I don't like boys like you - Jimin

Capítulo 3

Ya es de noche y me encuentro tirada en el sofá del comedor. Mamá está arreglando algunos asuntos con su jefe por el teléfono y Tae se está dando una ducha. No logro recordar noche más aburrida que la actual. Mientras divago sobre temas irrelevantes se me ocurre una genial idea, que puede no ser tan buena pero en la situación actual es lo mejor que puedo hacer. Entró en Cyworld y busco Jung Hoseok. Como es habitual en Corea debido a la poca variedad de apellidos encuentro a varios chicos con el mismo nombre. Bajo la página hasta encontrar a mi compañero. Su foto de perfil es realmente adorable: él haciendo aegyo y Jimin pasándole el brazo por los hombros, sonriendo también. No puedo evitar que esa sonrisa se me contagie y le envío la solicitud de amistad. Entro a la lista de sus amistades y les envío solicitudes a todos los perfiles que conozco del instituto. A todos pero... Allí aparece Park Jimin con una foto digna de una sesión profesional. Dudo si enviársela o no, sería bastante incómodo.

-Hey hermanita, ¿es táctil?-dice Tae mientras toca frenéticamente la pantalla de mi móvil.

-De veras que estoy harta de esta broma, ¿te has parado a pensar que si la haces quince veces al día pierde la gracia, si es que la tuvo alguna vez?- digo molesta intentando intimidarle con la mirada, acto que no resulta como debería.

-Alguien aquí tuvo un mal día- canturrea mientras se va dando saltitos cual florecilla silvestre hasta su habitación.

Cuando vuelvo la mirada a la pantalla de mi móvil veo que Tae ha pulsado el botón para enviarle la solicitud a Jimin. Con mi corazón latiendo lo que viene a ser exageradamente rápido intento cancelar la solicitud, pero me tiembla demasiado el pulso. Para cuando consigo darle ya me ha llegado la notificación que me indica que Jimin ha aceptado la solicitud. Me levanto indignada del sofá y pronunciando quien sabe que rito satánico hacia mi hermano me dirijo hasta su puerta. La golpeo varias veces cada vez más fuerte hasta que se abre desde el otro lado.

-Kim Taehyung, eres de lo peor.

Le dejo allí plantado, con cara de no entender nada y me voy a mi habitación. Decido irme a dormir, no sin antes haber preparado la mochila del día siguiente. Busco por toda la estancia el cargador del móvil y como siempre lo encuentro tirado por el suelo. Al conectarlo a la corriente se enciende la pantalla, mostrándome un mensaje de Jimin: "Buenas noches, veo que piensas en mí a todas horas". Le respondo con un simple: "No creas, es más bien que tengo un hermano bastante torpe". Seguidamente apago el móvil y trato de dormir, pero la imagen de Jimin con Hobi sigue rondando en mi cabeza.

Me despierto en el instante que mi hermano abre la ventana de mi habitación y me quita las sábanas de encima. Creo que mi mirada lo dice todo porque de inmediato empieza a hablar.

-¿Estás bien? Llevas un rato gritando- dice preocupado.

-Yo... tuve una pesadilla- digo sin querer indagar más en el tema.

-¿Quieres hablar? Desde que llegamos han sucedido muchas cosas y no las has querido compartir conmigo. Estoy preocupado por ti- le observo sin decir nada, ¿podría tener un mejor hermano mayor?

-Tae yo... Estoy preocupada por Hobi pero para ser sinceros también lo estoy por mí misma. Hoseok ya me avisó, me dijo que si seguía a su lado acabaria como él. No quiero ser egoísta y dejarle solo yo también pero tengo miedo. Ellos aún no saben que papá le puso los cuernos a mamá, seguro que no nos trataran igual cuando se enteren. No sé, son tantas cosas las que podrían pasar.

-Tienes razón Alice, nunca se sabe lo que nos deparará el futuro pero si puedes saber que tu hermano estará siempre a tu lado, ¿vale?- dice mientras me abraza cálidamente.

-Gracias, Tae- digo flojito, casi avergonzada de mi actitud de niña pequeña.- Te quiero.

-Yo también hermanita. Ahora a dormir o mañana no te podrás levantar de esa cama. Buenas noches.-dice mientras se va, dedicándome una sonrisa.

Tras la visita de Taehyung logro dormir todo lo que queda de noche del tirón. Él siempre tuvo la capacidad de reconfortarme hasta en los peores momentos, de guiarme y aconsejarme. Gracias a él soy quien soy.