Notas Importantes:
Queda estrictamente prohibida cualquier copia y/o adaptación de esta obra de ficción. Todos los derechos reservados.
Disclaimer: Los personajes no son míos, pertenecen a Rumiko Takahashi.
Stranno Yazyk
"Hay almas a las que uno tiene ganas de asomarse, como a una ventana llena de sol".
Federico García Lorca
Strange Lenguage: Verdad a medias
El ambiente y paisaje cambió drásticamente a su regreso al Sengoku pero no le dio mayor importancia mientras salía del pozo con un ágil movimiento. Sentada directamente frente al mismo sobre la verde hierba y jugueteando con una hermosa flor de un amarillo brillante, le esperaba la pequeña niña que lo seguía a todas partes.
—¿Esperaste mucho? —preguntó con suavidad, sentándose sobre el borde del pozo.
—Ai se quedó aquí desde que te fuiste. —sonrió emocionada de tenerle de vuelta. —¿Tuviste buen viaje?
El hombre se puso en pie, divertido por los recuerdos de su estancia en un tiempo futuro, y se acercó hasta la niña, acuclillándose para estar a su altura. Los hermosos y delicados mechones de un rubio tan pálido resplandecían de forma extraña frente a la flor amarilla mientras el par de orbes de un azul celeste tan transparente le observaban con adoración.
—Ai-chan, debiste esperar en casa. —susurró con dulzura. —Es peligroso que te quedes sola.
Delicadamente tomó la flor de las manos de la niña y observó cómo se marchitaba con rapidez entre sus dedos. Eran tan diferentes uno del otro que todavía le costaba concebir que pertenecieran a la misma raza y que la extinción de ésta le hubiera convertido en el único guardián de una niña que parecía casi un ángel en comparación consigo mismo.
—Lo siento mucho. —se disculpó sin perder la sonrisa. —Ai-chan quería esperar aquí por Kagome.
—¿Kagome-chan? —le preguntó sin abandonar la suavidad de su tono de voz.
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Langue Étrange
Fanfiction[En Pausa] Un débil e insignificante ser humano, eso era todo lo que significaba la mujer de su medio hermano para él. Sin embargo, esa explicación lógica y aceptable no resolvía el misterio que lo había conducido a una rutina nocturna de acecho a l...