Destello de luz.

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Uno mas en el equipo.

El origen de todo.

Capítulo 12



Cogió aire hasta el límite de sus pulmones una vez, dos , tres.

Pulsó el botón del timbre y esperó, cerrando la mano en un puño tenso dentro del bolsillo del pantalón.

Sábado por la tarde, primera hora.

Kuroko le había mandado un mensaje para que fuera a su casa a conocer a su abuela.

Visto así, casi parecía una broma, pero ahora que estaba frente a la puerta no lo era tanto.

Conocer a su abuela era ser aceptado por su familia, a no ser que le presentara como un amigo, o un simple compañero de clase; no sabía que pensar, como sentirse.

Solo que estaba nervioso.

Escuchó ladrar a Número dos, y se tensó mucho mas. El perro le daba mucho respeto; su miedo visceral a los canes no remitía ni siquiera teniendo en cuenta que el perrito apenas era un cachorro.

Por su chico lo que hiciera falta.

La puerta finalmente se abrió, rebelando una señora bajita, regordeta y mirada inquisidora, tan azul como la de su chico, adorable en su aspecto.

–Madre del amor hermoso, dios bendito. –Exclamó la anciana nada mas verle. Le obligó a agacharse a su altura para inspeccionarle con detalle, la cara, los ojos, casi podía jurar le había mirado dentro de las orejas. –¿Pero que narices coméis que sois todos tan enormes?–Le metió en la casa, girando a su alrededor para mirarle desde todos los ángulos. –Pasa criatura, mi Tetsu está en el jardín.

Kagami se quedó estático sin decir ni una sola palabra. Podía haberse presentado pero tuvo la sensación de que no hacía falta y que esa mujer lo sabía todo sobre él.

En el jardín Kuroko ponía unos pedazos de carne en la parrilla de la barbacoa.

Se sonrojó nada mas verle, y el otro respondió con un sonrojo similar, que les hizo parecer adorables en todos los aspectos.

–Éste me gusta mas que el otro. –La abuela no se quedó callada, rompiendo el silencio del momento. –De todos modos te avisé... pero bueno, bien está lo que bien acaba. –Acarició el cabello celeste de su nieto, con una sonrisa. –¿No estás haciendo demasiada comida? Mi Tetsu apenas come un puñadito y yo tampoco es que sea una gran comedora.

–Que va abuela. –Señaló la mesa para que Kagami se sentara, aunque el pelirrojo tenía la mirada fija en el perrito, que sentado a sus pies esperaba que le dijera algo . –Kagami kun puede con todo esto... de hecho creo que estoy haciendo poco.

–¿Va a comerse todo eso? –Señaló la montaña de carne asada que ya ocultaba el plato. –No me extraña que esté tan enorme la verdad, si se traga todo eso, lo raro sería que dejara de crecer en algún momento. –Tomó el anillo colgado de su cuello con los dedos, sonriendo. –¿Es alguna moda o algo?

–No, es una promesa de hermanos que tengo con alguien. –Kamagi lo acarició antes de dejarlo en su sitio.

–Mi abuela conoce a Himuro. –Decir que el pelirrojo estaba alucinado era quedarse corto. –El mundo es un pañuelo, ¿Eh? Venga a comer.

La mujer se sentó, tranquilamente a su lado, palmeando su muslo, tranquila.

–Bueno, ¿Y ya le has pedido a mi nieto que seáis novios o como demonios lo hagáis la juventud de hoy en día, o aún te lo estás pensando?  Mi nieto es un buen partido, mírale, es guapísimo, no me lo negarás, ¿Eh?

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