Camino hacia el infierno... eso era lo que parecía, yo estaba apoyado en el respaldo de la silla de un autobús. Estaba sentado, pero no en un autobús corriente. Era un autobús que no iba a la escuela, sino a una cárcel. O como me dijeron mis propios padres, « centro de menores ». Pero me advirtieron que este era más peligroso.
El autobús estaba sucio, había unas 10 personas en él. Palomitas, chicles, pañuelos ocupaban rincones y el suelo del vehículo. Era un poco incómodo. Yo estaba vestido de una manera normal, vaqueros, sudadera, deportivas. Pero la gente que estaba allí estaba llena de tatuajes, mangas cortadas, se golpeaban contra las ventanas...
Veía que el autobús se iba por un camino de campo, alejándose de la carretera...
Los muros de ese sitio se hacían mas grandes, por cuanto mas avanzaba.
Los edificios estaban sucios y con grietas.
Nada mas entrar vi la cantidad de seguridad que había. Cámaras, guardias...
Sentía miles de ojos en mi nuca, y cuando se detuvieron las ruedas del vehículo... se me heló la sangre, no por estar encerrado aquí, sino porque no sabía con que engendros me iba a encontrar ahí. Pero algo que me llamo mucho la atención fue que cuando el autobús se detuvo, los jóvenes se levantaron segundos después, dirigiéndose hacía la puerta de salida. Como si hubiesen estado aquí unas cuantas veces... yo diría que si estuvieron en este lugar hace ya tiempo porque sus caras de amargura demuestra los recuerdos tormentosos que les llega, de este lugar.
Al abrir las puertas todos salieron, yo salí un poco mas tarde, ya que tenía terror en la mirada, odio lo desconocido, y ahí tenía mucho miedo. Salí con la cabeza agachada y con ganas de irme de ahí... Cuando vieron los guardias que estábamos todos, en fila nos dirigimos hacía el edificio principal, el más grande de todos. Y estando bajo presión, ya que, las escopetas de los guardias, alguna vez nos apuntaba si veían algún movimiento agresivo. Pasamos por el patio de la cárcel... vi de todo, desde personas pegando una brutal paliza a un chico, grupo de personas fumando, haciendo pesas, e incluso oí unos gritos de sufrimiento y de dolor. Intente pensar en cosas bonitas de la vida, pero ahí es imposible. Al llegar al edificio principal, pasamos por un detector de metales, nos miraron hasta el último rincón para ver si escondíamos algo y pusimos en bandejas cosas personales o íntimas como colgantes, pendientes, móviles, navajas...
Yo solo deposite mi móvil y mi cruz cristiana. Al dejar la cruz, la señora que observaba que dejásemos todo, me miro riendo. Y me dijo: « cuando salgas de este infierno, no la necesitaras mas ».
Me asustó, y después de eso mi mirada de terror fue a peor. Y los guardias de antes, nos indicaron donde estaban nuestras celdas, me dijo el hombre que me acompaño, tanto los horarios para comer, que tengo un compañero de celda y las normas básicas del lugar, pero sobretodo, me dijo que como me intente escapar, las consecuencias serían fatales. Mudo me quede, y al fin. Llegue a mi celda, me dio mi mono de cárcel y me deseo suerte... la celda era la numero 66.
Me extrañaron sus palabras ya que no veía un compañero de celda, lo que vi era simplemente, unas paredes mugrientas, un váter maloliente, una litera, y sobretodo, mucha oscuridad. Hasta que me pegue de los mayores sustos de mi vida.
-Bueno, bueno, bueno... carne fresa en este infierno... jaja...- hablo una voz extraña entre la oscuridad (venia de la litera de arriba).
-¿¡QUE?! ¿!Quien eres tu!?- grite aterrado.
-shh, calmate novato. No necesitas saber aun ni mi nombre ni mi cara, no se si eres digno de eso... y dime , ¿Qué delito has cometido para estar aquí?- él dijo con mucha calma.
-No lo se bien del todo... pero me vienen recuerdos de cuchillos y sangre... un hombre tirado en el suelo, sobre un lago de sangre...quizás...-dije con temor a que se asustará de mi.
-¿Asesinato? Wow, no esta nada mal para un chico nuevo. Esta bien, tienes mis respetos novato. Dejame espacio para q baje .- dijo confiado ese desconocido.
Bajo de la cama de un salto, tenia el mono con roturas y era una persona con el pelo oscuro pero no mucho, parecido al castaño y con ojos verdes. Y me dijo: Bienvenido a... este «centro de menores», mi nombre es Mike, vine aquí por motivos apenas importantes, asesinato, intento de suicido y bueno... alguna violación que otra jajajaja.
Eche un paso atrás, con un cierto temblor en las rodillas y le conteste tartamudo: ho... hola... me... llamo... Liu...
Me empezó a hablar sobre las cosas y se le notaba mas loco por cuanto mas hablaba. Se subía su tono y se le notaba que este sitio afectó a su mente. Terminando su ultima frase con un grito: BIENVENIDO A ESTE JODIDO INFIERNO JAJAJA.
Bueno... y así empiezo todo.
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Locura Encarcelada
AdventureUn joven que es encarcelado por razones que desconoce y junto a su compañero de celda (un auténtico problemático), y junto a una muchacha, deben salir de la cárcel y resolver un misterio