43. Las cosas se rompen, las personas tambien

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Las mañanas de los fines de semana siempre son buenas, sobre todo si tu chico te quiere dar una sorpresa que es interrumpida por dos chicos y además tu mejor amiga ha venido a visitarte.

Junto con Dana, Rose y Claire hicieron una fiesta de pijamas en la que Rose tuvo una reflexión sobre que es el amor, claro, como ella nunca lo ha recibido, ¿Cómo iba a saber distinguirlo? ¿Era amor lo que sentía por Ryan?

Sin importar lo que ella sentía decidió centrarse en otra pareja de la casa. Josh y Eddie. Nada mejor para juntar a dos personas como organizar una cita. ¿Pero qué pasa cuando son sorpresas?, pues que son mejores.

Ryan nos invitó a su casa de la playa para organizar esa cita, la cual fue un éxito. Lo que fue una sorpresa de verdad fue el que él llevase a Rose a una cita de verdad donde ella no se pudo resistir a decir esas palabras que no querían salir de su boca por miedo. Él la correspondió y luego montaron una pequeña fiesta en el dormitorio.

Como dije, las mañanas de los fines de semana son las mejores, aunque creo que voy a cambiar este pensamiento porque no creo que abrir la puerta a la novia de Ryan sea un buen despertar.

–––––––

No sé cuánto llevo en el baño encerrada, la verdad es que no me he puesto a pensar en el tiempo. Deje de llorar hace poco, total no me iba a servir de nada. Ahora mismo me encuentro lavándome la cara preparada para salir del baño. He dejado de oír mi nombre por parte de Ryan y Eddie ha llamado a la puerta, ahí es cuando he decidido salir.

Durante este tiempo he estado pensando que hacer al salir, si enfrentarme a él o directamente a la chica pero luego he pensado que no tengo ganas de hacer ninguna, solo tengo ganas de tener un descanso de todos los follones que acompañan a mi vida.

Así que mi plan ya está decidido, la indiferencia está en lo alto de mi lista, lo segundo es tratar la supuesta relación de Ryan y la chica con nombre de zorra. Cuando me canse de lo primero quizás vaya a lo segundo o puede que salte al tercero, ahora mismo me da igual. Indiferencia. Mente en blanco.

Cuando me miro en el espejo tengo los ojos un poco hinchados y rojos, estoy un poco pálida quizás por no haber desayunado. Un último vistazo y abro la puerta con cuidado de no ser vista.

Salgo del baño cual ninja, sin hacer ruido y de puntillas. Problema, eso no evita chocarme contra un muro de carne.

Que no sea Ryan, que no sea Ryan– pienso mientras cruzo los dedos de los pies.

Levanto la cabeza para ver al muro y tengo la suerte de que sea Eddie, mi fiel amigo.

– Hola–digo en bajo.

– Hola– dice – ¿Vas a contarme porque estabas encerrada en el baño y Ryan gritando tu nombre? Al principio pensaba que estabais teniendo sexo– dice Eddie pasándose una mano por el pelo.

– La verdad es que no me apetece mucho hablar en estos momentos– digo todavía en voz baja y mirando a mi alrededor para no encontrarme a Ryan.

– Está en el jardín hablando con una rubia – me dice y yo expulso el aire aunque rápidamente lo dejo de hacer. ¿Esta con la zorra?

– Perfecto – digo frunciendo los labios.

– Vale...– dice Eddie – Los chicos vamos a ir a la playa a bañarnos un rato, ¿vienes?- pregunta

– ¿A bañarnos en el agua? Pero si debe estar congelada. - le digo

– Es un juego a ver quién aguanta más en el agua.- contesta– Mira, si no quieres contarme de que va la cosa, que ya me puedo imaginar por dónde van los tiros, al menos ven con nosotros para distraerte– me dice acariciando mi brazo.

Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora