✖Capítulo Cuatro✖

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"Preciosa"

Recuerdo que después de dos días, nuestra confianza aumentó. Sus besos y caricias ya no eran tímidas. Yo ya no tenía miedo de tocarlo o besarle. Sin embargo, aún no quería pasar de eso. Sólo besos y caricias. Sabía que en algún momento tendríamos que llegar a lo más íntimo de nosotros, pero no quería forzar nada. Si en algún momento pasaba, era porque los dos lo deseábamos y nos dejábamos fluir. 

Buscar  trabajo seguía siendo una tortura, no encontraba ninguno. James estaba ahí diciéndome que no lo necesitaba. Él podía darme mis gustos y necesidades. Y en el momento que me dijo eso, mi mente fue procesando preguntas. No lo veía salir a trabajar, siempre estaba en la casa. Su casa era enorme, así que tuvo que gastar un montón de dinero para poder comprarla. No quería ser entrometida, pero tenía que saber más de él. Prácticamente sólo sabía su nombre y la dirección de su casa. Y que también tenía sentimientos por mí. Pero nada más. Es por eso que decidí tratar de sacar una conversación sobre él y sobre mí. Pensaba que si él podía contarme más sobre su vida, yo también podría contarle más sobre la mía.

Estábamos sentados en el sofá. Mis piernas estaban recostadas en su regazo, mientras una de sus manos sostenía la mía. La televisión transmitía una serie de televisión muy conocida. Breaking Bad. Era conocida, pero nunca la había visto. Así que James me dijo que era muy buena y por eso la estábamos viendo. En el momento que volteo y me sonrió, decidí sacar el tema tratando de sonar sutil. 

— ¿Sabes? Estaba pensando en que deberíamos conocernos más. Ya sabes, cuál es tu comida favorita, o cuál es tu color favorito — sonreí. Hizo que mi cuerpo se apegue más a él. Me encontraba sentada en su regazo. Entrelazó nuestros dedos.

— Me parece buena idea. Necesito saber qué es lo que le gusta a mi chica— me sonrojé. Creo que ya era un hábito sonrojarme por las palabras de James — Me gusta cualquier comida y no tengo un color favorito. ¿Tú?

— Bueno, la pizza me encanta— estalló en una fuerte risa. Su cabeza se echó hacia atrás y sus ojos se achinaron. Sonreí— No te rías. También me gusta lo que cocinas. Eres un buen cocinero.

— Gracias, pero a partir de ahora voy a preparar pizza para que estés feliz— me guiño un ojo— ¿Algo más que quieras saber?— las preguntas explotaban en mi cabeza. Pero sabía que debía ser precavida. No debía sacar el tema bruscamente.

— ¿Cuántos años tienes?

— Veintinueve. ¿Tú?

— Veintitrés.— no dijo nada, pero con un gesto con la mano me insinúo a que siga preguntando— ¿Cuántos tatuajes tienes?

— No lo sé— respondió— Llevo años haciéndome tatuajes. Cada uno representa algo importante en mi vida.

— ¿Cuál es tu favorito? — pregunté.

— Este— su mano se formó en un puño, y mostró su reciente tatuaje. Love Maia. Besó el contorno de las letras y luego hizo lo mismo con mis dedos. Besó cada uno de ellos.— Mi nuevo favorito, aunque creo que va ser mi favorito para siempre.— Besó mi labios y luego su lengua pasó por mi labio inferior. Sonrío aún cerca de mi rostro.— ¿Alguna otra pregunta?— estaba embelesada. Ese hombre hacía que mi cabeza se salga de contexto con sólo decir algunas palabras.

— ¿Por qué dejaste que me quedara en tu casa?— es una duda que rondaba mi cabeza. Yo no hospedaría a cualquiera en mi casa simplemente por ser solidario. Sin embargo él lo hizo.

— Porque en el momento que te vi en el callejón, supe que no tenía que dejarte ir. Pude ver en tus ojos angustia; y cuando me dijiste que te habían robado el dinero, fue una excusa para que te quedaras. No quería que te vayas, sentía la necesidad de protegerte. No quería que nadie te haga daño.— su revelación sonó muy sincera, él me protegía. Nadie había hecho eso por mí.

— Gracias, por haber dejado que me quede — puso unos cabellos que se encontraban en mi frente, detrás de mí oreja.

— Yo quería que te quedes— su dedo se posó en mis labios— ¿Sigues curiosa, preciosa?

— Una última pregunta. Pero no quiero que pienses que soy interesada, sólo quiero saber más de ti.

— Nunca pensaría eso de ti— sabía que me iba a responder con la verdad.

— ¿Tienes algún trabajo? Es que siempre estás en la casa, y tu casa es enorme.— bajé la cabeza—Soy una entrometida, lo siento— James levantó mi barbilla e hizo que lo mire.


— Puedes preguntarme lo que quieras, no te avergüences.— una de sus manos se encontraba cerca de mi oreja.— Y respondiendo a tu pregunta, esta casa era de mis padres. Ellos me la heredaron cuando tenía veintiún años. Y pago las cuentas con el dinero que gané trabajando hace un tiempo, la remuneración era buena. Así que por el dinero, no debemos preocuparnos. No está mal que quieras preguntar, yo te voy a responder—dejó un beso en mi frente y luego hizo que me pusiera de pie junto a él— Por hoy basta de preguntas. Tienes que cenar.

Esa noche ya no hice más preguntas. Cenamos juntos. No preparó pizza como lo había dicho, pero la comida que hizo fue mucho más deliciosa.

Cuando me estaba retirando a mí habitación, James sostuvo mi mano y me pidió que duerma junto a él. No tuve que pensarlo mucho, estar junto a él era algo muy placentero. Nos dirigimos a su habitación. Se acostó en la cama y jaló mi brazo para que cayera junto a él. Nuestras manos estaban entrelazadas y mi cabeza yacía en su brazo. Besó mi cabeza y luego me fundí en un profundo sueño. Ese era uno de los lugares en el que quería estar.



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Holaa, Karina aquí :)

Espero que les haya gustado el capítulo.

El próximo es uno que me gustó mucho escribir ;) 

Besos 











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