14. Un sueño

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Narra Hunter

~21 de septiembre de 2012, 9:30~

Me desperté en la habitación que Lina me había dejado en la casa, me levanté con el alma en los pies me vestí con un traje gris, camisa blanca y zapatos negros, y bajé a la entrada a desayunar.

—Buenos días, Hunter, me han llamado del hospital para decirme que Oliver ya está mucho mejor —me saludó ella, llenando mi cerebro de información contradictoria.

Pero... ¿no había muerto?

—Pero ¿qué dices mujer? Es imposible que Oliver haya mejorado, hace cinco días que se murió —le aclaré completamente convencido.

—¿De qué estás hablando, Hunter? Si hace cinco días estaba en una rueda de prensa —me respondió ella, mirándome extrañada.

Espera un momento... ¿hoy no es 26? Fui a coger el móvil para mirar la fecha, 21 de septiembre.

—Entonces... todo ha sido un sueño... —susurré, frotándome la cara con ambas manos.

Después de desayunar, fuimos al hospital a ver a Oliver. Cuando llegamos, su médico nos recibió y nos guio hacia la habitación.

—Se acaba de despertar —nos anunció, abriendo la puerta.

—¿Cómo dice? —preguntó Lina, tratando de asegurarse de que había oído bien.

Yo, por mi parte, me asomé a la puerta para cerciorarme de que nos decía la verdad. Ahí estaba, con los ojos abiertos y mirando su desayuno con pocas ganas.

—Me alegra ver que te has despertado —le dije, entrando en la habitación.

No sé qué me dijo, porque la pobre de Lina entró al instante dando gritos de alegría.

—Quedaros con él, yo avisaré a los del Raimon —me dijo el médico, esbozando una sonrisa.

Yo asentí y me acerqué a él.

Narra Travis

Recibimos una llamada de hospital. Cuando Veteran me lo dijo, pensé que Oliver había muerto y que tenían que comunicárnoslo, pero no fue así.

—Chicos, acaban de llamar del hospital —anuncié, adentrándome en el comedor, donde, de repente, se hizo el silencio —, Oliver se ha despertado.

Automáticamente, todos se acabaron el desayuno y subieron a todo correr a vestirse. Cuando terminaron, salimos del instituto en la caravana Inazuma y nos fuimos al hospital. Allí nos recibió Hunter, con una sonrisa de oreja a oreja, y nos acompañó hasta la habitación de Oliver.

—Es una pena que vaya a tener que irme, pero mejor que sea porque se ha despertado —me dijo con las manos dentro de los bolsillos.

De tres en tres fueron entrando a la habitación de Oliver a saludarlo, abrazarlo y echarle la bronca por darnos un susto así.

—No he tenido la oportunidad de preguntarle cómo acabó con un disparo, pero dudo que nos vaya a decir lo que sucedió —me advirtió Hunter, antes de dejarme entrar.

Narra Oliver

Cuando me desperté, me trajeron el desayuno, no tengo hambre, y Lina apareció para aplastarme hasta las ideas, es decir, que me dio un abrazo. Luego entró Hunter, no sabía que estaba aquí, y también me abrazó, pero no me convirtió en un churro.

Unos veinte minutos después, llegaron los del Inazuma Japón, a todos les repetí la misma historia: estoy como una rosa, no os preocupéis por mí. El último en entrar fue Travis, y entró solo.

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