Capitulo 1

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Capítulo 1

Centro su mirada en el espejo que tenía delante de él, giró la cabeza y se encontró con él de nuevo; tenía a su alrededor muchos espejos que le permitían verse a sí mismo desde diferentes ángulos. Tenía puesta su típica ropa de príncipe, hecha con ceda y materiales de los más finos, traía su corona que daba a entender que era de la realeza. En comparación a su padre, esta corona, era pequeña y solo cubría una pequeña parte de su frente.

A su lado, estaba su sastre, diseñador, consejero y todo lo que un principie necesitara para que sea guiado por el camino de la sabiduría, su mejor amigo, Cinna. Le sonreía como siempre, una sonrisa cálida y que le brindaba seguridad.

- Todo estará bien Peeta-. Le dijo su amigo mientras palmeaba su hombro y lo sacudía como su hubiera rastro de polvo en él.

Al escuchar la puerta, se giraron y se encontraron con el rey y reina que gobernaban ese país. Le sonrieron a su hijo y le dijeron:

- Harás tu discurso, como en todos los bailes, querido-. Dijo su madre. Effie Trincket de Mellark, era, en su juventud, la princesa de una pequeña dinastía y al encontrarse con un joven soberano terminaron enamorándose por completo y contrajeron matrimonio de inmediato y así unieron alianzas las dos fronteras.

- Si mamá-. Dijo Peeta. En todos los bailes era la misma rutina. Ver las doncellas y bailar unas cuantas piezas musicales. Pero, simplemente sentía que en este baile, habría algo que haría cambiar su vida por completo.

- Otra cosa hijo-. Dijo su padre. Haymitch Mellark que era un rey soberano y querido por todos, hacia el bien y ayudaba a su pueblo, pero la edad ya estaba ocasionando que no pudiera proseguir con su trabajo, por lo cual era necesario que el mayor de sus hijos, se hiciera cargo del trono y el pueblo. El consejo ya lo tenía arto, al decirle que su hijo necesitaba ya, tener una esposa y estar al frente del cargo monárquico, pero simplemente no podía obligar a su hijo a contraer matrimonio sin estar enamorado. Él sabía lo que se sentía, pues sus padres se casaron por obligación y más peor aún, sin conocerse; en cambio él tuvo la fortuna de casarse con la mujer que amaba y había hecho bien su trabajo y quería lo mismo para sus hijos. Cuánto no daría él para que uno de sus hijos menores fuera el heredero, pues a su muy temprana edad, ellos ya tenían a sus novias y estaban a punto de contraer matrimonio. Pero era imposible que algo así ocurriera, su hijo mayor, era el único heredero al trono, pues toda su vida se estuvo preparando para el día que se convirtiera en un rey justo-. En este baile, te recomiendo que bailes con jóvenes princesas y las conozcas para así poder...-

- No padre-. Dijo Peeta-. No quiero conocer a ninguna joven princesa.

- Es una orden-. Le dijo Haymitch en modo autoritario-. No te lo iba a decir, pero ya no tengo opción. Tienes que casarte para que puedas ocupar tu lugar como Rey, hijo mío, necesito que lo hagas, la edad nos está alcanzando y llegara un día que tendrás que suplirnos, haz eso por nosotros-. Dijo Haymitch y dicho esto se dispuso a salir.

- La hare padre-. Haymitch se volteó y lo miro fijamente-. Hablare con las princesas que ya conozco, pero no me casaré con ninguna de ellas. Quiero conocer el amor, como tú y mi madre lo hicieron. No me obligues a hacer algo que me hará miserable para siempre-. Dicho esto bajo del pedestal en el que estaba parado y salió del cuarto, con Cinna pisándoles los talones.

- Esposo mío, ten un poco de compasión por tu hijo-. Dijo Effie a Haymitch-. Es cierto lo que dijo, no lo puedes obligar a desposarse si amar a alguien.

- Effie, tiene 23 años, necesita hacerlo ya-. Dijo Haymitch

- Dale tiempo

- ¿Cuánto? Los del consejo me están...-. Fue interrumpido por su esposa

Esclavos del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora