Capitulo 6. No te vayas.

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Habían pasado ya varias semanas, él trato de Adam hacia mi había cambiado mucho, pero no sabía si para bien o para mal.

Ya no podía salir de casa a menos de que él quisiera que fuéramos a algún lado. No podía tener trato con sus amigos, y tampoco podía trabajar.

Prácticamente era ahora él quien manejaba mi vida.

—Hoy no iré a trabajar.-dijo Adam entrando a mi habitación. Estaba sin camisa, yo sólo estaba recostada en la cama viendo las manecillas del reloj correr.

—Pues que bien.- dije cortante.

No estaba molesta, sólo que esto comenzaba a aburrirme.

—¿No te agrada la idea? Porque podemos hacer muchas cosas.- dijo acercándose a mi.

En seguida me levanté de la cama.

—No es eso.-respondí.

—Tengo planeado algo para esta noche, así que más vale que seas complaciente conmigo.- me ordeno, me dio un beso en los labios, dio media vuelta y se fue de la habitación.

Si pretendía que el y yo tuviéramos algo esta noche estaba muy equivocado. Yo aún era virgen y no sabía nada sobre ese tema.

Me metí a la ducha.

*****

Mientras bajaba las escaleras oí varias risas.

Adam estaba en la sala conversando con un chico.

Tenía miedo, ya que anteriores veces Adam me había advertido que no bajará a menos que él me lo pidiera.

—¿quien es ella?- dijo el chico que se encontraba con Adam.

Adam me miro serio.

Estaba enojado.

—Ella es mi novia.- dijo Adam.

Aquellas palabras habían causado cierto efecto en mi y en mis mejillas, no pude evitar sonrojarme.

Justo cuando iba a saludar al chico, Adam me sujeto de la mano arrastrandome hacia él.

—Debo irme, veo que tienen muchas cosas por hacer.- dijo el chico caminando hacia la salida.

Adam no me soltó para nada. Dejo que el chico se fuera, ni siquiera lo acompaño a la salida.

Lo único que se escucho fue el golpe donde la puerta se cerró.

—¿Por que te comportas tan extraño cuando hay chicos?-le pregunte para sacarme de dudas.

Él no dijo nada.

—Sólo quiero saber por que te pones así.- insistí.

—Porque ahora tu eres mía, y mientras lo seas nadie va a poder tocarte ni mucho menos mirarte.- dijo caminado hacia su habitación.— Quiero estar sólo.

Entro a su habitación y se encerró.

Siempre hacia eso. Siempre me evitaba cuando hablábamos sobre eso.

Pero el hecho de que él pensara que tenía algún poder sobre mi no le daba el derecho a prohibirme hablar con alguien.

Me senté en el sofá, encendí el televisor y me puse a ver mi programa favorito.

Debía comenzar a acostumbrarme a que me vida sería así.

Mientras veía mi programa pensaba en que hacia tanto tiempo metido ahí en su habitación.

Si yo que no trabajaba estaba todo el día aburrida, él que trabajaba debía frustrarse.

Paso una hora y el aún no salía de su habitación, así que me decidí a entrar.

Tal vez estaba texteando con alguna chica mientras yo estaba sentada viendo un programa de televisión.

Así que me decidí a entrar, abrí la puerta delicadamente.

Cuando entré y lo vi dormido en su cama no pude evitar acercarme a él.

Se veía tan perfecto, tan bueno (doble sentido)

Y fue cuando me di cuenta que realmente si lo quería, que aunque él fuera alguien frío y manipulador, lo que yo sentía por el iba a ser muy difícil de poder cambiar.

Le di un pequeño beso en los labios y di media vuelta.

Antes de que pudiera caminar su mano sujetó la mía.

—No te vayas, quédate conmigo esta noche.-dijo mirándome tiernamente.

Accedí.

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