26. Malentendido

24 0 0
                                    

Narra Oliver

~6 de octubre de 2012, 13:04~

—Vámonos —le ordené a Travis, arrastrándolo hacia el interior del edificio.

—¿Qué pasa? —me preguntó alarmado.

—Nada —me limité a responder sin dejar de arrastrarlo.

—Oliver, no empieces —me pidió con cierto mosqueo.

—Solo te he dicho que teníamos que irnos —destaqué con la intención de darle a entender que aún no había hecho nada.

—¿Y por qué? —preguntó, deteniéndose.

—Pues porque no quiero quedarme, no tengo que darte más explicaciones —respondí, soltándolo y dirigiéndome hacia el exterior.

—Oliver, no pienso moverme de aquí como te pongas en ese plan —dijo completamente serio.

—Tú verás lo que haces, pero si luego intentan matarte no es mi culpa —comenté en un susurro, aunque se podría oír perfectamente. No sería tan raro que Campbell se lo cargase, siempre ha sido un puñetero celoso.

—He oído que sigues metido en el negocio.

Me giré para mirarlo y ahí estaba, de pie con su traje negro y su arrogancia. Menudo narcisista está hecho.

—Eso no es asunto tuyo —me limité a decir con actitud de pocos amigos.

—Me tomaré tu respuesta como una confirmación, ¿lo sabe tu nuevo novio? —preguntó, esbozando una sonrisa de medio lado.

—No, porque no sigo metido en esos asuntos —dije, mirándolo fijamente.

Él soltó una breve carcajada sin apartar la vista, y llegó un momento en el que tuve que apartarla yo.

—No voy a perder mi tiempo contigo, tengo mejores cosas que hacer —lo interrumpí dispuesto a irme.

—Ya lo suponía, pero me ha costado mucho encontrarte y no voy a dejar que te vayas tan fácilmente —dijo, agarrándome del brazo y poniéndome contra la pared.

—Parece mentira que te atrevas a decirme eso después de haber enviado a Cobra a matarme, dos veces —le eché en cara, tratando de apartarlo.

—¿Y qué querías que hiciera? Estuviste en mi casa, mejor no te recuerdo en qué habitación en especial, lo sabes todo sobre mí, mis puntos débiles y mis puntos fuertes, dónde llevo a cabo mis negocios... Nos abandonaste y no me puedo arriesgar a que esa información salga a la luz —me aclaró sin retroceder, de hecho se acercó más a mí.

—¿Y no crees que si quisiese darle toda esa información a la policía ya lo habría hecho? —pregunté incómodo.

—Esa excusa no convencerá a los demás. Y si no te mato yo, lo harán ellos —respondió, agarrándome con ambas manos.

—Suéltame —ordené al percatarme de que esta conversación no llevaba a ninguna parte.

—Mmm... no quiero —respondió acompañado de una sonrisa un tanto perversa.

—¿Oliver, estás ahí? —La voz de Travis interrumpió nuestra conversación, se estaba acercando.

—Te he dicho que me sueltes —volví a ordenarle a Campbell, poniéndome más nervioso de lo que ya estaba.

Él debió de notarlo, porque soltó otra risotada de las suyas y se me echó encima, prácticamente. Apoyó mis dos brazos contra la pared, sujetándome de las muñecas con sus manos, y me besó.

Traté de soltarme cada vez más desesperado, Travis se acercaba y ese hijo de puta no me soltaba.

—Oliver, ¿qué estás haciendo? —me preguntó con la voz temblorosa. Entonces, Campbell se separó y me soltó, sonriendo con toda la maldad posible.

Mi protegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora