Capitulo 4. Por favor quedate

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Debía irme, alejarme de él, no podía hacer esto simplemente no podía.

–¿En verdad te irás?- me pregunto mientras yo tomaba la ropa del armario y la acomodaba en la maleta.

No respondí. Sólo lo mire por varios segundos y después continúe acomodando la ropa.

–Yo no estoy mal interpretando nada, sólo pensé que el estar aquí, encerrada las 24 horas sería algo tedioso para ti.-dijo serio.

Y ahí fue donde encontré la respuesta a todo.

Era yo quien estaba confundiendo las cosas.

–Pues si te sirve de algo... Sí, si es tedioso para mi estar aquí.-dije molesta, tome la maleta y baje las escaleras.

–Por favor quédate.-dijo con una voz tierna.

Di media vuelta y lo miré.

Se veía perfecto, con sólo mirarlo me daba cuenta de cuanto era lo que lo quería, de cuanto deseaba estar cerca de él. Sabía que si me iba de ahí jamás volvería a verlo e inclusive a cruzar palabra alguna.

–Por favor quédate.-dijo de nuevo.

Sus ojos comenzaron a brillar más de lo habitual.

Solté la maleta de entré mis dedos, luego de unos segundos él se acerco a mi, sus manos rodearon mi cintura, sentía su respiración cerca de mi oído.

–Por favor no te vayas.-susurro sobre mi oído. Enseguida me estremecí, sus palabras hacían que mi corazón se acelerará, que mi respiración se agitara. Tenía miedo. Miedo a lo prohibido.

Lo abrace, lo abrace con fuerza.

–Te quiero.-dijo levantando mi barbilla.

Su mirada se conectó con la mía, y se fundió en un profundo beso.

-.-.-.-.-.-.-

Los días pasaron, Adam y yo prácticamente parecíamos novios, 24 horas del día juntos, bueno aunque en realidad no eran exactamente esas horas, desafortunadamente eran menos, el tiempo con el se me iba rápido, era poco lo que convivía con él pero ese poco tiempo para mi era especial.

Adam me había pedido que lo acompañara a una de sus reuniones, y yo había aceptado ir.

Había pasado por mi a las 7:30, me había pedido que me fuera formal esa noche, así que tome un vestido largó en color coral, y lo combine con un hermoso collar en color dorado, mi melena estaba desatada a mi típica coleta y estaba algo desordenado, mis rizos ondulados combinaban perfecto con mi atuendo, para finalizar con el lo combine con un lindo bolso color beige y por último resalte mis labios en un tono rojo matte.

Cuando llegamos a ese lugar, mis manos comenzaron a sudar, los nervios me comían, era la primera vez que ambos salíamos, así, sin miedos y presiones.

–tranquila, sólo son gente de trabajo.-dijo tomando con sus manos mi cintura .

–Estoy tranquila.-mentí.

Al entrar todas las miradas de aquellos empresarios se centraron en nosotros, mujeres lanzándome mierdas de odio y hombres mirándome acosadoramente.

Adam lo noto y en seguida me sujeto con más fuerza.

Si para él estas personas eran gente de trabajo no quería imaginarme quienes eran las peores.

–Bienvenida hijo.- dijo un hombre al parecer ya mayor.

–Que tal licenciado.-respondió Adam mostrando respetó.

–Me da gusto que hayas traído contigo a tu novia.- dijo el "licenciado" en un tono al parecer bastante alegre.

Nuestras caras no pudieron evitar sonrojarse.

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