—Por fin te dignas a venir, no te he visto por aquí en días.—
—Hola Paul. Estoy ordenando las flores por sus colores. ¿Ves? Las rojas en ese lado, las azules allí, las de plástico verdes en esta caja. Así todo está ordenado—
—Sabes que cuando yo las ponga en la vidriera las dejaré como quiera ¿No? Y decir como quiera quiero decir "A la mierda el trabajo de Harry"—
—No seas perezosa, mira, los peluches grandes van arriba así los más pequeños se lucen abajo...—
—Harry...—
—Alrededor de ellos podrían ir las rosas. ¿Qué piensas? Quedaran muy bonitos—
—Harry—
—¿Quieres que lo ordene yo? No tengo problema, me queda bastante tiempo, cuando termine de ordenar todo aquí...—
—¡Harry!— el rizado se sobresaltó al grito de su amiga y se giro para encararla dejando las pequeñas cajas a su lado— ¿Estás bien?— él frunció el ceño y la miró extrañado.
—Si ¿Por qué?—
—No te he visto desde aquel día en que vino aquí tu amigo el medio metro. ¿Está todo en orden?— hizo una mueca de disgusto al recordar ese día, el día en que el hombre que había amado y sigue amando lo rechazó después de ilusionarlo como un idiota metiéndose con él en la cama. Después de eso Harry no salió de su casa por cinco días y cuando recordó que necesitaba su trabajo, juntó valentía y fuerzas saliendo de su hogar para no perder lo poco que había conseguido en su estadía allí.
—Si, sólo es que... tuve problemas— Pauline medio sonrió y tomó su mano para llevarlo a unas bancas que estaban cerca de allí.
—¿Quieres contarme?— Harry agachó la cabeza y negó apretando los labios.— No has contestado mis llamadas. Incluso John preguntó por ti, él también se preocupa por ti—
—Lo sé y lo siento. Siento haberlos ignorado pero... estaré bien, tu me conoces, tengo estos arranques de vez en cuando...—
—¿Quiere decir que otra vez...?— insinuó ella alarmándose pero él la interrumpió.
—No, no. Estoy bien, en serio—
—¿Quién era ese muchacho? El del otro día—
—Un... amigo. Un amigo que no veía hace tiempo y bueno, me encontró, eso es todo— mintió sin poder mirarle a la cara. No quería decirle la verdad, eso significaba volver a recordar el momento en que sintió morir y no quería saber nada sobre lo que pasó.
—Bueno, parece que varios quieren encontrarte esta vez—
—¿Por qué lo dices?— preguntó mirándola confundido.
—Allí afuera hay otro hombre que te busca. Uno bastante grosero a decir verdad— Harry quedó pensativo ante la poca descripción de su amiga. ¿Quién era? No creía que fuese su Príncipe, él ya le dijo que no tenía intención de volverlo a ver.
—Yo... no lo sé, no sé quien podrá ser. ¿Tienes idea de cómo es?—
—Colorado. Cabello colorado y alto. Entró al local y dijo "Hola tu, quiero hablar con el mocoso"— fingió voz grave— No puedo decirte más, me pareció grosero y vine aquí— de un salto y con los ojos abiertos de par en par Harry se levantó.
—¿Co... colorado?—
—Si ¿Sabes quien es?—
—Oh por Dios— susurró con una sonrisa perdida y en un segundo ya estaba saliendo de ahí para caminar a paso apresurado y llegar hasta la entrada del local. Al llegar quedó parado junto a la barra que separaba la puerta del deposito y la sala principal, mirando a Ed quien sostenía un pequeño peluche de jirafa hecho para niños. El colorado al darse vuelta despreocupado, vio a Harry quien con ojos brillosos lo miraba y rápidamente disimuló su sorpresa y emoción en una mueca de molestia.