✖Capítulo Nueve✖

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"Tienen que irse"

Dos meses pasaron desde la última vez que vi a mi madre. No la odiaba, pero tampoco era la madre que alguna vez yo conocí de pequeña. Recuerdo que de pequeña siempre me hacía trenzas todos los días, me llevaba al colegio y luego me recogía. Siempre jugaba conmigo a las muñecas o a tomar el té. Pero esos recuerdos se veían lejanos cuando veía a mi madre insultarme y recordarme una y otra vez que yo era la culpable de la muerte de Adam. Me dolía ver a mi madre comportarse así conmigo, no podía comprender como dejó de ser la madre amorosa que alguna vez fue. 

James sabía que el hablar de mi madre, era el mismo dolor que sentía cada vez que hablaba de Adam. De algún modo sabía que los había perdido a los dos. Él trataba de distraerme, hacía cualquier cosa para que yo saliera de mis pensamientos, y la mayoría de las veces lograba hacerlo. 

Nuestro día a día básicamente era estar en la casa y por las tardes salir a cualquier lugar. Mientras estaba con él, podía llenar gran parte del tiempo pensando en lo que hacíamos. Sin embargo, hubo una semana en la que James se comportaba de distinta forma, me sonreía pero su sonrisa no llegaba a sus ojos. Algo raro pasaba con él, varias veces escuchaba como gritaba cuando estaba hablando por el celular. Preguntaba que pasaba, pero él no respondía. Sólo sonreía y decía que todo estaba bien, pero yo sabía que no era así. Él nunca se había comportado de esa forma, fueron muy pocas veces que lo vi alterado; sin embargo durante esa semana casi todos los días podía ver la preocupación en sus ojos.

Me prohibió que salga de casa sin él, dijo que no confiaba dejándome sola por las calles. Podía entender eso, pero no veía la necesidad de tener que decírmelo; él siempre me había acompañado a todo lugar que yo iba. 

James recibió una llamada, salió de la habitación donde nos encontrábamos y se dirigió al jardín. Decidí seguirlo y tratar de escuchar la mayor parte de la conversación. Me escondí detrás de la cortina que cubría la puerta de vidrio.

— ¿Cuántas veces quieres que te diga que no fue ella?— estaba un poco más calmado que la última vez— Me importa una mierda mi vida, a ella no la tocan.— su mano frotaba una y otra vez su rostro—  Yo no traicioné a nadie— se sentó en una banca y siguió hablando— ¡Que los jodan! Diles eso, no pienso llevarla ahí.— sabía que se refería a mí— ¡No nos van a encontrar!— colgó y tiró el celular hacia el piso, tanto fue la fuerza que la pantalla salió disparada.

El primer pensamiento que se vino a mi mente fue que esto tenía que ver con la banda a la que pertenecía. Según lo que había escuchado, ellos trataban de encontrarme. Necesitaba respuestas, necesitaba saber si corríamos peligro los dos.

Me acerqué a él, sus codos estaban apoyados en sus rodillas. Su rostro estaba cubierto por la palma de sus manos. Cuando estuve frente a él, levantó el rostro.

— James, dime qué es lo que está pasando. Y no digas que todo está bien, porque no es así. Te escuché hablando por teléfono.— trataba de tener un gesto neutro.

— ¡Mierda!  — se puso de pie y agarró lo primero que vio. La silla donde se encontraba sentado. La lanzó contra la pared y luego le siguió un jarrón lleno de flores. Me asusté al instante, nunca lo había visto tan violento. 

— ¡Basta!— dije en el momento que levantaba otro jarrón de flores.— Por favor, háblame. ¿Qué está pasando?— dejo caer el jarrón, pero no lo hizo con fuerza.

— Llamó Brody. Llamó para avisar que están en tu búsqueda.

— ¿Quién me está buscando?

— Ven— tomó mi mano y nos dirigimos a la sala— Siéntate por favor.—hice caso y me senté.

— Quiero saber qué es lo que está pasando.

— ¿Recuerdas que leíste en el periódico la muerte de Jhon Smith?— claro que lo recordaba, nunca podría olvidarle.

— Sí.

— Las personas de su banda te están buscando. Piensan que todo es culpa tuya.

— ¿Qué? ¿Por qué piensan eso?— no sabía que tenía que ver ese señor en todo ese asunto.

— Uno de mis hermanos de la banda lo mató. 

— ¿Pero por qué me culpan a mí?

— Yo fui el que lo mandó a matar— mis manos cubrieron mis labios. No podía creer lo que me estaba diciendo.— Él ya tenía problemas con nuestra banda, y cuando lo vi tratando de abusar de ti; fue el mayor motivo para que dé la orden de matarlo.

— Pero tu dijiste que nunca habías matado a nadie.— sin darme cuenta, mis ojos empezaron a derramar pequeñas lágrimas.

— Mis manos nunca han tocado la sangre de una persona muerta— limpió las lágrimas de mis mejillas— Debía hacerlo. No podía vivir con el recuerdo que él te tocó y trató de abusar de ti, él no podía seguir viviendo.

— Pero...— las palabras se quedaban atascadas en mi garganta— Por culpa de ello estamos en peligro.

— No, no — juntó sus manos con las mías— Tú no lo vas a estar, ellos no te van a tocar. Voy hacer que me busquen a mí.

— No, si te hacen daño a ti también me lo hacen a mí.— James iba a decir algo más, pero el timbre de de la puerta nos interrumpió.

— Carajo— se levantó y luego se dirigió al espaldar del sofá. Sacó un arma. Yo me asusté y me alejé.—  No cariño, no tengas miedo. Quédate aquí— asentí, pero por dentro moría de miedo.

Recargó la pistola y luego se dirigió a la puerta. el toque del timbre era fuerte y rápido. James miró por la cámara de seguridad y luego bajó el arma. Abrió la puerta y luego vi entrar a Brody.

— Tienen que irse. Los están buscando, tienen que irse ahora— habló tan rápido que casi no logré entenderlo— José dice que están preparándose para atacar a toda la banda.

— Mierda— jaló de sus cabellos— Maia, cariño ven— estiró su mano— Sube a la habitación, debajo de la cama hay un bolso negro. Llénalo con un poco de tu ropa y luego bájalo. No abras los demás compartimientos sólo coloca lo que necesites— asentí— Todo va estar bien ¿sí?— las lágrimas caían por mis mejillas— Prometo que te contaré todo, pero ahora debemos irnos.

Me apresuré en subir las escaleras, saqué el bolso negro que James había dicho. Llené lo primero que encontré de los cajones. Abrí mi bolso y saqué el álbum de fotos de Adam, lo posicioné en mi pecho mientras las lágrimas seguían brotando de mis ojos. Debía apurarme, así que lo coloqué en el bolso negro y mis demás cosas.

Bajé y vi a los dos hablando por teléfono. James del teléfono de la casa y Brody de su celular. James volteó y pude ver que su rostro no reflejaba lo que sus palabras decían. Sabía que no íbamos a estar bien.

 


Obsesión MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora