Capítulo 10. Kiss

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Sentía que no estaba haciendo lo correcto, tal vez porque así era. No estaba haciendo lo correcto.

Aún y así, aún y después de analizar, continúe.

Conduje varias veces por el mismo lugar, la cafetería, baje la velocidad para ver si Alex se encontraba por ahí.

Ahí fue donde había conocido a Alex.

—Si sigues mirando mucho hacia la cafetería te estamparás con el roble.- escuche que dijo un voz bastante agradable. Era Alex.

Estaba recargado en una de las lámparas, mirando mientras yo aparcaba el auto.

Mire instantáneamente hacia un lado. Ahí estaba, sonriendo como siempre.

En seguida baje del auto y corrí a abrazarlo.

—¡Alex!- dije sosteniéndolo con fuerza.

—Spencer.- dijo suavemente rodeandome con mucha más fuerza.

Este momento fue el más perfecto para mi.

Luego de estar semanas sin verlo y estar así eran una de las mejores sensaciones que había sentido.

—Vine día tras día pensando que te volvería a encontrar por aquí.-dijo dejando de abrazarme y mirándome atento.

—Tenía que venir, recuerdo que prometiste mostrarme tu cocina, algo muy difícil de olvidar, por cierto.- añadí.

Ambos comenzamos a carcajear.

Cuanto había extrañado esto.

—Mi auto está a unas cuadras, ¿te parece bien si vamos ahora?

Tenía mucho tiempo. Si mal no recordaba las clases de piano finalizaban pasada de las 7:00 pm, aún no era temprano.

Asentí.

Aseguré las puertas de mi auto y camine detrás de Alex.

No podía asimilar tanta felicidad.

Cuando estaba con Alex todos los problemas desaparecían, todas las cosas malas de mi vida era como si no existieran.

Me gustaba estar con él. De hecho me encantaba estarlo.

—Este es mi auto.- dijo abriendo la puerta del copiloto para que yo subiera.

Muy bonito auto, un Audi del año.

—Gracias.- respondí subiendo al auto.

Luego de varios segundos él subió.

Encendió el auto y arranco a velocidad media.

Durante el camino no había hecho otra cosa que no fuera reír, pero luego de unos minutos todo se tensó.

—Sabes Spencer, eres la primer chica que se sienta a lado mío mientras conduzco.- dijo tiernamente.

No podía creer lo que acababa de decir.

Alguien tan guapo, tan atento, caballeroso no salía con ninguna chica.

Me alegré.

—¿No sales con nadie, Alex?- pregunte desconcertada, confundida.

—¿No, y tu Spencer?- pregunto atento.

—¿Este es el restaurante donde trabajas?- pregunte para salirme del tema, el hecho de que me invitara a comer había sido un buen pretexto.

Por lo pronto era mejor que Alex no supiera nada sobre Adam.

No hasta aclarar lo que verdaderamente sentía.

—Si.- respondió sonriendo.

Si sigue sonriendo de esa manera juro que no resistiré.

El restaurante en el que Alex trabajaba por las tardes era muy lujoso.

Bajamos del auto y entramos por la puerta trasera, yo sólo lo seguí.

Cuando entré y vi todo perfectamente limpio supe que este era un muy buen lugar para comer.

—Hola Alex.- dijo un señor de unos 50 o 60 años.

—Que tal Marco.- respondió Alex.

—El es mi jefe.- me dijo Alex presentándome con él y poniéndose un mandil.

—Hola.- respondí alzando la mano y mostrando una sonrisa.

—No te quiero así en mi cocina.- me dijo grotescamente.—Toma, ponte esto.- dijo dándome un red para sujetar mi cabello.

—Oh... sí.- dije y en seguida recogí mi cabello, me acerque hacia el lavabo y abrí el grifo para lavarme las manos.

Marco dejo un paquete y un mandil sobre la barra y se fue.

—¿No se quedara?- pregunte al escuchar el sonido que causa un auto al encenderse.

—No, ya se término el horario de trabajo.-dijo Alex.

Así que sólo estábamos él y yo.

—Te vez hermosa con esa red en tu cabeza.- Alex dijo burlón.

En seguida la desprendí de mi cabeza.

Encendió la estufa, cogió un sartén del almacén y los puso sobre la mecha.

Comenzó a cortar varias verduras.

—Yo te ayudo.- dije mientras tocaba su mano suavemente para tomar el cuchillo que se encontraba entrelazado entre sus manos.

La mirada de Alex se concentró en mi.

Comencé a cortar las verduras justo como él lo había hecho. Alex no dejaba de mirarme.

Camine hacia las estufa, puse las verduras sobre el sartén y luego de esto comencé a menearlas. Al igual que él no deje de mirarlo ni un sólo segundo.

De pronto sentí la mano de Alex tras de mi, esta recorrió mi cintura suavemente, luego mi brazo y así hasta llegar a mi hombro.

Me gire despacio para evitar que dejara de hacerlo y lo mire.

Él se giró haciendo que ambos quedáramos frente a frente.

Alex se acercaba cada vez más hacía mis labios. Comenzó a hacer varios movimientos sobre estos, moviendo de un lado hacia otro sus labios haciendo que rozaran con los míos, después se pego más hacia mi.

Alex me estaba besando y yo no lo había parado. Deje que continuara.

Luego de varios segundos me alejé.

Ambos sonreímos sin poder creerlo.

Nos habíamos besado.

—Ya es tarde, tengo que irme.- dije caminando hacia la salida.

—¡Spens!- dijo Alex tras de mi.—¿Sucede algo?

—Necesito ir de vuelta a casa.- dije seria.

—De acuerdo, te llevare de vuelta.
Se quitó el mandil, tomó las llaves de su auto, y corrió a abrirme la puerta.

Subí en seguida, luego subió él.

—Spencer ¿te sucede algo? Estas muy nerviosa.- me pregunto Alex.

—No.- dije cortante.

Encendió el auto y arrancó.

*****

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