Uno mas en el equipo.
El origen de todo.
Capítulo 4: Pasito a pasito.
Un grito, delirante y terrorífico le despierta. Bañado en sudor, tembloroso, jadea, dejando caer sus lágrimas sin control alguno por sus mejillas.
El cuerpo entero tiembla. Desde sus pestañas hasta los dedos de los pies, tiemblan. El sueño, aún tierno en su mente que despierta lentamente a la realidad es tan real, tan aterrador que le provoca incluso ganas de vomitar.
Sus entrañas arden, como lava lacerante. Le duele la cabeza, el cuello, el costado... jadea, se ahoga, necesita aire, urgentemente. Tiene la sensación de que perderá el conocimiento de un momento a otro.
La cálida voz de su abuela le llega desde los pies del colchón. La mujer no le toca, solo susurra, tranquila, voz de aliento que le envuelve hasta calmarle.
Finalmente, ya calmado, siendo consciente de que solo ha sido un sueño, rompe a llorar.
Lo necesita, descargar todo ese terror de algún modo. A la mujer le rompe el alma verle así, pero no puede simplemente quedarse mirando. Se acerca, despacio, y se sienta en el filo, junto a él.
Kuroko siente la presencia de la mujer, su calor, su cuerpo, su proximidad. Tiene que poder superarlo, como sea. Se fuerza, hasta el límite, aún llorando, a alargar la mano hasta la mujer y espera que ella la aferre.
Le abraza contra su pecho, despacio, temblando con él, acariciando sus cabellos con calma, en un roce sutil. Sus palabras le llegan, el apoyo, la tranquilidad.
Después de mucho tiempo se siente protegido, en paz. Sigue temblando, llorando, pero ve una pequeñísima luz, una esperanza que le dice que, no volverá a ser como antes, pero al menos, existe un modo de hacer del miedo una sensación pasajera, que no domine su vida por completo como pasa ahora.
La mujer le acomoda de nuevo en el lecho, se ha dormido, plácidamente.
Odia, con toda su alma, a ese chico, por dañar de este modo a su precioso nieto, pero del mismo modo sabe, la sabiduría que da el tiempo, que es imposible hacer tanto daño sin recibir algo de ese dolor en tu propio cuerpo.
Ese chico, si tiene corazón, estará destrozado cuando se de cuenta de lo que ha hecho. Cuando sea consciente de que tendrá que vivir sin su Kuroko. Su vida será lamentable desde ese momento.
Kuroko despierta con un ruido irritante de fondo. Es una especie de "meeck meeck" que no le deja seguir durmiendo. Abre las hojas de madera que hacen de ventana y ve a su "taxi"mirándole divertido desde abajo.
Sigue sentado en la moto, aunque está apagada. Le saluda con la mano y le hace señas para que baje, pero la anciana se adelanta y le tira de nuevo, al suelo, arrastrándole cogido por la oreja hasta el granero.
Kuroko ha recogido la parte mas alta del granero, donde un colchón de lana llena de bultos, limpio, le servía para no dormir en el suelo. Poco mas.
El material de granja, y un montón de muebles, y aparejos de sembrado estaban amontonados, en una extraña maraña de cosas indefinidas.
Y su abuela quería todo eso fuera de su granero... para eso estaba ahí el otro chico.
–¿También te ha obligado a trabajar?... Se supone que eres su nieto, deberías poder librarte, por aquello del parentesco... yo no tengo escapatoria, me trata como un esclavo... sin compasión alguna y. ..¡¡¡Auuu!! –Colleja que le golpea con ganas en la nuca.
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Uno mas en el equipo: El origen.
FanfictionKuroko se enamoró de Daiki, vivió la sensación del primer amor, bonito, agradable y a la vez terrible. Cuando vio que esa relación destruía su vida y quiso terminarla, comenzó el verdadero infierno. Recuperar tu vida cuando la persona a la que amas...