Capítulo 3

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--¿Te gustan las galletas?--

--Si, ¿Por qué no? ¿A ti?-- preguntó Louis mirándolo extrañado al rizado que caminaba junto a el sobre la orilla del lago.

--Me encantan. La primera vez que cociné galletas se me quemaron todas. Nana dijo que no llore que la primeras veces suele pasar--

--¿Lloraste porque se te quemaron las galletas?--

--No, porque me quemé los dos dedos-- sonrió apenado mostrándole sus dedo pulgar e índice-- ¿Ves? Justo ahí--

--Debió ser horrible--

--Y no sabes cuanto. Tuve que ponerme una crema por casi toda una semana, fue increíble. Mi abuela no dejó que hiciera nada. Esa vez me perdí de las margaritas-- negó en desaprobación recordando aquel día. Louis mordió su labio queriendo reír, viendo el perfil del chico que lucía despreocupado caminando ahora con las manos en los bolsillos.

--Esto es muy raro-- dijo pensando en voz alta como si tampoco lo creyera.

--¿Qué cosa?-- le frunció el ceño de forma confundida.

--Es que... me agradas Harry-- las mejillas del menor tomaron a un rojo intenso y evitó su mirada encima-- Quiero decir, eres un chico encantador-- el pequeño comenzó a jugar con sus manos, tocando un dedo tras otro. Louis por su parte esperó escuchar algo de él pero se rindió cuando no oyó nada y puso los ojos al frente.

--Tu eres encantador, y no te das una idea de cuanto me agradas a mi...--

--En otras cuestiones, el clima para Los Ángeles no será muy bueno que digamos, habrá lluvias interminables y hasta el viento llegará en unas horas. Por lo tanto volvemos al móvil con Kate... ¿Kate estás ahí?--

Harry terminó de prepararse el desayuno y volvió a la mesa para comer tranquilo los huevos revueltos y jugo de manzana. Se había despertado hace media hora, le avisó a Pauline que todavía seguía enfermo y que no podría ir a trabajar. Rezó para que su amiga creyera su mentira y no le haga tantas preguntas, la realidad es que únicamente quería estar solo.

Oso, dormía frente a la puerta y sólo se escuchaba el ruido de la televisión, que solo pasaban noticias que al rizado no le importaban en lo más mínimo. Tomó el tenedor y comenzó a comer mirando la pantalla pero sin prestarle atención, en su cabeza sólo existía aquel intenso momento en que después de cinco años había vuelto a tocar los labios de su primer amor.

Su celular comenzó a vibrar pero ni siquiera se molestó en ver quien era, él solo seguía con la mirada perdida intentando no perderse ni un solo detalle de lo que fue ese beso tan íntimo que habían tenido. Su perro levantó la cabeza cuando la puerta fue tocada con tres golpes y acto seguido se levantó dejando su hocico olfateando en la orilla de la puerta. Harry de mala gana se levantó y antes de ver quien era miró por la mirilla. Era John.

--Gracias-- cerró su paraguas, limpiándose el poco barro que tenía con un trapo tirado. Oso movía la cola de la emoción y el pelinegro solo le acarició la cabeza-- Hola amigo-- miró a Harry que volvía a sentarse en su lugar-- Hola amigo dos-- el rizado solo ladeo una sonrisa.

--¿Quieres?-- ofreció su plato de huevos y John negó sentándose a su lado dejando su abrigo en la silla.

--¿Cómo estás? Pauline me dijo que estabas enfermo y bueno, quise venir a verte un rato-- entrelazó sus manos y la dejó en la mesa examinando las ojeras, la palidez y los ojos rojos e hinchados de su amigo.

--Sólo es un resfrío. Ella es tan exagerada-- negó comenzando a toser fingidamente por los nervios. Lo había heredado muy bien de alguien y sabía usarlo.

Escondido En Sus Ojos "Todo por Ti" 2da TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora