradecía). Cada día me sentía más cansada que el anterior y me costaba más moverme. Salía poco, solo daba paseos de vez en cuando para que me diera el aire y raramente iba a tomar un café por ahí. Había olvidado prácticamente a Tessa, solo había hablado un par de veces por teléfono con ella: La primera para que tuviera mi número y la segunda para hablar un poco de cómo nos iba la vida, ya que no me encontraba con ánimo de salir y hacerlo en persona. Mi barriga aumentaba de tamaño con el paso del tiempo.
Un miércoles de primavera, con una fina llovizna y viento suave, tuve que hacer el esfuerzo de levantarme. Luke me llevó en coche al ginecólogo, donde tendría la revisión de la quincena. En el trayecto, una vez más Luke dejó caer el tema de qué hacer con el bebé.
-¿Ya has pensado qué quieres hacer con el bebé? - Me preguntó.
-Ya lo sabes de sobra, Luke. - Refunfuñé. - Estoy cansada de que me lo preguntes.
-No, Dani. Yo no lo sé. Y hacía tiempo que no te preguntaba, la última vez fue hace casi un mes. Quería darte tiempo para pensar y que te aclararas.
-Lo tengo claro; no quiero ser responsable de un bebé, ni después un niño y después un adolescente. Me parecerá bien tenerlo en unos años, cuando tenga estudios, trabajo, casa propia y una vida, en general, estable. - Luke guardó silencio ante mis palabras y siguió mirando a la carretera. Yo lo miraba a él, esperando a que hablara. Le veía en la cara que intentaba no replicarme. - Venga, Luke. No te muerdas la lengua y di lo que quieras decir.
-Entiendo por qué no quieres quedarte con él y por qué quieres darlo en adopción.
-¿Y qué más?
-También entiendo que es una gran responsabilidad. - Continuó, pisando el acelerador en una recta. - Pero creo que podríamos con ella. No, no creo, lo sé. Y también sé que a ti te asusta esa idea y por eso la rechazas.
Lo miré durante unos segundos sin expresión alguna, y él se mostró tranquilo, mirando hacia delante como si yo no estuviera intentando mantener contacto visual con él.
-Respeto tu decisión. El problema está en cuál tomar al final.
Luke no dijo nada, giró a la derecha y aparcó el coche lo más cerca posible de la clínica. Me ayudó a salir, ya que hacía unos días había comenzado a dolerme la espalda a cada movimiento, y entramos en silencio a la sala de espera. No tardaron en llamarme para pasar a consulta, donde la ginecóloga me anunció algo que no me esperaba.
-Vaya, parece que en las ecografías de hoy ya podemos diferenciar el sexo del feto. - Sonrió la mujer y me miró. - ¿Quiere que se lo diga? Normalmente a la gente le gusta saberlo, para poder hacer planes sobre la habitación, el nombre y esas cosas. Aunque también hay padres a los que les gustan las sorpresas.
-Está bien. Puede decírmelo. - Respondí sorprendida. Ni si quiera había pensado en qué sería el bebé, si un niño o una niña.
En un principio lo había visto como "el bebé, esa cosa que está creciendo dentro de mí y me ha frustrado un año de mi vida", aunque bien es cierto que ya había admitido que ese punto de vista era muy cruel. Estaba dando lugar a una vida, a una nueva persona, que aunque se quedara o no junto a mi seguiría siendo un nuevo ser. Eso en realidad me hacía pensar mucho, y podía llegar a quitarme el sueño. A veces sorprendía a mi misma, encontrándome echada en la cama en la madrugada y acariciando la barriga, que cada día parecía más grande que el anterior.
-Será una niña. - Anunció con simpatía. - ¿Ya había pensado en algún nombre?
Al instante me llevé una mano a la barriga y pensé que si fuera a quedarme con ella, la llamaría Brooke.
-o-
Me alegro de que el otro día os emocionarais tanto con el nuevo capítulo, y me llena de alegría que sigáis todas aquí, leyéndome, después de ese bloqueo que tuve. Agradezco muchísimo vuestros comentarios y votos, ¡os quiero!