Capítulo 50

2.7K 314 4
                                    

Hacer el amor con Caden, es tan gratificante como especial. Sus besos tan apasionados, notar su tacto deslizándose por mi piel erizándomela a su paso extremeciéndome de deseo para entregarle mi cuerpo expresándole cuanto lo amo.

Miro hacia la cama, todo está revuelto y en ella descansa el hombre más hermoso, gentil y del cual estoy perdidamente enamorada de él.

Salgo del baño, y veo la luz del móvil de Caden parpadeando. Es un sms de Nicoleta. La odio a esa arpía con cuerpo de mujer y lengua viperina. Al momento vuelve a llamar.
A no, esta vez no voy a consentir que me arruinen mi felicidad. Agarro el móvil, descuelgo con la intención de ponerla en su sitio.

--Por favor Caden, debes de ayudarme estoy fatal.

--No soy Caden. Soy Naiya, ¿para qué necesitas a Caden?--Le pregunto con voz seria y molesta.

--Naiya, yo...--escucho que comienza a llorar pidiéndome que le ayude.

Vaya mierda, ¿ Y ahora qué hago yo?
Pues como soy así de tonta, y me da pena, me visto sigilosamente para no despertar a Caden. Bajo de puntillas hasta la cochera, saco mi coche y me voy para la casa de Nicoleta.

Una vez allí, aparco el coche y bajo sin poder creerme lo que estoy viendo.
Mi rabia comienza a esparcirse por toda mi organismo. Camino lentamente abriéndome paso entre las personas que sostenían una copa y reían medio tomados. Termino de cruzar el jardín, furiosa busco con la mirada a la sinvergüenza de Nicoleta. La veo a lo lejos sentada en un sofá besándose con dos hombres.
Tan deseosa iba de pegarle dos bofetones bien dados, que no pensé en las consecuencias.

--Hola Naiya. Bienvenida a mi casa y a mi fiesta.

Me quedé mirándola de arriba abajo como se tambaleaba, fijé mis ojos en la mesa, como era de suponer había consumido droga.

--¿Para qué me has echo llamar Nicoleta?

--Muy fácil. Para que veas cual es el mundo que nos rodeamos Caden y yo. Y es que tú, querida gordita nunca. Escúchalo, nunca vas a formar parte del mundo de Caden, porque él desea esto, o si no mira el desplante que te hizo en Canadá. Este es su mundo y tú no se lo vas a cambiar gorda estúpida.

--Deja de faltarme el respeto, perra, tú a mí no me vas a demostrar nada. Caden ya no forma parte de este mundo, y para que lo sepas me quiere y está dispuesto a dejarlo todo.

--Ja, ja, ja. No me hagas de reír. Eso ta dicho. Seguro que mientras te hacia el amor, rozándote con una mano tu pecho o tapándote los ojos para darte más morbo.

Aquellas malditas palabras me traspasaron como antorchas encendidas. Era justamente como había pasado. Tragué saliva viendo como ella desaparecía dejándome plantada y confusa.

La voz de un hombre susurràndome 《vamos a follar》 me sacó de mis pensamientos.

--¿ Qué dice? Yo no voy contigo a ningún lado.

--No. Tú te lo pierdes. De pronto ese hombre me agarró por mi nuca besándome. Me deshice de su agarre dándole una cachetada. Al cual él también me la devolvió tirándome al suelo.

--Frank, no sabes lo que acabas de hacer.--Dijo otro hombre que llegó de pronto.

--Darle a esta zorra lo que se merece.

--Esta zorra es la mujer de Caden. Vámonos o te meteras en un lío con él.

--Me importa una mierda que sea su mujer, así ajustaré cuentas con él. Si él se acostó con mi mujer, por qué yo no puedo hacerlo.

Sentí la mano de ese hombre en mi pelo, alzándome de golpe. Percibía mucho miedo y al mismo tiempo me sentía una imbécil que no sabía masque llorar y suplicar mientras el me tenía agarrada de mi cabello y con mi brazo doblado hacia atrás, mientras íbamos subiendo por unas escaleras.

Al llegar a una habitación este desconocido me tiró contra la cama de muy malos modos. Me encontrada atemorizada y asustada, intentaba entre mis lágrimas rogándole que no me hiciera daño. Al parecer a él le daba igual, seguía quitándose su ropa mirándome con una sonrisa cínica en su rostro.

Me levanté agarrando una lámpara y estampándola contra la pared, mierda me falló mi puntería. Volví agarrar otro objeto, de alguna manera me quería hacer la valiente cuando por dentro estaba deshecha de nervios.

Al final acabé boca abajo con mi cabeza pegada al colchón rezando para que alguien me ayudase. Mis plegarias fueron escuchadas, el ruido de la puerta alarmó a ese desgraciado. Como un tornado entró Caden propinándole un puñetazo a ese hombre.

--Caden para, yo iba a darle lo que me había pedido.--Le decía ese miserable rozándose su labio partido.

Caden siguió golpeándole y dándole patadas hasta que entre yo y varios hombres lo separemos. Miré a Caden, su respiración estaba agitada y en sus ojos me suplicaban perdón.

Salí de aquel lugar lo más rápido que me fue posible. Al llegar donde estaba mi coche, pude por fin respirar tranquila. Aliviada y angustiada.

--Naiya, yo...

--Caden dime que lo que acaba de pasar es todo mentira, que ha sido una burla, por dios Caden dime qué ocurre.

--Perdóname Naiya, te he fallado. Mi intención siempre ha sido mantenerte al margen de la mierda de vida que llevo.

--De la mierda de vida que quieres llevar.

--Llevas razón y lo he intentado por ti, porque yo no tengo el suficiente coraje y valentía para apartarme de este mundo de drogas.

--Caden, dime que aquella noche en Canadá no me dejaste plantada por esto, dime que no te acostaste con Nicoleta. Dímelo. --Grité histérica, necesitaba que Caden me dijera la verdad, pero en vez de hablar, calló.
Tomé aquel silencio como un si.

--Sabes Caden, pensaba que eras más hombre, pero me he equivocado. Me enamorado de un hombre que no se merece ni mi compasión ni mi amor. Esta es tú vida, hay la tienes, sigue destruyéndote como has estado haciendo hasta ahora. Porque yo no voy a estar ahí para verte como te autodestruyes y me llevas a mí por delante. Se acabó Caden. Lo siento con todo el dolor de corazón pero yo no...

--Naiya, no te merezco. Eres maravillosa y quiero que sepas que te amo, que por ti y por tú hijo daría mi vida.

Nos quedemos mirándonos un buen rato luchando contra nuestros sentimientos. Al final ganó el coraje y el orgullo. Me monté en mi auto dejando caer mis lágrimas como cascadas mirando por última vez al único hombre que he amado y no ha servido de nada querer hacerle entender del mal camino que lleva y aún está a tiempo para cambiar por mí o por él mismo.

ASÍ SOY YO  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora