48. Noche de chicas

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Soy de lo peor. Cuando es tu cumpleaños y estas durmiendo con tu pareja, lo que esperas es que nada más levantarte te felicite... bueno, pues en mi caso no es así. Me desperté, me duche y cuando fui a bajar las escaleras con Ryan a mi lado todos le felicitaron y yo totalmente avergonzada por haberme olvidado de su cumpleaños me fui corriendo.

En realidad solo se me olvido felicitarle, el regalo ya lo tenía pensado y eso pero aun así...que vergüenza.

Los chicos le regalaron un viaje a un aquapark, parece que es una tradición. Pasamos la tarde y la noche ahí y cuando iba a darle el ultimo regalo a Ryan (en el dormitorio... ya me entendéis) los chicos dijeron que iban a dormir con nosotros. No tuve más remedio que echarles, entregarle mi regalo a Ryan y volver a dejarles pasar.

¡Feliz cumpleaños Ryan!

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Poco a poco fui abriendo los ojos para observar la belleza que hacía que no pudiese respirar, literalmente. Ryan me estaba abrazando tan fuerte que me costaba respirar. Haciendo movimientos bruscos conseguí soltarme solo para observar como Ryan se movía inquieto en la cama y murmuraba cosas ininteligibles, estaba empapado en sudor y tenía el ceño fruncido.

Estaba teniendo una pesadilla.

Me puse de rodillas en la cama y empecé a balancearlo suavemente, no quería que los chicos se despertasen pero tampoco quería que Ryan estuviese pasando un mal rato.

Con los suaves movimientos no conseguí nada así que aplique un poco más de fuerza, pero él seguía revolviéndose. De repente agarro mi muñeca y con fuerza la apretó, tuve suerte de que fuese la izquierda y no la derecha que era donde todavía tenía una leve lesión, pero aun así no pude evitar soltar un pequeño gemido de dolor.

Me acerque a su cara y le empecé a llamar por su nombre. Su mano aferraba mi muñeca sin descanso y cuando pensaba que iba a tener que gritarle abrió los ojos.

Sus ojos mostraron confusión pero cuando vio su mano envolviendo mi muñeca sus ojos pasaron a preocupación. Soltó mi muñeca y se fue al otro extremo de la cama mientras se pasaba la mano por la cara y luego por el pelo.

Luche contra mis ganas de tocarme la muñeca para aliviar la molestia que sentía y me acerque a Ryan. Cuando estuve a su lado le quite las manos de la cara y le obligue a mirarme levantando su cabeza.

– ¿Estas bien?- le pregunte

–Eso debería preguntártelo a ti....Dios... ¿Te he hecho daño?- me pregunto cogiéndome de la muñeca y masajeándola.

–Estoy bien, pero quiero saber si tú lo estas.- le pregunto mientras me siento en su regazo.

–He tenido una pesadilla.- me dice.

–Lo he notado.- le digo– ¿quieres contarme de que iba?- le pregunto y el niega la cabeza.- Vale, no importa, ambos estamos bien y ahora quiero que me abraces y me des un beso de buenos días, por favor.- le digo intentando borrar todo rastro de su pesadilla.

Veo sus engranajes funcionando y decido que en ese momento debo tomar las riendas. Me vuelvo a tumbar en la cama y le miro. El me mira y yo le miro pero claramente mi mirada gana y se termina tumbando conmigo en la cama.

–Sonríe.- le digo antes de atacar su boca. Cuando me separo él ya está sonriendo y se lanza a mi cuello. Comienza a besarlo, a pasar la lengua y luego da pequeños mordisquitos. Suspiro queriendo gritar y entonces un carraspeo rompe nuestro momento.

Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora