Cita contigo.

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Uno mas en el equipo.

El origen de todo.

Capítulo 9




Kagami le miró preocupado. En el tren de vuelta, Kuroko seguía con la mirada perdida en el exterior.

El resto del equipo se había dispersado nada mas llegar a la estación, cada uno a su casa.

Kagami se quedó con él incluso cuando todos los demás ya les habían dejado a solas.

Aún era de día así que caminando despacio, recorrieron la calle principal.

–¿Tienes que volver pronto a casa? –El pelirrojo le preguntó en cuanto vio el burger.

–La verdad no... mis padres no están y mi abuela ha vuelto al campo este fin de semana, para ocuparse de unas cosas...O sea que técnicamente, no tengo hora de llegada.

–No me parece bien que te quedes solo. –Kagami seguía preocupado por el golpe, sus ojos fijos en la venda que cruzaba su frente.

Aunque habían jugado con los matones y no parecía muy afectado, él sabía que esos golpes pueden dar problemas con el tiempo...

–Te invito a un batido y te acompaño a tu casa. –Kagami lo dijo tan en serio que Kuroko soltó una risita.

–Después de ese filete gigante, no puedo meter en el cuerpo nada mas...ni medio vaso de agua. –Kuroko sacudió la mano por delante de la cara para negarse.

–Pues yo tengo hambre. –Estrechó la mirada con la mano en alto como si quisiera ponerla sobre sus hombros y no se decidiera. Su estómago rugió para darle mas peso a sus palabras. –Y tu solo has comido una esquina de nada...¿Siempre comes tan poquito?Eso no es muy normal...

–El que no eres normal eres tu. –le señaló, serio.  Te has comido diez kilos de carne y tienes hambre... eso si que es asombroso. –Una dulce sonrisa se dibujó en sus labios. –Lo haremos al revés, yo te acompaño a ti a comer... y luego me acompañas a mi casa.

Tomó su mano, entrelazando sus dedos y cruzando la calle entraron.

Pidió un batido de vainilla, y treinta hamburguesas... con sus patatas, por supuesto.

Kuroko dedicó el tiempo que empleó en comer esa cantidad tan desmesurada de carne para contarle cosas sobre él.

Meses atrás habría sido impensable, que el peliceleste dijera mas de media docena de palabras, y sin embargo ahí estaba, hablando sin parar.

Al principio jugar con Kise kun y los demás, era divertido... le habló de esa etapa, en la que se iban conociendo, en la que reír era algo cotidiano, en la que las manías de cada uno eran una fuente inagotable de bromas...

Le habló de Murasakibara y la manía de comer continuamente dulces, sin parar... de Midorima kun, y sus objetos de buena suerte...de Akashi, de Momoi... de Kise kun...

Kagami le escuchaba, sonriendo.

Pensaba que era guapo... muy muy guapo.

La forma de sus labios al hablar, sus cambios, sus arrugitas en el centro cuando dibujaba una u otra sílaba. En la hamburguesa numero veinte, se dio cuenta de que sus pestañas eran muy largas... y en que el azul de sus ojos era muy claro, no como el del cielo despejado... mas suave.

Uno mas en el equipo: El origen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora