El Precio

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Lo miraba intensamente, sólo quería verlo despertar, sólo quería disculparse con él por el error que había cometido. –¡Disparos!– escuchó Blaze a una de las enfermeras gritar –Llamen a seguridad– dijo aquella asistente de la salud para que después las alarmas sonaran estrepitosamente. Blaze vio a través de la ventana de la habitación reconociendo al erizo azul quien se encontraba abrazando fuertemente a una eriza rosa, frente a él un equidna rojo quien poseía un arma consigo, seguramente él había causado aquellos disparos. Blaze no sabía si salir a ayudar o quedarse en donde estaba, al final de cuentas, ella no estaba en peligro, ni Silver.

–¡No!, por fa--- – escuchó gritar a una enfermera y luego un silencio sepulcral. De nuevo muchas más de ellas gritaron. Blaze vio aquella enfermera, quien había curado amablemente sus muñecas por la puerta con una expresión de horror –¡Llamen a--- – un sonido sordo se escuchó para luego ver cómo su cuerpo caí abruptamente al suelo, y cómo un pequeño río de sangre empezaba a brotar de su cabeza. Blaze sintió de nuevo el horror recorrer su cuerpo y cuando pensó que nada podía ser peor vio a una sombra entrar al lugar, no tardó mucho en reconocerlo... era aquel erizo negro, el erizo que llamaban Shadow. Shadow entró con aquella mirada fría y asesina.

–...Traidor– habló viendo a Silver yacer inconsciente en cama. Levantó su arma apuntándola a la cabeza de aquel individuo, no merecía vivir después de lo que había hecho.

–¡NO!– escuchó gritar y una llamarada de fuego lo hizo refugiarse detrás de la pared de la entrada de la habitación. La presa parecía seguir con ellos, no se había percatado de su presencia por buscar al erizo plateado.

Shadow sacó de su bolsillo una brillante gema verde sonriendo maliciosamente. –¡Chaos Control!– gritó y con un destello apareció detrás de aquella gata lila, quien al sentir su arma en su espalda se congeló. –Da un solo movimiento y te mató aquí mismo– amenazó, pero su amenaza pareció ser en vano, ya que vio como el cuerpo de aquella chica empezaba a cubrirse por las llamas, si no hacía algo él sería consumido por las mismas.

La golpeó con fuerza justamente detrás de la cabeza haciendo que el cuerpo de la chica cayera fuera de la habitación por el impacto. Shadow se asomó al pasillo para cerciorarse que no se moviera más, y efectivamente, la gata había perdido el conocimiento. Shadow volteó a ver a Silver esbozando una sonrisa maliciosa 

–El día que más temiste ha llegado– habló macabro con aquella sonrisa pintada en su rostro. 

Escuchó disparos provenientes fuera del hospital, algo que hizo que su atención se desviara del erizo plateado; Shadow se acercó a la ventana de la habitación y logró divisar a Sonic con aquellos policías, lo había encontrado.

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Sonic la abrazó con fuerza sin poderlo evitar; tenía tan presente aquel día, a pesar de los años aún recordaba aquellas miradas sin vida de su familia. La sensación de impotencia, de saber que no podía hacer nada para remediar la situación.

–Amy– la llamó nuevamente en un intento de quebrarse.

–...Vete– la escuchó susurrar, aún estaba con vida.

–¡Aléjate de ella!– gritó el equidna disparando de nuevo.

Esta vez no contó con la misma suerte, logró evadir el disparo sin dificultad. Saltó a un lado aún con aquella eriza rosa en sus manos. Sonic estaba molesto, realmente molesto, por primera vez aquel deseo ferviente de matar con dolor y sin compasión se apoderaron de él; sintió tanta energía recorrer su cuerpo, sabía que matar al equidna no le tomaría nada de tiempo –"Será divertido– se dijo por sus adentros. Pero cuando decidió dejar a la eriza rosa en el suelo para ir con el equidna sintió una mirada intensa a sus espaldas, vio de reojo hacia el edificio blanco y ver a Shadow en una ventana. Los había encontrado y ya tenía a Blaze y a Silver, o eso asumió ya que estaba en la habitación de él. Notó como fijó su vista en la eriza rosa que él aún sostenía con empeño esbozando una sonrisa maliciosa, si no hacía algo se las vengaría con ella, él conocía a Shadow, si algo le gustaba era ver como los demás sufrían antes de eliminarlos. Amy pagaría las consecuencias de su error, a menos que la sacará de allí lo más pronto posible. En cuestión de segundos salió a toda velocidad de allí, necesitaba encontrar un lugar seguro para ambos, y más que nada, un lugar donde pudiera ayudarla.

In the Eyes of a MurdererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora