Capítulo 21

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Narra _____ :

Por fin acabé en la oficina... lo peor fue la reunión con Ian, odio como me come con los ojos, pareciera que fuera un dulce y él tuviera mucha hambre, lo odio... pero al ser la jefa no me queda de otra que tratar con él...

¡Quien dice que ser jefe de algo es tenerlo todo tirado se equivoca muchísimo!

Llegué a casa... -¡por fin!- después de ducharme y ponerme algo cómodo me tiré en el sofá, encendí la tele y me puse a zappear.

-Nada interesante -dije apagando la tele... como siempre. Nunca hay nada interesante en la tele, por lo menos a esta hora, que casualmente es la hora en la que puedo llegar a casa...

Encima hacía calor, llegaba el verano y era insoportable estar, para colmo, el aire acondicionado se había roto... y él técnico no llegaba nunca.

Me dirigí a la nevera.

-Algo refrescante -supliqué.

En la parte de arriba... nada. Y en la de abajo, aunque había helados no me apetecía... así que me decidí por un hielo.

Cogí la cubitera, y saqué varios hielos de ella, los metí dentro de un vaso, y me senté en el taburete de la cocina.

Empecé a jugar con el primer hielo, los dedos se me congelaban al igual que los labios, pero por lo menos refrescaba, y a decir verdad me lo empezaba a pasar bien, luchando por no mojarme entera, cuando se acabó cogí el siguiente, primero sorbí el agua que se había derretido, probé a frotarme el hielo por los labios, y el agua acabo recorriéndome el cuello, rápidamente me lo sequé con la mano, hice lo mismo y me volvió a pasar lo mismo...

-¡Estate quieta! -me di tal susto, pegué tal brinco que casi me caigo del taburete. Pero por suerte, Dylan me sujeto.

-Me asustaste imbécil -fue lo primero que le dije. Esta bien, no era una buena bienvenida, pero me había asustado. Él me sonrió, y yo me quedé desconcertada.

-Es que te iba a secar el agua... -dijo con voz seductora, obviamente lo pensaba secar... y si él no me hubiera asustado, ahora no se me habrían metido las gotas entre las tetas...

-Obviamente -fue mi respuesta. No se que tiene, ni como lo hace, pero tiene el poder de hacer que mis pensamientos huyan...

-Es que... -empezó a decir, tragué saliva- si te secas... no puedo hacer esto -dijo pasando la lengua por mis labios, mi respiración comenzó a ser entrecortada- ni esto -continuó, y pasó la lengua por donde el agua había pasado...

-Dylan... -susurré. De repente tuve mucho más calor, mis pensamientos eran extraños, bueno, eran eróticos: Dylan y yo en la cama... haciendo muchas cosas...

Él me dedicó una sonrisa, y cogió otro hielo del vaso, me giró y se puso frente a mí.

-Abre los labios -me dijo, la verdad no me lo pensé, entre abrí los labios, y él pasó el hielo, y luego la lengua, de mi garganta se escapó un gemido. Él se separó y se metió el hielo en la boca, lo tenía entre los labios, y comenzó a quitarse la ropa, la chaqueta cayó en el sofá junto a la corbata, después la camisa los siguió y un poco más tarde los pantalones, Dylan estaba en calzoncillos y calcetines, me dieron ganas de reírme, se veía gracioso, pero antes de que me diera cuenta, me comenzó a quitar la camiseta y mis pantaloncitos...

-Pero que...

-Shh -siseó- Me acabo de dar cuenta de que me encanta el hielo -dijo con una sonrisa que hizo que mi corazón se acelerara- Ahora estamos en igualdad -añadió, refiriéndose a la ropa- Bueno no... tu tienes algo más -y echó las manos a mi espalda para desabrocharme el sujetador- Ahora estamos igual.

-Dylan-susurré. Me sentía tan excitada que todo me daba igual, tanto el echo de estar semidesnuda -solo por las bragas me libraba- en la cocina, como el que estuviera la ventana abierta...- ¡La ventana! -grité, esta bien, eso no me daba igual, ahora se asoma el morborso de nuestro vecino y nos ve en plena acción... no, esa idea no me gustaba- Dylan...

-¿Qué? -preguntó él.

-La ventana... -murmuré- está abierta, nos pueden ver...

-Uhm... así verían la suerte que tengo.

-Dylan...

-Esta bien, esta bien, ya la cierro, pero tu vienes conmigo.

-¿Qué?

Dylan me cargó en sus brazos, le rodeé la cintura con las piernas, y me agarré a sus hombros.

-Veo que ahora entiendes.

Le sonreí. Dylan bajó la persiana. Se acercó de nuevo a la encimera de la cocina y cogió el vaso...

-Uhm... nos hemos quedado sin hielo -se quejó. Entonces abrió el frigorífico y rellenó el vaso con mas cubitos de hielo- me estás matando _____, estás tan mojada... me estás mojando la barriga y me estoy volviendo loco -me confesó.

-Pues no se que esperas para llevarme a la cama -le espeté, la verdad yo también me estaba volviendo loca, sentía la punta de la beep de Dylan contra mi... lo quería dentro...

-Ya voy tesoro... pero no tengas prisa, antes voy a beber de ti...

-Oh... -fue el único sonido que se escapó de mi garganta. Iba a beber de mí...

-Abre la boca -me dijo. Lo hice, enseguida colocó un cubito de hielo entre mis labios, lo sujeté con los dientes, y enseguida el abrió la boca y se metió la otra mitad en la suya... El hielo se estaba fundiendo en nuestros labios, las gotas de agua recorrían nuestros cuellos y seguía bajando. La excitación iba ascendiendo, poco a poco el cubito de hielo fue achicándose y cupo en uno de nuestras bocas, Dylan me hizo abrió la boca con la lengua y buscó el cubito de hielo, jugamos con él, pasándonoslo, saboreándonos, hasta que se fundió.

Sexo con mi mejor amigo ( Dylan O'brien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora