Capítulo 8: Vamos a reunirnos

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A la mañana siguiente, Mike se levanto con muchas energías, estuvo esperando ansioso en las puertas de las celdas para que les abrieran, me dijo que me levantara, esta claro que le pregunte el porque de esos ánimos y me dijo que tu estomago estaba gruñendo, me levante con él y al abrirnos las puertas nos pusimos las manos en la nuca como siempre y nos fuimos al comedor.
Ya teniendo la bandeja enfrente nuestra, estuvimos hablando con Laura respecto a los que nos sucedió, abría cada vez mas los ojos y la boca por cada noticia que la decíamos, y le contamos nuestro plan para sacar a Rubén y para salir de aquí.
Y Laura nos respondía con retraso porque estaba alucinada por nuestras palabras y nos preguntaba cualquier cosa.
Laura al parecer no quería colaborar ya que decía que era muy peligroso, pero Mike se le notaba en la mirada que contra mas peligro, más se divertía él y no podía aguantar mas entre esas cuatro paredes.
Al terminar de comer se fue a la celda conmigo pero no se fue a hablar sino a descansar, no se que estaría haciendo durmiendo si no es manipulando algo. Aunque tenia una hipótesis, estaba maquinando el plan en vez de dormir, supongo que estará viendo razones para convencer a Laura o cosas para reducir la posibilidad de que nos pillen.
Al caer la noche, el viento acariciaba nuestras rejas y sabia que Mike en ningún momento había dormido, él me despertó a media noche, moviendo mi hombro mientras permanecía en silencio.
Cogió las llaves de debajo de mi colchón y abrió la puerta tan ruidosa que era ella, muy lentamente para no hacer ruido, no paso nada raro, después, ambos de puntillas nos dirigimos a la zona de «limpieza » donde encontramos esas escaleras a las que se refería Rubén, al verlas nos entro un poco de miedo pero Mike fue el primero en bajar allí, por cada metro que bajábamos esa inmensa escalera oíamos sonidos mas raros y mas perturbadores, eran ruidos silencioso y por cuanto mas nos acercábamos diferenciamos a que eran sonidos de quejas y lamentos, como si torturaran a alguien. Al bajar las escaleras nos detuvimos de inmediato al oír la conversación de un par de guardias, tuvimos suerte que si no, nos hubiesen pillado.
Después se fueron los guardias y vimos ese pasillo nuevo.
Oficialmente estábamos bajo tierra, había luces en el techo y estaba el suelo lleno de barro y fango, había unos cubos de basura y mesas con multitud de herramientas de tortura y al otro lado de la pared estaban unas celdas no muy cómodas la verdad, y después de verlas, me apetecía estar en las nuestras.
Oímos de nuevo a los guardias y le dije rápido a Mike que nos escondiéramos en los cubos, había tres y nos escondimos uno en cada uno. Cerrando la tapa para que no nos detecten.
Pasaron los guardias despreocupados y se fueron a la zona de la cárcel.
Ya estábamos solos ahí abajo.

Locura EncarceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora