Capítulo 4

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El jueves a última hora, Stiles tuvo que quedarse un par de horas en la biblioteca, por cortesía de Mr. Yukimura. Puede que su hija fuera un encanto y la nueva obsesión de Scott, pero el hombre no dejaba pasar una a la hora de hablar en clase.

Intuía que lo iba a pasar muy mal en Historia lo que quedaba de curso.

Sin embargo, el cabreo que tenía al salir del instituto de camino al jeep, desapareció por completo cuando vio que al lado de su coche y en un parking desierto, había alguien esperándole.

Alguien llamado Derek Hale.

Nada más verle, hizo memoria de las últimas horas.

Era algo que había tomado por costumbre cada vez que el hombre lobo aparecía frente a él, para asegurarse de si lo que estaba viendo era real o no.

Y recordaba haber estado colocando los libros de la biblioteca y tener que sentarse sin hacer nada durante un buen rato.

Y también recordaba haber estado medio dormido durante la mayor parte de ese rato.

Y que cuando el profesor salió de la biblioteca, Stiles aprovechó para apoyar la cabeza en la mesa, y echar una cabezadita.

Lo que significaba que ahora mismo estaba soñando.

Y eso eran excelentes noticias.

Stiles correteó hacia Derek, dando pequeños saltitos y todo. El último sueño había sido maravilloso, con los sentados en su jeep y hablando durante horas de un millón de cosas... Bueno, más él que Derek, porque el Derek de sus sueños no dejaba de estar inspirado en el de verdad, y era imposible que de repente se pusiera a hablar por los codos.

El caso era que, aunque Stiles reconociera que esos sueños para todas las edades estaban bien, ahora tenía en mente algo un poco más atrevido.

- Hola – saludó al llegar a su lado – ¿Pasa algo?

Derek negó con gesto serio.

- Quería pedirte una cosa.

- ¿En serio? – sonrió al más puro estilo colegiala, apoyándose en la puerta del jeep en lo que pretendía ser una pose seductora - ¿Y que querías pedirme?

El Beta miró de arriba abajo al chico, y metió a continuación las manos en los bolsillos de la cazadora.

Momento que aprovechó Stiles para agarrarle de dicha cazadora, y atraerle hacia él con la clara intención de darle un beso.

Pero cuando estaba a medio camino de su objetivo, descubrió que la cara de Derek no era la que solía tener antes de un beso: Y en lugar de ser todo sonrisas y nada de ceños fruncidos, estaba siendo todo lo contrario.

Derek tenía cara de estar sufriendo un ataque apopléjico.

Por el rabillo del ojo, Stiles se fijó en el cartel de entrada del instituto, y pudo leer perfectamente "Beacon Hills High School".

Lo que significa que, esta vez, no estaba soñando.

- ¡Qué estás haciendo!

La voz de Derek sonó imposiblemente grave. Y, de fondo, creyó intuir cierto rechinar de dientes.

Al menos, Stiles confiaba en que fueran simples dientes y nada de colmillos.

Soltó de inmediato la cazadora, y se puso tieso como una vara. Las manos habían empezado a sudarle, pero la garganta estaba seca como el desierto de Arizona.

Dios. Esto sí que era una pesadilla.

- Nada – se obligó a responder. Y en un absurdo intento por disimular, ajustó la cazadora de Derek – La tenías mal colocada.

Dream a Little DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora