✖Capítulo Tres✖

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"Noticia"

Esa tarde preparamos el almuerzo juntos. Era un gran cocinero, sabía muchas cosas que yo no. 

El silencio ya no rondaba en nosotros. Cuando servimos los platos, nuestra conversación era más amena. Hacía chistes para que yo riera, me guiñaba el ojo y sonreía de la forma que más me gustaba. Una sonrisa sincera. La forma que achicaba los ojos cada vez que se reía, o la manera que observaba cada uno de mis gestos y los halagos que soltaba una que otra vez. En ese preciso momento sentí que mi corazón empezaba a llenarse. Sentía que después de todo lo malo que mi vida haya tenido, estaba encontrando mi pequeño pedazo de felicidad. Y en ese momento, él era la causa de ello.

El beso. Nuestro beso. Ese beso se quedó impregnado en cada uno de mis pensamientos. Cómo olvidar algo que había pasado hace tan solo unas horas. Cómo olvidar la manera tan tierna que sostenía mis mejillas. O la forma tan tierna del beso. Aún podía sentir sus labios junto a los míos. Sin embargo, no hablamos de ello. Fue algo que sucedió sin previo aviso. Yo no quería sacar el tema, y agradecía que él tampoco lo haga. Sabía que en algún momento tendríamos que hablarlo, pero yo no quería que pasara en ese momento. 

Por la tarde me pidió que lo acompañara al supermercado. Acepté. No había nada malo. Nos fuimos en su auto. Y mientras las calles pasaban a nuestro alrededor, recuerdo que el sonido de una canción sonaba en la radio. No sabía el nombre, pero era muy bonita. El ritmo era suave, pero no era romántica.

Somos solo tú y yo

Ellos no pudieron ver lo que yo veo en ti

Porque yo creo en ti

Tú eres la única a la que elijo

Recuerdo que la mano de James agarró la mía. Se la acercó a sus labios y depositó un beso.

— No suelo escuchar este tipo de canciones, pero creo que esta me va gustar — sonrió en mi dirección y luego su vista se dirigió nuevamente en la autopista.

Pero sabes que romperé tu corazón.

Porque sé que lo que somos, nuestro amor es demasiado joven.

Aun cuando romperé tu corazón,
Voy a necesitarte, voy a necesitarte.

Esa frase de la canción hizo que James se fundiera en un montón de pensamientos. No sabía que era, pero su rostro cambió.

Sí, muéstrame tu roto corazón y todas tus cicatrices

Bebé, yo te tomaré como eres
Muéstrame tu roto corazón y todos tus defectos

Bebé, yo te tomaré como eres 

Apagó la radio, puesto que, ya habíamos llegado. Sonrío en mi dirección y luego salimos del auto.

Recorrimos los pasillos del supermercado. Compraba lo primero que veía, no miraba el precio. En un momento me dijo que vaya por algunas cosas femeninas. No sé por qué razón me sonrojé. Al parecer a él le gusto, porque depositó un beso en mi frente y me dijo que me iba esperar en la caja.

Cuando estaba en el pasillo de higiene personal, puse los productos necesarios en una cesta. No quería comprar mucho, James era el que iba a pagar, por eso no quería aprovecharme de más.

Él estaba en caja, tal y como lo había dicho. Cogió mi cesta y luego la puso en el carrito donde estaban todas las compras. Mientras esperábamos, tomé un periódico y comencé a leerlo. Página por página, hasta que me topé con una noticia espeluznante ya la vez sorprendente. 

"El nombre de la víctima es Jhon Smith Savarenge. Su cuerpo fue hallado ayer por la noche a las veintidós horas. Según los forenses, murió de trece disparos. Estos se encontraban en su cabeza, pecho y piernas. La policía cree que se trata de una disputa entre bandas criminales, puesto que, Smith era investigado por robo a mano armada y homicidio por encargo..."

Debajo de la noticia se encontraba la foto de la persona fallecida. Era la misma persona que trató de violarme. Era el mismo Smith del que James me salvó. Lo detestaba por tratar de hacerme daño, pero no le deseaba la muerte. Y menos una como esa. 

— ¿James? — terminaba de leer el artículo.

— Dime preciosa — ignoré el calificativo que me dio. 

— ¿De dónde conocías a Smith? A ese que trató de abusar de mí. — dirigí mi vista a la suya. Su semblante era el mismo. Su rostro no cambió, se mantenía calmado.

— Mi amigo una vez fue estafado por él. Tuve que acompañarlo para que pueda devolverle lo que le debía. ¿Por qué la pregunta? — su ceño se frunció.

— Fue encontrado muerto ayer. Le dispararon — traté de ver algún cambio en su gesto, pero nada.

— ¿Enserio? No le deseaba la muerte, pero creo que ya no te va hacer daño. — dijo.

— Pero está muerto, yo no le deseaba eso.

— Yo tampoco pero no podemos hacer nada. Tal vez fue consecuencia de sus actos. Escuché decir que trabajaba para una banda criminal — se acercó a mí y sostuvo mis mejillas — Olvida esto ¿si? No te tortures pensando en él. — no sabía que decir, así que solo asentí. De todos modos tenía razón, no podía torturarme pensando en él.

Salimos del supermercado con un montón de bolsas. James las depositó en la parte de atrás y luego se subió al auto. Volteó y sujetó mis dos manos.

— Prométeme que no te vas a asustar — su voz era neutra.

— ¿Por qué? ¿Qué vas hacer? — pregunté. Mi ceño se frunció.

— Nada malo. Bueno yo estoy acostumbrado a eso, pero tú no. Sólo prométeme que no vas a salir huyendo.

— James yo...

— Sólo promételo. No es nada malo — un suspiro salió de mis labios. 

— Está bien, pero no hagas locuras — sonrió y dejó un casto beso en mis labios. Encendió el auto y lo puso en marcha.

Alrededor de media hora había pasado. No sabía que iba hacer, pero parecía muy emocionado. Estacionó el auto y luego bajó. No reconocía el lugar donde estábamos. Abrió mi puerta y me ayudó a bajar. Pasamos por una tienda y luego ingresamos a un lugar para hacer tatuajes. Yo no quería hacerme uno, pero sabía que él sí lo iba hacer.

— ¿Un tatuaje? — pregunté. Asintió, pero no dijo nada. Saludó a la persona que atendía y luego se dispuso a sentarse en una silla reclinable. — ¿Qué te vas a tatuar? — sonrió.

— No lo vas a saber hasta que esté terminado.

Me senté en una silla y esperé. Los minutos pasaban. Trataba de ver que era lo que se tatuaba, pero no lograba verlo. Así que sólo esperé. Cuando terminó se acercó a mí. 

— ¿Cómo es? — pregunté. Levantó su mano y formó un puño. Automáticamente mis manos taparon mi boca. Estaba muy sorprendida.En sus dedos se formaba la palabra Love. La letra era hermosa, pero eso no fue lo que me sorprendió. Debajo que cada una de las letras se encontraba las letras de mi nombre Maia

— Antes que te asustes — dijo — Estas palabras significan lo que siento en estos momentos. Amor, porque nunca lo había sentido. Y tal vez suene como un puto romántico empedernido, pero Maia tú eres la que está activando esto en mí. Por eso puse tu nombre justo ahí, porque tú eres la causa de todo esto. — me lancé a sus brazos y lo abracé. Fue lo más hermoso que haya podido escuchar. Tomé su rostro, y junté mis labios con los suyos. Con este beso demostraba que él también activaba eso en mí. Porque él era diferente. Y tal vez con él, mi pequeño pedazo de felicidad estaría completo.



Obsesión MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora