Algo que no muchos sabían en New York sobre mí, es que amaba practicar ballet desde los 12 años. Lo sé, es algo tarde para empezar, pero aun así seguí adelante y mostré que era buena. Tenía mis razones por las que no quería que nadie sepa. Para empezar, varias personas en los últimos años me juzgaron basándose en su estúpido estereotipo marcado por la sociedad. Se reían o no creían mucho cuando les contaba que ballet hasta que me veían bailar y ahí sí que se quedaban calladitos. No era delicada y tampoco vestía como una princesa. Pero eso no les daba el derecho de subestimarme.
Lo que me gustaba del ballet es que podía tener un tiempo solo para mí. Un momento donde pueda relajarme y despejarme de mi típica vida cotidiana. Claro que no voy a negar que a veces mis pies sangran o duelen por el arduo esfuerzo de las prácticas, pero eso no evita que me sienta especial a la hora de bailar. Simplemente no creo que nadie pueda entenderme. Para mí el ballet era, es y será siempre una terapia.
Cuando Josh me desilusionó, me la pasé más horas bailando porque eso provocaba que mi mente se despejara y sacara todo lo que sentía. Recuerdo que a veces, unas lágrimas se rodaban por mis mejillas cuando bailaba. Él me había afectado demasiado que prometí que iba a ser el último hombre al que le iba a permitir pisotear mi corazón de esa manera.
Cuando vine a Estados Unidos, me inscribe en la academia de baile de NY. Estas clases eran como una terapia. Solo las tomaba los viernes y sábados en las tardes, porque la universidad me tenía ocupada los demás días.
-Si giras tanto vas a terminar con un dolor insoportable en los pies o puede ser que te estrelles contra los espejos. – Me encontraba sola en el salón. Hace media hora que la clase había acabado, pero yo decidí quedarme un rato más.
-Pensé que ya te habías ido Nick. – Paré de bailar al escuchar la voz de mi amigo. Nick era mi compañero de ballet. Ambos nos entendíamos bien a la hora de bailar. Él estudiaba Ciencias Políticas en la misma universidad que yo, así que a veces ambos veníamos juntos a las clases. Nick era alto, de cabello oscuro y de unos hermosos ojos azules. Su cabello liso siempre lo llevaba corto. Definitivamente lo que llamaba la atención eran sus ojos.
-Se supone, pero fui a la cafetería por algo de tomar y luego regresé porque me había olvidado mi celular. – Él entro al salón con un maletín deportivo en la mano, cogió su celular de uno de los estantes y luego se acercó hasta donde yo estaba. Pude darme cuenta, que ya se había quitado su ropa de ballet y la estaba remplazando por una cómoda camiseta azul y unos jeans oscuros. - ¿Y tú?
-Ah, solo me quedé un rato más. – confesé mientras me arreglaba mi tutu.
-Tú sí que estás loca. – mi amigo se empezó a reír. – Yo estoy recontra cansando después de 3 horas seguidas de baile. ¿Por qué no vamos a la universidad?
- ¿En serio?
-Sí vamos, yo te llevo. – Ambos sonreímos.
-Gracias Nick. – me acerqué y lo abracé. – Vamos. – cogí mi maletín del suelo y empecé a caminar hacia la puerta.
-Ela. – volteé al escuchar que me llamó. – ¿Estas segura que quieres salir así a la calle? – lo miré confundido y luego entendí a qué se refería. Seguía en tutu y zapatos de ballet.
- ¡Ups! Ya no sé dónde tengo la cabeza – reí. – Ahora vuelvo, iré a cambiarme. - Me demoré unos 10 minutos y luego salí vestida con una chompa algo larga y unos leggins negros acompañadas de unas balerinas del mismo color de mi chompa.
- ¿Crees que lo hagamos bien para el recital? – me preguntó cuando ya nos encontrábamos saliendo de la academia.
-Sé que lo haremos bien. Solo necesitamos practicar un poco más. – Él me sonrió y luego ambos seguimos caminando hacia la salida.
ESTÁS LEYENDO
"Te amo"..."Lo siento, no eres mi tipo"
Storie d'amoreLIBRO 1 ¿Cómo explicarías que un trébol de cuatro hojas te llevó a un país muy lejos del tuyo, en donde conociste un chico artista que coqueteó contigo, tú con él y que puede ser, tal vez, el amor de tu vida, pero cuando le dices "Te amo" él te resp...