Capitulo 11. Un muy bonito error

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Que demonios era lo que había hecho.

Habían pasado ya varias semanas de lo ocurrido con Alex.

Desde ese día yo había cambiado, pero no porque yo quisiera hacerlo, sino porque era necesario. No podía dejar que las cosas fueran así cuando yo sabía que estaba mal, porque no podía hacerle esto a Adam.

Estaba confundida.

Lo del beso había sido un error. Un muy bonito error.

Ya casi no salía para nada de mi habitación, había días incluso que ni siquiera bajaba, y otros día en los que no veía en absoluto a Adam.

Adam iba días tras día a tocar la puerta de mi habitación.

Le dije miles de pretextos sobre que extrañaba a mamá y que lo único que quería era estar sola.

Hasta qué de pronto un día Adam entró  sin más.

—Spencer... toma.- dijo dándome su móvil.

—Tu madre está en la línea.-dijo y en seguida se retiró de la habitación, parecía estar mal, Adam estaba preocupado, y tal vez yo era la culpable.

—¿Mamá?- pregunte para asesorarme que se trataba de mamá.

—Spencer.- dijo emocionada.

Era mamá. Hacia tanto tiempo que no escuchaba su voz.

Recuerdo la vez en que mamá y Melissa hablaban sobre la grandiosa idea de mi viaje a Los ángeles.

Melissa estaba más que feliz, yo siempre había sido un estorbo para ella, me lo recalcaba cada que podía.

Melissa era desafortunadamente mi hermana, no me agradaba su forma de ser, ella siempre quería ser el centro de atención y eso era algo que yo odiaba, mamá y papa siempre estaban de su lado, no podía decir que la odiaba pero si podía decir que hubiera preferido que no fuera mi hermana.

¿Había necesidad de mantenernos alejada sólo por Melissa?

—Hija, se que nos alejamos de ti por mucho tiempo, pero pensamos que eso te ayudaría a estar mejor.- dijo mamá.

Eso realmente no había ayudado de mucho.

—Mamá, sólo quiero ir de vuelta a casa.- dije hundida en lágrimas.

—Aún no es tiempo Spencer, es necesario que estés lejos de Melissa, por lo menos hasta que ella esté más tranquila.- mamá me pidió que me mantuviera alejada de Melissa por un tiempo, pero este tiempo se estaba alargando demasiado.

—¿De cuanto tiempo estamos hablando?- le pregunte para saber a que me estaba arriesgando.

— 1 mes... sólo un mes más Spencer.

Siempre supe que mamá prefería a Melissa.

—tu padre acaba de comprar una casa en los ángeles, te gustará, sólo es de unos cuantos papeleos más y listo, estarás más cómoda ahí que en el hotel.- me dijo y estoy segura que lo hacía porque quería que estuviera más tiempo aquí.

—De acuerdo, adiós mamá.- me despedí y en seguida termine con la llamada.

Deje el móvil en el Buró y me tiré a la cama.

Sin saber más caí en un profundo sueño.

todos sabemos la clase de perra que eres Spencer.- me decía Melissa tirándome del pelo.

—Yo no tengo la culpa de que Ian no te quiera Melissa. Él nunca te quiso, ni lo hará.- dije porque sabía que le dolería , sabía que no soportaba oír eso.

Le dolió, le dolió porque yo sabía que le dolía, porque su mirada expresaba odio, rencor y todos los sentimientos más negros hacia mi.

—Eres una maldita perra.- dijo para tratar de debilitarme. Pero no sería así, Melissa era una tonta si pensaba que eso me dolería, me lo había dicho tantas veces que para mi ya era costumbre.

Me daba risa.

—No sabes la risa que me provocas.- le dije mientras me alejaba de ella.

Era tan estúpida al pensar que Ian la quería de verdad.

—¿Quieres a Ian? ¿El te gusta Spencer?.- me grito Melissa desesperada.

Y en seguida encontré algo que sabía la mataría.

—Lo único que me gustaba de él eran sus besos, el podía hacerte sentir mujer en cuestión de segundos.- finalice.

Melissa se tumbó al suelo y comenzó a llorar.

—¿Por que me odias tanto Spencer? ¿Por qué te molesta verme feliz?- me pregunto mientras me miraba fijamente.

!Spencer! ¡Spencer!- escuché que gritaban y fue cuando abrí los ojos.

Estaba temblando.

—tranquila, todo fue un sueño.- me dijo Adam rodeandome la cintura.

Me aferre a él.

Por fortuna todo había sido producto de mi imaginación.

Melissa ni siquiera sabía sobre lo de Ian, sobre lo que había pasado entre nosotros y era mejor que por lo pronto no lo supiera.

Conocía perfectamente a Melissa, haría todo por verme derrumbada.

—¿Que te dijo tu madre?- me pregunto mientas me acariciaba el cabello.

—En un mes estaré devuelta en Rosewood.- dije mientras me cubría el rostro entre su pecho.

—Es muy poco tiempo.- dijo Adam alejándose de mi.

Entre más poco, mejor.

—Lo se, pero tengo que ir de vuelta a casa.

—No te vayas Spencer, por favor.- me pido Adam abrazandome con fuerza.

—Tengo que irme.- respondí.

—De acuerdo.-dijo cabizbajo.

Pensé por varios minutos las cosas y decidí no decirle nada a Adam sobre la casa a la que en dos semanas me iría, antes de que papa y mamá vinieran tenía que estar instalada allá.

Tal vez se lo diría cuando faltará menos tiempo.

Pero ahora eso no era lo que me preocupaba, sino Alex. Tenía tanto tiempo sin verlo.

—Spencer y a todo esto, ¿Volverás?- me pregunto Adam sacándome de mis pensamientos.

—Depende de lo que pase con Melissa.-dije levantándome de la cama.

—Casi no hablas sobre Melissa.- dijo levantándose también él de la cama.

—No hablo de nadie.- respondí cortante.

—¿Por qué?- preguntó.

La respuesta era fácil, no tenía nada interesante que contar sobre ellos.

Que quería que le dijera, que mi padre y mi madre sólo se concretaban en Melissa y que Melissa hacía de todas para hacerme la vida imposible.

No, era eso o mejor callarme.

—Por que simplemente no hay nada bueno que contar.- dije sin más, mirándolo fijamente deseando tener sus labios sobre los míos, necesitándolo tanto.

Aún que Alex estuviera metido en mi mente las 24 horas del día Adam seguía ahí, siempre ahí.

Heart Of StoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora