Capítulo 16

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Previously on "Dream a little dream":

Sus ojos de color indefinido brillaban cuando abrió los párpados.

Stiles seguía frente a él. Con esa sonrisa que era todo lo que necesitaba ver para empezar un nuevo día.

- ¿Me lo prometes? – preguntó el Beta.

- ¿Quieres que te prometa que todo va a ir bien?

- Sí.

- Antes has dicho que no puedo estar seguro de lo que va a ocurrir. No tendría mucho sentido que ahora te dijera que sí y que tú me creyeras.

Derek mostró una media sonrisa.

Desde que Stiles se atrevió a confesarle lo de los sueños y la doble vida que estaba obligado a experimentar, Derek había intentado que su carga fuera un poco más ligera a través de una mayor compañía.

Y desde aquel primer día, con cada minuto compartido, no había dejado de preguntarse por qué demonios no lo hizo antes.

Ahora, junto al protagonista de sus sueños y viceversa, sabía que sólo a su lado podría seguir adelante.

- Si lo dices tú, lo creeré.

La sonrisa que Stiles le ofreció, le llenó tanto el corazón hasta el punto de llegar a doler.

- Está bien – apartó la mano de la mejilla, y a cambio le dio un corto beso – Te prometo que vas a ser incapaz de deshacerte de mí, por mucho empeño que le pongas.

Derek sonrió con todas sus ganas, y tuvo la seguridad de que el corazón de Stiles sintió lo mismo que el suyo.

- Y yo te prometo que nunca volverás a desear estar dentro de un sueño.

Durante unos segundos, no hubo nada más.

Tan sólo los dos, mirándose a los ojos.

- Hecho – susurró Stiles.

Y porque había otras maneras de cerrar un pacto que con un apretón de manos, le besó como tenía intención de hacer durante el resto de sus vidas.

**********************

DOCE HORAS ANTES

Derek Hale despertó como siempre: escondiendo la cabeza debajo de la almohada para ocultarse del sol, y soltando un gruñido de rabia porque un nuevo día había comenzado. Y aunque no tuviera nada que hacer... nunca tenía nada que hacer a no ser que hubiera asesinos o monstruos correteando por el pueblo; siempre había sido una persona poco madrugadora que disfrutaba dejando que las horas pasaran estando en su cama y leyendo cualquier cosa.

Pero eso no implicaba que tuviera que hacer sólo eso durante todo el día, a no ser que quisiera que la holgazanería le acabara pasando factura a su cuerpo... Y sí. Sabía que era muy difícil que su cuerpo de hombre lobo algún día llegara a conocer los michelines... Pero por si acaso, y porque nunca se sabía cuándo iba a necesitar hacer uso de su fuerza, no estaba de más entrenarse. Siempre.

Aunque sólo fuera para hacer algo durante las horas restantes.

Se levantó sin molestarse en ponerse algo más encima. Siempre dormía en ropa interior o, en las noches especialmente frías como la última, con unos simples pantalones de chándal. Y como no tenía que compartir piso con nadie, tampoco es que tuviera que preocuparse mucho por su atuendo.

Claro que eso cambió cuando descubrió que no estaba solo.

Junto a la pequeña cocina, un inesperado visitante se movía como si aquella fuera su propia casa.

Dream a Little DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora